La semana pasada se publicó un video de la activista Saskia Niño de Rivera, vocera de Reinserta, en la que entrevista a Héctor Eduardo Jiménez, conocido como “El Bart”, un sicario que disparó en contra del periodista Ciro Gómez Leyva el pasado 15 de diciembre de 2022.
A raíz de esta y otras entrevistas que Saskia hace a personas en prisión y que difunde en su podcast Penitencias, se ha abierto un debate en redes sociales en donde señala por un lado, que este tipo de contenido crea la narrativa de que la violencia es un espectáculo, banalizando la gravedad de las declaraciones de los victimarios. Por otra parte, hay quienes defienden que estas entrevistas ayudan a visibilizar la situación de las personas que se encuentran privadas de su libertad.
Entre sus entrevistas más populares que se difunden en su canal de Youtube, con más de 768 mil suscriptores, destaca contenido con títulos como “Mi mamá me dio la vida, y ella misma me la quitó Episodio 5 Mayra” o “Carlos: Solo maté a mi novia y a su hijo, pero yo quería llegar a tener más cuerpos, a matar más”.
Reinserta es una organización que nació en 2013 y busca la atención y protección para niñas, niños y adolescentes en contacto con la violencia en México.
En las entrevistas, sus testimonios comparten en muchas ocasiones los detalles de los crímenes que cometieron, lo cual podría resultar revictimizante para las víctimas de estos delitos.
La revictimización es cuando la víctima denuncia el abuso que ha vivido y las autoridades ejercen violencia contra ella, esta violencia puede darse de manera activa (actitudes y comportamientos agresivos), o pasiva (omisión de funciones, pérdida de documentos, etc.).
Sin embargo, también puede ser ejercida por distintas personas o instituciones como policías, jueces, peritos, criminólogos, funcionarios públicos, médicos y por los medios de comunicación, entre otros.
Ya en el pasado se le había criticado por el caso nombrado mediáticamente como “La Niña de las Calcetitas Rojas”. El 26 de septiembre de 2023, realizó el episodio “Pichardo", del podcast llamado Penitencia, en el que entrevista a Yadira Medina Pichardo, condenada a 88 años de prisión por ser cómplice en el feminicidio de su hija de 5 años.
A lo que ella respondió, en entrevistas que ha dado para medios, que en su podcast "No se busca revictimizar bajo ninguna circunstancia" y que censuran los nombres de las víctimas, de los menores de edad, además, no dan apellidos y tienen reglamentos para enfocarse solo en la historia.
Por otro lado, Lorena Gutiérrez Rangel, madre de Fátima Varinia Quintana Gutiérrez, víctima de feminicidio el 5 de febrero de 2015, denunció en 2022 sentirse revictimizada por Niño de Rivera debido a la inclusión del caso de su hija en su libro "Maldita entre todas las mujeres", en la que se narra varios casos de feminicidios y en el que le dio voz a los feminicidas.
¿Visibilización o morbo?
“¿Para qué le dan voz al victimario?” se cuestiona, Corina del Carmen Arriola Romero, comunicóloga feminista, quien ha trabajado en la promoción de derechos humanos de las personas privadas de su libertad, en entrevista con La Cadera de Eva.
Aunque la información se obtiene a partir de testimonios, es vital cuestionarse el contenido de la entrevista y cómo se presenta la información, principalmente en temas que tienen que ver con violencia de género o cualquier otro tipo de violencia estructural.
Corina Arriola menciona que para evitar este tipo de situaciones en los casos de feminicidio, por ejemplo, donde se puede revictimizar a las víctimas, “se debe de contextualizar los delitos no como casos individuales o aislados y enfocarse en que es una violencia estructural y sistemática”.
“El feminicidio es un fenómeno social con causas estructurales y sistemáticas que facultan, e incluso legitiman la violencia contra las mujeres. Darle voz al feminicida para que explique su motivación e historia de vida, frecuentemente invisibiliza estas causas estructurales”, puntualiza Arriola.
Además, al entrevistar o narrar se debe poner atención en “no hacer ver cómo una víctima al victimario”, dice Arriola.
Y recalca que “el foco de la noticia, tendría que estar la víctima y sus derechos, contextualizar este tipo de violencia, informar sobre el sistema de justicia y sus procesos, y otros temas más relevantes”.
Casos de morbo y revictimización
A finales del mes de abril, la conductora Mariana Ochoa presentó el caso del feminicida serial de Iztacalco como nota de entretenimiento en una emisión en vivo del programa “Sale el sol”.
Distintas organizaciones feministas visibilizaron la falta de perspectiva de género al informar del acontecimiento y señalaron que la conductora prioriza el espectáculo y el morbo al momento de comunicar los casos de violencia de género dañando la dignidad e integridad de las personas involucradas, dejando de lado la crisis por la violencia feminicida que se vive en el país.
Otro caso que deja en evidencia la revictimización que algunos medios aún manejan al momento de abordar temas de violencia de género, como fue el caso del "pianista" prodigio, como lo llamaron algunos medios de comunicación. Sandra tenía solo 17 años cuando Javier “N” le quitó la vida en Tlatelolco en junio de 2013, para después darse a la fuga por más de un año, hasta que finalmente fue capturado en julio de 2014.
En este caso particular hubo varios titulares como “Juez condena a 50 años de prisión a estudiante modelo que descuartizó a jovencita en Tlatelolco” o “Aprehenden a genio matemático acusado de matar y descuartizar a mujer”, que enfocaron en desarrollar una narrativa en la que colocaban al victimario como una persona “modelo”.
Arriola comenta de un medio en particular que se enfocó en crear “la empatía con el feminicida”, argumentando que había asesinado a una joven sin importancia, "mientras él tenía un futuro prometedor que no debía ser truncado por un "error" que cometió”.
Actualmente, ese texto ya no se encuentra en Internet; sin embargo, aunque en esta nota solo hemos puesto dos ejemplos, la realidad es que algunos medios de comunicación tanto nacionales como locales siguen generando contenido que vulnera la integridad de las víctimas.
Por eso es que las colectivas feministas apelan a que existan leyes que protejan a las víctimas de violencia de género. La ley Ingrid fue resultado de esta lucha. Es un decreto para sancionar a quienes difundan material audiovisual o fotográfico de víctimas, estableciendo penas de cuatro a ocho años de cárcel y multas considerables.
Esto es a raíz del caso de feminicidio de Ingrid Escamilla, ocurrido el 9 de febrero de 2020, quien fue revictimizada por los medios de comunicación al mostrar imágenes explícitas de su asesinato, vulnerando no solo la privacidad, dignidad y sus derechos, sino también la de sus familiares.
Alternativas ante estas narrativas
Al abordar casos de violencia tanto los medios de comunicación como las y los periodistas deben apelar a la ética profesional al momento de entrevistar a victimarios para no caer en la revictimización.
Arriola recomienda que en casos de feminicidios es necesario “no perder el foco de la noticia: la víctima, sus derechos y proyecto de vida, sistema de justicia y el feminicidio como la violencia más grave contra las mujeres y como problemática social con causas estructurales”.