La Catrina es uno de los símbolos más queridos del Día de Muertos en México. Cada año, miles de mujeres se maquillan como ella, celebrando la vida en diálogo con la muerte. Sin embargo, aunque hoy la veamos como un ícono orgullosamente mexicano, su origen está profundamente marcado por el clasismo y el racismo.

¿Cómo nació La Catrina?

A finales del siglo XIX, el ilustrador mexicano José Guadalupe Posada creó la imagen que hoy conocemos como el origen de La Catrina: “La Calavera Garbancera”. El término "garbancera" se usaba en aquel tiempo como un insulto para referirse a personas indígenas que buscaban aparentar ser europeas, cambiando el maíz (símbolo de la alimentación y raíz indígena) por el garbanzo, asociado con la élite porfiriana.

La figura original no llevaba vestidos elegantes. Era solo una calavera “en los huesos, pero con sombrero francés”, un símbolo directo de burla. El mensaje de Posadas era: aunque aparentes pertenecer a la clase alta, la muerte revela tu “verdadera” condición.

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Pero esta crítica no era una sátira social inocente, ni estaba dirigida hacia los sectores poderosos. Según la organización Racismo MX, su objetivo fueron personas indígenas recién ascendidas económicamente, especialmente mujeres trabajadoras del hogar que aspiraban a vestirse como las mujeres blancas de la clase alta.

Es decir: no se ridiculizaba el privilegio, sino el intento de escapar de la marginación. Y aquí está el punto clave que Racismo MX recuerda que:

“Las personas indígenas buscaban mestizarse no porque rechazaran sus raíces, sino por la presión de un país que promovía el ‘mestizaje’ y el blanqueamiento, y penalizaba a quienes decidían seguir siendo indígenas".

Es decir, quienes intentaban ascender socialmente no estaban traicionando su cultura, estaban respondiendo a un país donde lo indígena era considerado “inferior”; la movilidad económica exigía blanquear la apariencia y la identidad y ser aceptada como “ciudadana moderna” significaba renunciar a lo propio.

Racismo MX lo resume así:

Es importante el lugar de enunciación de Posada: un hombre blanco (…) sus ilustraciones son parte de una cultura mestiza que se burló de lxs recién mestizados indígenas

La Catrina adquirió su aspecto elegante casi medio siglo después. En 1947, Diego Rivera la integró en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central. Fue Rivera quien la vistió y quien consolidó el nombre con el que hoy la conocemos.

A partir de entonces, La Catrina se “limpió” simbólicamente, desligándose de su burla original y convirtiéndose en una figura nacionalista.

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La Catrina en la actualidad

Actualmente, La Catrina es una de las imágenes más representativas del Día de Muertos en México, pues muestra la fusión perfecta de tradición y modernidad y del folclor y vanguardia. Es la mujer que se niega a ser olvidada, que se impone en la memoria colectiva de México.

De acuerdo con la tesis doctoral "La representación de la muerte en la cultura mexicana" de la investigadora María Cristina García, en este ícono, vemos reflejada la historia de México, la lucha de sus mujeres por ser escuchadas, por ser vistas, por ser reconocidas.

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

De esta manera, la Catrina es el grito silencioso de las mujeres que han sido ignoradas, marginadas y olvidadas. Es la mujer que baila con la muerte, que la invita a unirse a la fiesta de la vida. Es la síntesis de la dualidad mexicana, donde la vida y la muerte se entrelazan en un abrazo eterno.