¿Recuerdas a tu primera amiga? ¿Puedes decir qué es lo que te hizo sentir saber que tenías una compañera de juegos durante la infancia o que podrías descubrir y compartir gustos mientras crecías? La amistad es uno de los vínculos más importantes a desarrollar durante la etapa de crecimiento, dentro de estas relaciones aprendemos herramientas primordiales para la vida y nos reconocemos como personas autónomas.

Platicamos con María Mejía, especialista en psicología clínica y psicoterapeuta integrativa, para conocer más sobre la importancia de estos vínculos, sus  beneficios, efectos y cómo solucionar conflictos durante los primeros años de vida.

La importancia de la amistad durante la infancia 

Es fundamental que las infancias desarrollen amistades por varias razones, durante los primeros años, las niñas y los niños comienzan a practicar habilidades sociales a través de las interacciones también ejercitan el desarrollo cognitivo y aprendizaje, y benefician el bienestar psicológico.

“Fomentar la amistad desde pequeños no solo mejora su calidad de vida en la niñez, sino que también los prepara para ser adultos emocionalmente sanos y socialmente competentes”, explica la psicóloga María Mejía. 

Las amistades juegan un papel clave en el desarrollo emocional y social de las infancias:  entre el manejo de emociones, el desarrollo de habilidades de comunicación y la resolución de problemas en conjunto, las amistades funcionan como un espacio seguro para que las niñas y los niños puedan practicar habilidades sociales y emocionales.

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Para la especialista, los beneficios de la constitución de vínculos durante la infancia son muchos, dentro de ellos se encuentra la mejora de la autoestima y de la confianza debido a que las amistades contribuyen al desarrollo durante esta etapa de crecimiento. Algunos de los beneficios más importantes son:

  • Refuerzo positivo: las y los amigos ofrecen elogios y reconocimiento por logros, habilidades y esfuerzos, lo que fortalece la autoestima.

  • Pertenencia y aceptación: sentirse parte de un grupo ayuda a los niños a valorarse y a sentirse apreciados por quienes son.

  • Habilidades sociales: a través de la convivencia con amigos los niños aprenden a comunicarse, resolver conflictos y cooperar, lo que aumenta su confianza en sus propias capacidades.

  • Apoyo emocional: las y los amigos proporcionan consuelo en momentos difíciles, lo que ayuda a los niños a desarrollar resiliencia y confianza en sí mismos.

  • Exploración de identidad: la interacción con diferentes personas  les permite descubrir sus gustos intereses y valores, fortaleciendo su sentido de identidad y autoconcepto.

  • Superación de miedos: a través de la amistad los niños se sienten motivados a probar cosas nuevas, enfrentarse a retos y salir de su zona de confort. 

También es importante señalar que los espacios educativos y de recreación contribuyen al reforzamiento de los vínculos amistosos entre infancias, según la especialista cuando se tienen amistades en entornos escolares, las infancias se sienten “más motivadas, seguras y dispuestas a participar en actividades académicas”. 

Efectos ante la falta de vínculos durante la infancia

La socialización a temprana edad es fundamental para el desarrollo de habilidades emocionales, cognitivas y sociales, por lo que la falta de relaciones de amistad puede generar efectos negativos en su autoestima, la capacidad para regular emociones y el bienestar en general, explica Mejía. Los efectos más comunes pueden ser los siguientes:

  • Mayor riesgo de ansiedad y depresión: la falta de apoyo social puede hacer que las niñas y los  niños se sientan solos, inseguros y con baja autoestima.

  • Dificultades en la regulación emocional: al no tener interacciones con pares, pueden carecer de estrategias para manejar conflictos, frustraciones y emociones complejas.

  • Retrasos en el desarrollo de habilidades sociales: la amistad enseña normas de convivencia, empatía y cooperación. Sin este aprendizaje, pueden enfrentar dificultades para integrarse en grupos.

  • Menor resiliencia: la presencia de amigas y amigos  ayuda a amortiguar el estrés y a desarrollar mecanismos de afrontamiento ante problemas cotidianos.

El crecimiento de las infancias se puede ver afectado por la carencia de estos vínculos afectivos, y esto se demuestra principalmente en la capacidad de enfrentar problemas y rechazos, en la construcción de hábitos saludables como el ejercicio y las dificultad de relacionarse en diferentes contextos.

La amistad entre niñas

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Desarrollar vínculos de amistad fortalece el reconocimiento de las emociones propias, brinda apoyo emocional y da nuevas perspectivas de la vida, sin embargo, muchas veces las niñas encuentran más desafíos al momento de socializar en entornos diferentes, lo que genera un estrés social que se manifiesta a través de la ansiedad, y tristeza o somatización (dolores de cabeza, malestar estomacal), nos dice María Mejía. 

“Las niñas suelen priorizar relaciones cercanas y emocionales, por lo que la ausencia de amistades puede afectarlas de manera distinta a los niños. Teniendo mayor impacto en la autoestima por ejemplo y a construir su autoconcepto a partir de sus relaciones, por lo que la falta de amigas puede generar una sensación de rechazo más intensa”.

Las niñas tienden más al aislamiento social. Mientras que los niños encuentran vínculos en actividades grupales como el deporte o los videojuegos, las niñas pueden depender más de relaciones diádicas, es decir, de amistades cercanas, por lo que quienes no encuentran estos vínculos podrían ser vulnerables a generar heridas emocionales profundas.

Debido a esto, María Mejía recomienda fomentar oportunidades y actividades de interacción equitativamente, brindar apoyo emocional y enseñar estrategias para construir relaciones sanas desde la infancia.

Las infancias se descubren en el seno de la amistad

A través de las relaciones con  nuestras amistades  las infancias exploran quienes son, qué les gusta y cómo encajan en su entorno social. Ya sea mediante juegos, interacciones divertidas o en entornos escolares, las niñas y los niños descubren intereses, valores y habilidades que conforman su identidad personal.

La aceptación y el apoyo de los amigos validan la autoestima del niño. Cuando un niño se siente valorado y querido en su grupo de amigos, desarrolla confianza en sí mismo. Por el contrario, la falta de amistades o la exclusión pueden afectar negativamente su autoconcepto”, nos cuenta la especialista.

Y es que además del apoyo y acompañamiento, las infancias también aprenden a desarrollar  habilidades que les permiten establecer relaciones saludables y fortalecen su seguridad, ya que tener personas con quienes compartir alegrías, preocupaciones y tristeza proporciona estabilidad emocional.

¿Qué hacer cuando se presentan conflictos entre las infancias?

A pesar de que es importante fomentar la amistad durante la infancia, como pasa en cualquier otro vínculo, el conflicto puede hacerse presente, y es estos casos de incertidumbre cuando es necesario enseñar a las niñas y niños formas de resolución de conflictos y desacuerdos de manera saludable, reforzando y aprendiendo sobre habilidades de comunicación.

Finalmente la psicóloga María Mejía nos da algunas recomendaciones para practicar estas habilidades y ayudar a solucionar el problema de manera sana y segura:

  • Escuchar activamente: enseñarles a prestar atención a lo que dice la otra persona sin interrumpir y tratando de comprender su punto de vista.

  • Expresar sus sentimientos con palabras: en lugar de reaccionar con enojo o agresión, animarlos a decir cómo se sienten usando frases como “me sentí triste cuando…”.

  • Buscar soluciones juntos: fomentar que piensen en opciones para resolver el problema de manera justa para ambas partes.

  • Tomarse un tiempo si es necesario: si están muy enojados, pueden alejarse unos minutos para calmarse antes de hablar del problema.

  • Aprender a ceder y negociar: encontrar un punto medio en el que se satisfaga a ambas partes.

  • Pedir ayuda a un adulto si es necesario: si el conflicto es muy grande o se vuelve agresivo, se debe enseñar que se puede acudir a un maestro padre o tutor para que le guíe.