Cuando Jenny Granado “Kebra”, artista visual y DJ, era niña bailaba en secreto reggaetón en su cuarto. Ponía música y comenzaba a tratar de moverse siguiendo el ritmo. Cuando en Brasil el reggaetón se normalizó pudo bailar con mucha más libertad y ya no en soledad. Esto también les pasaba a Joana Núñez, bailarina y productora escénica, quien siempre intentaba que no la descubrieran bailando porque no era bien visto y en esa época todos y todas "odiaban el reggaetón". 

"Llevo desde 2016 practicando la desculonizaciónque es ese aporte decolonial, transfeminista, antirracista de una visión y práctica del perreo", compartió Jenny Granado “Kebra”, durante la charla "Perreo: corporalidades y resistencias", que se realizó en el Museo Universitario del Chopo.

La también bailarina afirmó que todo esto comenzó cuando en 2014 se mudó de Brasil a México para terminar su carrera de artes visuales. Para ella, asistir a las fiestas de perreo en México fue un choque cultural pues "me faltaba culo que chocar", mencionó entre risas. 

Esta falta de baile la llevó a extrañar Brasil y "chocar el culo con mis amigas". Un día mientras reflexionaba sobre esto y pensaba en la descolonización creó el término "desculonizar". "En ese momento no sabía lo que era, pero sabía que tenía que ver con mover, no podía desculonizar sin mover, no se habla sobre el cuerpo sin practicar el cuerpo, sin ponerlo en contacto con otros cuerpos", explicó durante su ponencia.

Para Kebra, la resistencia se encuentra en el conocimiento, la discriminación e invisibilización del reggaetón, el perreo y los ritmos urbanos y periféricos es sinónimo de que no se valora la cultura que no viene de los libros. "Tenemos que empezar a comprender que el conocimiento también viene de lugares que no son los libros, como el conocimiento oral que puede ser un baile o música", mencionó.

"Para mí bailar es poder narrar tu propia vida, tu existencia, y cuando chocamos los culos juntos no hay otra cosa que no sea resistencia", afirmó Jenny Granado “Kebra”.

En el tiempo que Kebra vivió y ha dado talleres en México pudo notar que para los y las mexicanas es muy difícil mover la pelvis, esto lo relaciona con la moral cristiana, por eso para ella el desculonizar también tiene que ver con dinamitarla.

"Tengo una pelea con la palabra 'empoderamiento', porque siento que cuando hablamos de empoderar olvidamos todas esas dinámicas sociales que inscriben en nuestros cuerpos maneras de ser, de coger, de bailar, de comer. Nos van robando vida en el día a día y al final vamos a perder esa conciencia de quién soy yo y qué es lo que quiero. La gente empieza a bailar y a perrear y siente ese empoderamiento", comentó durante la conferencia.

Créditos: Cuartoscuro
Créditos: Cuartoscuro

También explicó que pelea con el término empoderamiento porque "olvidamos que es un sistema que nos permite u oprime poder vivenciar nuestros cuerpos, no es sólo sobre una misma".

"Yo siempre digo libera tu culo y libera tus pedos porque nos vamos a entender a nosotres mismos como una integración donde no hay una separación entre cuerpo, culo y mente. Los invito a todes a bailar más sea este género o el que gusten".

Del odio al amor: la creación de comunidad e identidades

"Hubo una época de mi vida en la que yo odiaba el reggaetón, pero lo escuchaba en secreto porque me gustaba y siempre me ponía a bailar. En la prepa cuando empecé a ir a las primeras fiestas clandestinas, que en realidad eran perreos, había redadas y tenías que correr de la policía, ahí es donde descubrí ese amor odio por el reggaetón porque me sacaba de mí misma", compartió  Joana Núñez durante la charla.

Para la bailarina, comenzar a aceptar su fascinación por el reggaetón la ayudó a autodescubrirse. "Conforme fui creciendo y apropiándome de esos espacios que eran el perreo, me di cuenta que ese era mi lugar. Cuando Joana estaba perreando, era cuando Joana se sentía más plena y más feliz. Ahí fue cuando comencé a conectar con mi propia historia", comentó durante la conferencia. 

Al igual que Joana Núñez, Eduardo Mateos Flores, escritor independiente, considera que el reggaetón crea comunidad y vínculos. En Veracruz los ritmos latinos han ayudado a que personas de diferentes generaciones conecten entre ellos y ellas. Esto ha permitido que las familias puedan salir a bailar y divertirse juntas.

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El sueño de Joana Núñez era ser bailarina, su primer acercamiento para profesionalizarse fue el ballet, pero "la academia blanca" le negó este sueño porque "no tenía el cuerpo para ser una bailarina. Fue hasta los 18 años, en las danzas urbanas "el lugar donde Joana podía ser bailarina y mi cuerpo se reconocía en habitarlo desde ahí, no tenía que hacer mucho para disfrutarlo y sentirme bailarina", compartió.

Al respecto, la periodista feminista Catalina Ruiz-Navarro recordó que mientras danzas "de blancos" como el ballet excluyen a las personas bajo el argumento que cierto tipos de cuerpos no pueden practicarlo, el perreo no hace eso. "En el perreo nadie te dice eres muy blanca, muy flaca, muy seca de curvas para poder venir a perrear".

"La función social de las fiestas y del perreo es crear lugares de comunión y encuentros de identidades, donde puedes encontrar a personas que comparten cosas más allá de lo intelectual... ahí es donde el cuerpo y la danza toman una parte fundamental".

Durante su ponencia, la también productora escénica recordó que las danzas urbanas tienen como raíz bailes afrodescendientes, los cuales tenían como objetivo la convivencia de las personas de una misma comunidad que comparten costumbres e ideologías afínes y se han modificado a través del tiempo. "La danza y el cuerpo han sido herramientas para la opresión o la liberación", concluyó.

El reggaetón, el perreo y los ritmos urbanos, así como el baile, han permitido que las personas vayan encontrando su propia identidad, mientras van generando comunidades afínes a sus ideologías, gustos y sentires. !Atrévete a bailar y liberar el culo!, recomiendan los y las panelistas.