A casi 24 años del asesinato de la abogada y defensora de derechos humanos Digna Ochoa y Plácido, México no ha cumplido la mayoría de las medidas ordenadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). Solo una de 14 acciones ha sido cumplida: una disculpa pública realizada en octubre de 2022.
"No pedimos otra cosa más que justicia", dijo en conferencia de prensa su hermano, Jesús Ochoa, quien denunció este 3 de septiembre que no ha habido avances en la investigación y pide indagar a los funcionarios involucrados.
¿Quién fue Digna Ochoa?
Digna Ochoa y Plácido nació en Misantla, Veracruz, en 1964, en una familia numerosa marcada por la militancia sindical de su padre, quien fue detenido y torturado.
Ese hecho definió su vocación: estudió Derecho en la Universidad Veracruzana y se convirtió en una de las abogadas más reconocidas en la defensa de los derechos humanos en México, enfrentando a autoridades civiles y militares acusadas de graves violaciones, convirtiéndose en una figura incómoda para el poder.
Digna recibió amenazas reiteradas, fue secuestrada al menos dos veces en 1999 y tanto ella como su lugar de trabajo, el Centro Prodh, fueron objeto de vigilancia e intimidación. En respuesta, la CIDH y la Corte IDH le otorgaron medidas cautelares y provisionales en noviembre de 1999, aunque fueron levantadas en agosto de 2001, bajo el argumento oficial de que el riesgo había disminuido.
Una investigación marcada por irregularidades
El 19 de octubre de 2001, su cuerpo fue encontrado sin vida en su despacho en la colonia Roma, con heridas de arma de fuego. Pese a los indicios de violencia, la investigación concluyó que se trató de un suicidio, una tesis cuestionada por inconsistencias en la evidencia y la cadena de custodia.
La pesquisa estatal duró diez años e incluyó pruebas forenses, balísticas y psicológicas. Sin embargo, estuvo llena de omisiones y contradicciones.
La familia y expertos independientes aportaron pruebas periciales que contradecían esa versión:
- Lesiones en el cuerpo no registradas en exámenes médicos oficiales
- Contradicciones en los resultados de balística
- Omisiones en el análisis de fenómenos cadavéricos
- Inconsistencias en la reconstrucción de hechos
Pese a estas evidencias, la fiscalía rechazó o incorporó de manera parcial los peritajes de la familia, manteniendo la tesis del suicidio.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) documentó estas irregularidades en su informe de 2019 y envió el caso a la Corte IDH, que en 2021 responsabilizó al Estado mexicano por la deficiente investigación.
En noviembre de 2021, la Corte ordenó a México una serie de medidas de reparación y no repetición, como:
- Continuar investigaciones y sancionar responsables
- Acto público de reconocimiento de responsabilidad
- Campaña nacional para visibilizar la labor de defensores
- Fortalecer el Mecanismo de Protección para defensores y periodistas
- Crear protocolos especializados para investigar ataques contra defensoras y defensores
A cuatro años, solo se ha cumplido una: la disculpa pública.
Violencia contra personas defensoras y periodistas
El caso de Digna ocurre en un país donde la violencia contra quienes defienden derechos humanos sigue siendo sistemática.
De acuerdo con el Espacio OSC, una red de 14 organizaciones civiles que monitorea estos ataques, entre 2016 y 2025 se han registrado:
- 205 asesinatos de defensores y periodistas
- 28 intentos de homicidio
- 62 desapariciones
El 47% de los ataques fueron perpetrados por funcionarios públicos. Entre las víctimas, 82 eran mujeres y al menos 104 defendían medio ambiente, tierra y territorio.
Además, el Mecanismo Nacional de Protección sigue sin responder de manera efectiva: entre enero de 2023 y julio de 2025, el 68% de solicitudes de defensores y el 45% de periodistas fueron rechazadas, lo que ha derivado en 85 amparos y 44 recursos de inconformidad.
La impunidad en casos como el de Digna Ochoa muestra que la justicia en México necesita cimientos sólidos y un seguimiento constante, para que las promesas de las autoridades no queden en el olvido.