El consumo de sustancias psicoactivas tiene efectos diferenciados en hombres y mujeres debido a las diferencias biológicas, hormonales, psicológicas y sociales. Sin embargo, como sucede en la mayoría de las investigaciones científicas, los análisis sobre este tema han puesto el foco principalmente en las implicaciones que tiene en los hombres.
Por eso es que el Instituto RIA, una organización especializada en la incidencia en políticas de drogas, está llevando a cabo la primera investigación sobre la perspectiva de género en la atención integral del consumo de sustancias psicoactivas.
Así que si eres usuaria de este tipo de sustancias puedes participar en la encuesta que está disponible hasta el 22 de julio.
Entre las sustancias psicoactivas se encuentran, por ejemplo, los cannabinoides, como la marihuana, los alucinógenos como el LSD y la psilocibina, los depresores como el alcohol y los opioides.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el daño asociado al uso de sustancias psicoactivas, a corto o a largo plazo, depende de la interacción de un conjunto de factores, tales como el tipo de sustancia y la forma de consumo, las características personales, físicas y psicológicas, del consumidor, pero también del contexto social en el que se produce el consumo.
La politóloga y activista Zara Snapp, directora del Instituto RIA, explica que ante la brecha en la investigación del consumo de psicoactivos, es importante avanzar en la documentación para proponer así políticas públicas con perspectiva de género para las mujeres usuarias. Este diagnóstico lo están elaborando también en conjunto con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).
“Es importante pensar en cuáles son los efectos diferenciados, si uno piensa en una mujer tenemos que pensar en los diferentes ciclos de la vida, cómo le afecta el consumo si estás menstruando, si estás en menopausia, por ejemplo y preguntarnos también cómo vamos a reducir riesgos, además debemos reconocer que las mujeres estamos expuestas a distintos riesgos simplemente por ser mujeres”, dice Zara Snapp, en entrevista con La Cadera de Eva.
Una de las principales líneas de investigación que el Instituto RIA es elaborar un diagnóstico a nivel nacional para conocer los hábitos de consumo entre las mexicanas, lo cual va a permitir tener una radiografía por estado, también para indagar cuáles son los servicios de salud para las mujeres enfocados en la reducción de riesgos y daños.
Según nos explica Zara Snapp, las políticas de salud pública deben incluir perspectiva de género para diseñar campañas de prevención y programas de educación que reconozcan y aborden las diferencias en el consumo y los efectos de las sustancias entre hombres y mujeres.
La investigación también pretende documentar cuáles son los estigmas que hay en torno a las mujeres consumidoras de estas sustancias, ya que muchas veces son señaladas, por ejemplo, de ser malas madres o malas mujeres si las usan.
Además, el estigma social que recae sobre ellas dificulta el acceso a un tratamiento especializado. Por ejemplo, un estudio de los Centros de Integración Juvenil, documentó que aunque las tendencias de consumo entre hombres y mujeres son parecidas, menos del 20% de mujeres recibe tratamiento.
El Instituto RIA está detrás de otras iniciativas y talleres que se basan en la gestión del placer en torno al uso de sustancias psicoactivas, de espacios y conocimiento que acercan información y tejen conversaciones acerca de los derechos de personas usuarias.
¿Por qué es importante hablar de una política de reducción de riesgos?
La reducción de riesgos y daños es una estrategia de salud pública que busca minimizar las consecuencias negativas asociadas al consumo de drogas.
Esta política se enfoca principalmente en brindar información y servicios que reducen los riesgos de infecciones, sobredosis y otros problemas de salud. La reducción de daños reconoce que el consumo de drogas es una realidad y busca mejorar la calidad de vida y la salud de las y los consumidores.
La implementación de políticas de reducción de riesgos y daños es fundamental para abordar de manera efectiva los problemas asociados al consumo de drogas, promoviendo la salud pública y el bienestar de todos y todos.