Hablar de cuidados implica redireccionar y extender la mirada hacia una premisa tan visible como urgente: la crisis de los cuidados y la crisis climática están entrelazadas y exigen respuestas en conjunto, que reconozcan el papel central de las mujeres, especialmente indígenas y afrodescendientes.
El Centro Cultural Universitario Tlatelolco se convirtió en el epicentro de una conversación plural en la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer, que se celebra en la Ciudad de México del 12 al 15 de agosto, para reconocer la atención de la crisis climática para la construcción de una "sociedad de cuidado", tema central de la Conferencia.
"Los derechos a cuidar y a recibir cuidados son inseparables de los derechos de la Madre Tierra, porque de ellos vivimos", advirtió Tarcila Rivera Zea, activista indígena y Coordinadora Continental del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA), este jueves 14 de agosto.
La acompañaban Márcia Lopes, Ministra de las Mujeres del Brasil, Sharon Coburn, Directora de la Oficina de Asuntos de Género del Ministerio de Cultura, Género, Entretenimiento y Deporte de Jamaica, Verónica Gómez, Jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y Stefan Agne, Jefe de Cooperación de la Delegación de la Unión Europea en México.
Mujeres indígenas: cuidar es sanar y cultivar
Tarcila Rivera Zea, lideresa peruana que representó a organizaciones de mujeres y pueblos indígenas, remarcó el vínculo inseparable entre la salud de la Pachamama y la de las comunidades:
"Cuando hablamos de cuidado, nos referimos tanto al de nuestras familias como a la gestión de los recursos y ecosistemas, incluyendo nuestras ceremonias de sanación, las nuestras y las de la Madre Tierra”.
Advirtió que la crisis ambiental tiene impactos diferenciados sobre mujeres, jóvenes e infancias, y que en contextos de invasión, criminalización y discriminación estos efectos se agravan, afectando su salud física, mental y reproductiva. Ello incrementa los desplazamientos forzados y aumenta la carga de trabajo de cuidados.
La intervención de Rivera Zea, fuerte y poderosa, resaltó que los Estados deben garantizar los derechos de los pueblos indígenas y respetar el consentimiento libre, previo e informado, así como la autodeterminación de los pueblos indígenas.
En el espíritu de comunión internacional, Tarcila Rivera Zea enfatizó que los saberes comunitarios no son complementarios a los esfuerzos institucionales contra el cambio climático, sino parte estratégica de la solución.
"Para nosotras, cuidar significa sostener, garantizar, sanar la vida en todas sus dimensiones y tiene que ver con la identidad cultural, los territorios, la individualidad de cada pueblo, los derechos a cuidar y recibir cuidados y a ejercer el autocuidado con derechos individuales y colectivos indivisibles e inseparables de los derechos de la madre tierra".
Reconocimiento jurídico del cuidado en marco de la crisis climática
El 7 de agosto de 2025, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) emitió una opinión consultiva que reconoce el derecho al cuidado como un derecho autónomo, del que derivan otros derechos como el acceso a un medio ambiente sano.
Verónica Gómez, en representación de la Corte IDH, recordó que el fallo reconoce modelos de organización de cuidados basados en saberes tradicionales, locales e indígenas, y subraya la obligación de los Estados de prevenir daños ambientales, incluidas las actividades empresariales. También plantea la cooperación internacional, el enfoque intergeneracional y la superación de la dicotomía sujeto-objeto en relación con la naturaleza.
Esto marca un precedente para dejar de pensar al medio ambiente como un objeto al servicio antropocéntrico, por el contrario, reconoce que el bienestar humano está intrínsecamente vinculado con el bienestar de los ecosistemas y los seres que los habitan.
En este contexto, se reconoció la intervención de Colombia al reconocer al Río Atrato como un sujeto de cuidado en la Sentencia T-622 de 2016 de la Corte Constitucional de Colombia.
Infraestructura de cuidados para la acción climática
Marcia Lopes, ministra de la Mujer de Brasil, subrayó que es urgente "integrar el género con eficacia y no como un tema complementario". El país ha avanzado en la incorporación del derecho al cuidado en sus políticas climáticas, institucionalizando indicadores globales de género y clima.
Por ello, Brasil ha implementado la creación de guarderías y centros comunitarios como infraestructura de cuidados; ha creado una "agenda verde" con participación femenina y ha promovido la capacitación de mujeres en temas climáticos.
Estas acciones se enmarcan en un presupuesto exclusivo para mujeres, con el objetivo de garantizar su agencia en un contexto de desigualdades estructurales. "La acción climática debe empezar y terminar con las personas, no solo con tecnologías y métricas; esto incluye a las mujeres indígenas, afrodescendientes y cuidadoras de la tierra", afirmó Lopes durante su participación.