Los retos que las mujeres enfrentan para desarrollarse profesionalmente tienen que ver, principalmente, con los cuidados. La mayoría de ellas tiene a personas a su cargo y el exceso de trabajo hace que las jornadas laborales se dupliquen.
Esa fue una de las principales conclusiones durante el conversatorio “Género y Precariedad Laboral” del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el cual se llevó a cabo este 25 de junio y desmanteló un análisis sobre la precariedad laboral y su relación con el género.
Este conversatorio reunió a cuatro expertas en la materia que se cuestionan ¿de qué forma la precariedad afecta a las mujeres?, ¿qué tipo de resistencias feministas son necesarias y posibles en este contexto?, ¿la precariedad podría dar lugar a movimientos y solidaridades entre personas precarias que, a pesar de tener diferencias en cuanto a formación educativa, se encuentran en tanto mujeres trabajadoras?
Lizamell Díaz, integrante de la red Mujeres Investigadoras por la Ciencia Abierta (MInCA),cuenta con testimonios de mujeres profesionales todos los retos que tienen las mujeres en el ámbito laboral en México.
La red de MInca, busca "promover la participación de las mujeres en el ámbito científico, a través del desarrollo de proyectos de investigación, llevados a cabo por mujeres pertenecientes a diferentes áreas del conocimiento".
Al menos 18 millones de mujeres en México viven en la precariedad laboral, de acuerdo con el informe "Raíces económicas de la desigualdad: Exclusión y precariedad laborales de las mujeres en México". El reporte señala que de las mujeres representan el 40% de la población ocupada que son 23.6 millones , el 50% que tiene un empleo no tiene contrato, mientras que de las 13 millones 277 mil que trabaja en el sector informal, el 87% lo hace sin seguridad social.
Los resultados de la encuesta que realizó la Red de Mujeres Investigadoras por la Ciencia Abierta (MInCA) arrojan que las mujeres profesionistas tienen distintas barreras que les dificulta el desarrollo profesional, y la principal tiene que ver con las labores de cuidado, que van desde cuidar a algún miembro de su familia o el apoyo insuficiente en el cuidado de los menores que tienen a cargo.
“Sienten que se les dificulta en ocasiones el desarrollarse profesionalmente, es que son madres, algunas, inclusive, tienen hijos neurodivergentes o son madres de dos, tres hijos, o sea, la carga es mayor”, explica Sol Morales, integrante de MInca.
También resalta que en sus diferentes contextos acceder a oportunidades profesionales es muy costoso y tienen un salario ajustado. Incluso, el tener alguna enfermedad crónica ha sido un impedimento para que las mujeres puedan desarrollarse profesionalmente.
En la encuesta también mencionaron algunas de las acciones que son necesarias a nivel político para que las mujeres alcancen condiciones dignas de trabajo. Es necesario que exista un sistema de cuidados en los tres niveles (municipal, estatal y federal).
Así como servicios que garanticen la disminución de responsabilidades a las mujeres y que se ajusten a las realidades. Además de la creación de una reforma laboral con perspectiva de género, políticas de seguridad social en salud, así como mejores oportunidades laborales.
Red entre mujeres: un camino ante la precariedad laboral
La precariedad laboral es una realidad entre las mujeres profesionales de México, ante esto las expertas señalan que la red entre mujeres y apoyo entre colegas mujeres ha sido importante para enfrentar la precariedad laboral.
Ilse Rojas, Antropóloga Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), y maestra en estudios Culturales por el Colegio de la Frontera Norte y estudiante de doctorado en Sociología en el Instituto de Ciencias Sociales y humanidades de la (BUAP) resalta la importancia de recurrir a las redes con mujeres profesionales para lograr trabajos dignos.
La precariedad laboral en mujeres profesionistas que tienen un posgrado tiene que ver con una serie de circunstancias como el contexto de cada profesionista, pero también por condiciones políticas y sociales que afectan al momento de introducirse al campo laboral.
“Hay un campo laboral muy reducido que no se empata justamente con todas las mujeres que estamos egresando, no solo de las universidades a nivel licenciatura sino también de los posgrados y que además tiene que ver con que hay una gran un gran desempleo y ciertas condiciones laborales que tienden a ser precarizantes”, explica Ilse Rojas.
Sol Morales, licenciada en la historia por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), explica que MInca surge en 2022 y ha ayudado a la sus integrantes a la creación de redes y en “colaborar para visibilizar las desigualdades y compartir información relevante sobre cuestiones laborales de salud personal y mental”.
“Esas redes y espacios son horizontales, libres de extractivismo académico, además el trabajo ha mejorado porque intercambian conocimientos, convocatorias y oportunidades entre colegas mujeres”, explica Díaz.
Por último, la encuesta de MInca que se realizó a todas las mujeres que son parte de esta red, resalta la incertidumbre de la continuidad, es decir, que la mayoría de ellas tienen trabajos temporales y no saben qué pasará después de un año. También destaca que hay discriminación de género en los espacios en los que ellas laboran.
Mujeres repartidoras en Ciudad de México
Las mujeres repartidoras en la Ciudad de México enfrentan precariedad laboral y violencia digital, según los datos compartidos por Rosario Aparicio López, investigadora de El Colegio de México (Colmex) en el que desarma algunas creencias alrededor de este trabajo.
La investigación que realizó muestra que el trabajo de repartición no es un trabajo secundario, 8 de cada 10 personas ese es su único empleo. El 20% de las personas repartidoras fueron mujeres. Además, puntualizó que "Al contrario de lo que se piensa, las personas repartidoras tienen niveles de escolaridad intermedios y altos, aunque inferior al promedio de la población mexicana".
Otro dato relevante que arrojó la encuesta es que el 75% de las mujeres tiene dependientes económicos contra un 70% de los hombres. Lo que puede significar, de acuerdo con la investigadora, que hay una alta proporción de madres solas y, por lo tanto, son ellas el principal sostén económico de su hogar.