El cine de terror está lleno de personajes femeninos que han sido fundamentales en la historia del género. Temáticas como la dominación sexual, locura femenina, persecución y el acoso suelen estar encarnados por  mujeres, lo cual no es casualidad, más bien es una consecuencia de los temores patriarcales creados a través de una mirada masculina. 

Las mujeres en el cine de terror suelen ser  retratadas tanto como víctimas perseguidas por asesinos y atrapadas en situaciones de peligro, como también en el rol de seres malignos que aterrorizan a otros personajes. 

Aunque en la actualidad los roles y los estereotipos género se están redefiniendo en el cine de terror con películas como Hereditary (2018), Midsommar (1029), Inmaculada (2024) y Huesera (2022), que tienen personajes protagonistas complejas y llenas de contradicciones, aún quedan vacíos que deben configurarse. Desde la diversidad de corporalidades en la pantalla hasta el propio desarrollo de producción cinematográfica, que generalmente está liderado por hombres.

Es por eso que en estas fechas de Halloween recordamos las categorías más comunes de representación femenina en el cine de terror comercial, así que si aún no las conoces, aquí te contamos.

Damiselas en peligro

Las “damiselas en peligro” son víctimas representadas por mujeres jóvenes sexualizadas que necesitan ser salvadas de un mal superior, generalmente son personajes que no tienen agencia sobre su cuerpo, sus decisiones y su propia narrativa. Estos personajes están constituidos con el propósito de beneficiar las acciones de los protagonistas masculinos, posicionándolos como “héroes salvadores”.

Ejemplo de esto se ve reflejado en películas como La novia de Frankenstein (1935) o en el Monstruo de la Laguna Negra (1954), donde los personajes femeninos, Elizabeth y Kay respectivamente, tienen la función de ser víctimas en una situación riesgosa. Ambas mujeres son secuestradas por los monstruos y eventualmente rescatadas.

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Scream queens

Las “scream queens” o reinas del grito por su traducción al español, son mujeres jóvenes, inocentes, ingenuas, indefensas y atractivas que se encuentran al borde de una situación de peligro, generalmente por acoso de una contraparte masculina. Este tipo de personajes femeninos del cine de terror se caracterizan por gritar al momento ante una situación de riesgo.

Laurie Strode, de la película de 1978, Halloween, es considerada una reina del grito. Aunque en las entregas posteriores de la saga, Laurie transiciona de ser un personaje que es perseguido y acosado a uno más confrontativo y empoderado, el grito prevalece como una característica inamovible del personaje. En 2015 se emitió por primera vez la serie de televisión Scream Queens, que satirizaba esta representación de las mujeres en el cine de terror, enfatizando los gritos en cada situación de peligro.

Final girls

Otra categoría de representación es la de las “final girls” o chicas finales, un término acuñado por la especialista en cine Carol Clover. La escritora define a estas mujeres como personajes que experimentan paranoia a lo largo de todo el filme; son inteligentes y perspicaces, notas señales de peligro que los demás no. Las chicas finales  encuentran los cuerpos mutilados de sus amigos, presencia el horror del panorama, son perseguidas, acorraladas y heridas, y en su trayecto grita, cae y se tambalea para seguir huyendo. 

Esto quiere decir que es la mujer que sobrevive al final de la película, rescatada por alguien más o por ella misma. Cuando la final girl tiene la capacidad de sobrevivir por méritos propios se convierte en una figura autónoma, sin embargo, esta afirmación lleva consigo una concepción misógina, y es que se generalmente se retrata a la chica final como una mujer desinteresada de las “trivialidades” femeninas, lo que la hace diferente y apta para la supervivencia, contrario a las mujeres que no lograron ser la chica final.

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Monstruos femeninos

Se entiende por monstruos femeninos a las mujeres que no forman parte del canon tanto de belleza como ideológico y que, supuestamente, atentan contra un orden social. Son orilladas a cometer actos perversos y maliciosos. Los monstruos femeninos son personajes poco explorados ya que usualmente en el género de terror se asocia el carácter de las mujeres con la fragilidad e ingenuidad. 

Por el contrario, los monstruos femeninos que existen son producto del “fracaso” de la mujer ante los estándares sociales, por ejemplo, la película Mama de 2013 cuenta la historia de una ente maligno femenino, que desea llenar el vacío que dejó su hija al fallecer trágicamente a corta edad, abduciendo a dos niñas vivas.

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Villanas

Las villanas son personajes representados por la autodeterminación, es decir, las mujeres que son villanas se reconocen como tal, accionan con un propósito claro y raramente sienten arrepentimiento de sus actos. Tienen el control y la capacidad de ser crueles, fríos y agresivos. 

Esta imagen de la mujer villana está repleta de características que se oponen a las creencias normativas de la feminidad, ya que las caracteriza la ambición sobre la dominación, y muchas veces la sensualidad sobre la castidad; todas estas imágenes impulsadas por la mirada masculina.

Un ejemplo es Tiffany Valentine de La Novia de Chucky (1998). Aunque Tiffany es una muñeca, el personaje está construido para evocar una imagen malvada, igual de perversa que su contraparte masculina, demostrando que las villanas pueden cometer actos igual de siniestros que los villanos, poniéndolas por primera vez en una  posición similar, sin embargo, es imprescindible notar que solamente cuando se desposee a las mujeres de cualquier tipo de feminidad, pueden ser autónomas y cabales. Una vez más, bajo una mirada masculina.

Estas categorías pueden mezclarse, como en Jennifer de Jennifers body de 2009, película en la que Megan Fox interpreta a una chica poseída por un demonio que se alimenta de personas. Jennifer es un monstruo en tanto es orillada a transformarse en un ser fuera de la normalidad, y es villana al cometer actos sin arrepentimiento, decidida y personificando a una mujer dentro del orden hegemónico de belleza occidental de la mirada patriarcal.

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