Históricamente, los espacios culturales independientes han albergado propuestas artísticas disidentes y no hegemónicas, lo que les ha convertido en espacios de resistencia, de intercambio cultural y de diálogo.
Este es el caso de Multiforo Cultural Alicia, un espacio cultural fundamental para la escena de arte independiente en la Ciudad de México, fundado en 1995 por Ignacio Pineda.
Este 30 de mayo “El Alicia”, en la colonia Santa María de la Ribera fue desalojado por elementos de la Guardia Nacional, del ejército y de la política capitalina durante el concierto del cantante de música vasca, Fermín Muguruza, que ha utilizado la música como un trampolín de militancia política.
El operativo injustificado generó críticas en redes sociales, especialmente después de que tanto la alcaldesa de la alcaldía Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, y la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, emitieran comunicados en los que afirmaban desconocer el origen del operativo . “La cultura no es un lujo, es un derecho. Respeto a los derechos culturales de este país“, dijo Pineda en un vídeo comunicado sobre los hechos.
¿Qué es lo que la Guardia Nacional buscaba? En palabras de Pineda, se buscaba la provocación y la violencia en un espacio cultural con un aforo de no más de cuatrocientas personas.
¿Qué son los espacios de resistencia cultural?
Los espacios de resistencia cultural son lugares o entornos en donde se manifiestan prácticas o acciones que desafían la hegemonía cultural. Las opciones de entretenimiento y esparcimiento populares como series de televisión, conciertos y música comercial suelen ser costosas. Durante los últimos años el precio de los boletos para conciertos ha incrementado significativamente, especialmente para shows extranjeros, pues el salario mínimo en la capital del país ronda apenas 278 pesos.
Sin embargo, la resistencia surge en propuestas alternativas, llenas de cultura, color y sabor. Ya sea en espacios físicos, virtuales o en lugares autogestivos de memoria, los espacios de resistencia cultural promueven la diversidad y pluralidad cultural, y permiten a los grupos vulnerados afirmar su identidad, a la vez que desafían la discriminación y segregación.
Algunos de los espacios culturales de resistencia más comunes provienen de causas sociales como el feminismo, la lucha LGBTQ+, las personas migrantes y las personas de comunidades indígenas.
Un ejemplo de espacio tangible de resistencia cultural son las trajineras de Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, y es que son espacios de comunidad, memoria e identidad que le hace frente al desplazamiento y la gentrificación.
Sin embargo, los espacios de resistencia también enfrentan desafíos como: precariedad económica, falta de recursos públicos y estigmatización.
El “Alicia”, un espacio de resistencia cultural
Desde hace casi treinta años, el Multiforo Cultural Alicia ha sido la cuna de movimientos musicales emergentes como el ska, surf y el rock, pero también de movimientos sociales, de protesta y manifestación, pues siempre han mostrado solidaridad con el movimiento zapatista del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
En México la cultura ha sido una herramienta fundamental para la resistencia, especialmente en contextos de dominación, opresión, imperialismo y colonización. Estos espacios no sólo desafían las propuestas culturales hegemónicas, sino que están en constante disputa, desafiando estas estructuras de poder cultural.
Y es que el arte es una acción social participativa e incluyente que por consecuencia se transforma en un parteaguas para el encuentro político. Estos espacios de contracultura también sirven como espacios de memoria, preservación e inclusión.
Otro ejemplo de ello es el Tianguis Cultural del Chopo, un espacio de resistencia cultural e intercambio cultural que inició como un mercado callejero en 1980 y ha evolucionado durante los últimos cuarenta años, o el El Centro de Arte y Cultura Circo Volador, que acerca la cultura a las infancias y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad.