A pocos días del #8M, el periódico Noticias de Querétaro publicó una ilustración del caricaturista Gilberto Méndez Salinas. La imagen titulada “8 de marzo, no feminazis”, que mezcla el símbolo de la lucha feminista con una esvástica nazi y la señal de “prohibido”, representada por un círculo y una diagonal.
Ante las críticas, Gilberto Méndez explicó que su propósito era “señalar a las mujeres que aprovechan estos movimientos feministas para otros fines”, acudiendo nuevamente a la narrativa que compara la lucha de las mujeres con el emblema del periodo nazi liderado por Adolfo Hitler y que promovió la discriminación, el racismo, la xenofobia y concluyó el el genocidio de millones de personas.
El caricaturista expresó que su intención no era “hablar mal del movimiento feminista que tanto sufre”, sin embargo, la perpetuación del término feminazi continúa estigmatizando y desacreditando las diferentes luchas de las mujeres.
La búsqueda por la igualdad, paridad, erradicación de la violencia en contra de la mujer, eliminación de los mandatos de género, el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos o la lucha por recibir el mismo sueldo erróneamente se traduce como un “odio desmedido a todos los hombres del mundo” y el hablar de estos temas en lugares público, así como protestar y manifestarnos, ya sea a través del arte, de la iconoclasia o de cualquier forma que atente contra el patriarcado y la hegemonía, amerita que nos definan como ‘feminazis”.
El origen de la palabra “feminazi”
La palabra feminazi ha sido adoptada en el vocabulario popular para burlarse o criticar a las mujeres feministas, pero además de ser una palabra incorrecta, es racista y antisemita. El término corresponde a la unión de “femi”, referencia a la mujer, y “nazi” relacionada con la ideología implementada por Adolfo Hitler durante la primera mitad del siglo XX.
La palabra ‘feminazi’ fue creada en 1992 por el estadounidense Rush Limbaugh, militante del Partido Republicano que comparó a las feministas que luchaban por su derecho a decidir sobre su propio cuerpo con los nazis y describiendo al aborto como un “holocausto moderno”.
¿Qué responder al escuchar ''feminazi''?
“Por quererme provocar me dijo feminazi. ¿Qué se debe responder? Poco insulto puede haber, que llegue a compararse...Pero le dije: que poca, ay qué poca madurez mental debes tener”, estas palabras se escuchan en la Cumbia Feminazi de Renne Goust, una canción que responde a los comentarios e insultos de la palabra.
Pero, “qué poca sensibilidad hay que tener, para tomar algo tan cruel, tan históricamente hiriente y pretender usarlo para imponerse”, continúa la canción, “pero un detalle detalle te falló, quien camina por la calles con miedo soy yo”.
Porque cuando nos llaman feminazis deberíamos cuestionar si creen que las feministas tenemos cámaras de gas. Además, de que la palabra simplifica a las feministas en un concepto rígido y simplificado señalando a la mujer como un ser violento que quiere exterminar a los hombres; pero el feminismo y el nazismo no son lo mismo y el uso de la palabra fomenta una idea equivocada de una lucha que atraviesa a todas las mujeres de diferentes maneras, porque “ni la justicia es algo radical, ni la igualdad un concepto agresivo”, dijo la feminista española Nerea Pérez de las Hereas.
“No me llames feminazi, no, sólo porque mi autoestima ya te amenazó. Ay te querías pasar de listo, pues ya no nos vamos a quedar calladas”, termina la canción.