Chidimma Adetshina, Miss Nigeria y virreina de Miss Universo 2024, ha renunciado a su título de Miss Sudáfrica, una decisión que ha provocado un amplio debate en el mundo de los certámenes de belleza.
Chidimma Adetshina obtuvo el segundo lugar en el certamen de belleza realizado en la Ciudad de México, mientras que la danesa Victoria Kajaer fue coronada como la “mujer más bella” en el concurso.
Las críticas en su contra por parte de usuarios en redes sociales surgieron al señalar que sus padres no eran originarios de ese país; su madre es de Mozambique y su padre de Nigeria. Desde que Chidimma se convirtió en la representante de Sudáfrica para el certamen de belleza sufrió de acoso, discriminación, racismo y xenofobia en redes sociales.
Esto hizo que finalmente renunciará a la corona de Miss Sudáfrica y a participar en representación de Nigeria. Chidimma Adetshina nació en Soweto, Sudáfrica, en 2001. Actualmente estudia Derecho.
Los casos de acosos a las concursantes de certámenes de belleza no son una novedad, ocurren constantemente, muchas veces en forma de violencia digital. El racismo y la xenofobia se acentúan particularmente cuando las concursantes no son mujeres blancas y es que hay una larga historia de discriminación, especialmente contra de las mujeres negras.
“Este viaje ha sido muy complicado, la gente no entiende por lo que tuve que atravesar. Intenté hablar al respecto pero sin decir mucho para no ofender a las personas”, comentó en una entrevista con la cadena de televisión CNN tras anunciar su retiro de los concursos de belleza.
En 1997, Janelle Commissiong, de Trinidad y Tobago, se convirtió en la primera mujer negra en ganar el certamen, pasaron 25 años desde la primera edición para que esto sucediera. Países de Asia y Latinoamérica como Tailandia, Filipinas, Perú y Brasil ya habían ganado en al menos una ocasión.
El problema con los certámenes de belleza
Desde hace unos años, los certámenes de belleza han sido criticados por mujeres y grupos feministas que sostienen que en ellos se refuerzan estereotipos y estándares de belleza hegemónicos imposibles de alcanzar.
Este no es un reclamo arbitrario y sin fundamentos, tan sólo la organización “Mexicana Universal” busca perfiles de mujeres para que representen a nuestro país en certámenes internacionales con características específicas, entre las que se encuentran, pertenecer al sexo femenino por nacimiento, tener una edad de entre 20 y 27 años, ser soltera y no haber estado casada, no tener hijos, y cumplir con “características físicas óptimas”.
Estos requisitos nos dicen que sólo un tipo de mujer puede lograr tal nivel de belleza, competencias y aptitudes para convertirse en una “Miss” ejemplar, por encima de otras mujeres. Finalmente, las competencias son para ganarlas.
Estos certámenes no sólo son discriminatorios identidad de género, edad y estado civil; aunque la descripción de “características físicas óptimas” es un requisito ambiguo, la realidad es que se espera que las participantes sean altas, delgadas, con un perfil físico que no se aleje de los estándares de belleza occidental, y bajita la mano, blancas, o en su defecto, que puedan pasar por personas blancas.
Aunque las competiciones internacionales tienen una diversidad de perfiles, todas las misses utilizan maquillajes similares, influenciados por la cultura de belleza europea; pestañas largas, rubor en las mejillas, labios grandes. ¿Has notado que esto, en vez de exaltar los rasgos físicos de las mujeres, intenta emular la estética de la mujer blanca?
Porque no importa que tan diversos se digan estos concursos, detrás de ellos está un sistema que objetifica y estandariza los cuerpos de las mujeres.