El 29 de febrero de este año, Maya Henry, la modelo, influencer y ex-prometida de Liam Payne anunció el lanzamiento de su libro Mirando hacia el futuro, (Looking Forward). En él, Maya relató la historia de una relación llena de abusos, chantaje y manipulación con el cantante.

Inicialmente, Maya no tenía pensado compartir su historia con el mundo, sin embargo, para ella escribir y plasmar su vida le trajo alegría y libertad; explicó Maya.

Después de que el libro llegara a manos del público, las acusaciones en contra de Maya Henry no cesaron; “en dónde están las pruebas”, “quiere colgarse de su carrera”, “no te creo”, fueron algunos de los comentarios que recibió en redes sociales. 

El acoso incrementó tras la muerte de Liam Payne, el miércoles 16 de octubre.

Liam Payne padecía de ansiedad y tenía complicaciones relacionadas con la salud mental, situación que se desarrolló a partir de las exposición mediática que trajo consigo ser integrante de la banda One Direction desde los 17 años de edad.

A raíz de la fama, Liam desarrolló dependencia al alcohol, situación que lo llevó a acudir a un centro de rehabilitación para recuperarse de la adicción, comentó por primera vez en una entrevista realizada en 2021 para Access.

Una relación de abusos y manipulación

La relación de Maya Henry y Liam Payne inició cuando ella tenía apenas 18 años de edad y él 26, sin embargo, se conocieron antes, durante un meet and greet con la banda One Direction.

Durante su relación,  Maya relató  que fue víctima de violencia doméstica, psicológica y verbal. Algunos de los eventos que Maya relata involucran fuerza física, ya que Liam solía estar constantemente alcoholizado y tenía ataques violentos en los que golpeaba su cabeza contra la pared y rompía mesas de vidrio. La manipulación ejercida por Liam fue tal, que la obligó a tener un aborto cuando ella no estaba segura de la decisión. 

Liam Payne continuó acosando a Maya después de la ruptura, mandando mensajes desde diferentes números telefónicos, creando nuevos perfiles en iCloud para contactarla, enviando correos electrónicos masivamente e incluso acosando a su madre y amigos mediante mensajes. Esto según ha confesado la modelo. 

Además, el cantante la manipulaba y amenazaba con no contar los hechos, explicó Maya. “No le digas a nadie, no te van a creer. Las fans siempre van a defendernos”.

Una extensión del acoso, el acoso cibernético

El acoso cibernético es un modo de violencia que se desarrolla a través de redes sociales y foros de internet, que tienen como propósito imponer miedo, humillar, amenazar y criticar a una persona. Es imprescindible señalar y reconocer que Maya Henry no sólo ha tenido una relación caracterizada por la violencia, sino que ahora también es víctima de acoso cibernético. 

Después de la muerte de Liam Payne, Maya Henry se ha enfrentado a acusaciones, amenazas y acoso cibernético, en el que usuarios, generalmente seguidores del cantante, aseguran que ella es responsable del fallecimiento.  ¿Es posible que, aún después de conocer la historia de una mujer que ha sufrido violencias, se le recrimine y revictimice incansablemente?

Las mujeres no somos responsables de los actos cometidos por los hombres, así como las víctimas no son responsables de las agresiones y decisiones de los perpetradores.

Maya Henry es víctima de los abusos cometidos por Liam Payne, durante y después de su relación de cuatro años. La exposición mediática, los comentarios de odio y el acoso masivo a los qué se enfrenta como víctima nos hace cuestionarnos por qué dejamos de condenar las acciones de los agresores cuando estos tienen una posición de celebridad.

Los agresores saben que en un sistema que se rige por el pacto patriarcal, las estructuras sociales están diseñadas para favorecer a los hombres, para conferirles poder y perpetrar libremente los derechos humanos sin repercusiones, incluso después de la muerte.

Porque mientras Liam Payne es recordado por su carrera profesional, el historial de abuso que cometió en contra de Maya Henry es cuestionado, tergiversado y socavado, demostrando que el estatus de los agresores les confiere perdón y olvido.