Priscila Arias, conocida como La Fatshionista, es una influencer, modelo y activista mexicana en contra de la gordofobia y a favor de la diversidad corporal. Su activismo comenzó desde la reconciliación con su cuerpo y la necesidad por cuestionar los estándares hegemónicos de belleza.
A través de sus redes sociales ha abierto la conversación sobre la importancia de la representación corporal diversa en los medios de comunicación y se ha convertido en una poderosa voz en la cultura digital abogando por la inclusión de todas la cuerpas.
Desde la lucha feminista, ha advocado por los derechos de las mujeres gordas, especialmente en los medios de comunicación y los discursos de odio en redes sociales, y es que la discriminación por sobrepeso es uno de los actos más comunes tanto en espacios físicos o digitales.
En el programa de internet y podcast “Seis de Copas”, La Fatshionista, que integra el equipo junto con Diana Wong, Fernanda Martín, Mónica Makaco, Marisol de la Fuente y María Bolio, habla sobre los conflictos que enfrentan las mujeres dentro y fuera del internet con una dosis de humor, chismecito y una platica entre amigas.
“La cultura de la dieta es violencia patriarcal”
“Cuando a través de la conversación las mujeres se dieron cuenta que sus problemas personales eran problemas colectivos, se dieron cuenta que eran problemas sistémicos. Por eso es tan poderoso Seis de Copas, porque aquí platicamos nuestras experiencias con mente abierta entendiendo que somos diferentes personas pero que nos han atravesado varias frustraciones por igual, y las que no, estamos dispuestas a escucharlas para aprender de ellas y no ser parte del problema”, narró La Fatshionista en una reflexión rumbo al 8M.
El pasado 8 de marzo, en la marcha por el Día Internacional de la Mujer, La Fatshionista, junto con Seis de Copas, convocó a un contingente en contra de la violencia estética. Acompañada de cientos de mujeres, La Fatshionista se hizo viral en redes sociales por el eco de la consigna “La cultura de la dieta es violencia patriarcal”, que rechaza el control de los cuerpos y la erradicación de la diversidad corporal.
La viralización de la poderosa consigna llegó con miles de críticas cuestionando la salud de las personas gordas y reforzando el estereotipo de que los cuerpos delgados son las únicas representaciones de bienestar físico.
Desde su presencia en redes sociales, Priscila Arias ha sido vocera y activista en contra de la gordofobia, y en 2023 creó una canción viral sobre la discriminación en la que se pronunciaba en contra de los estándares hegemónicos y patriarcales de belleza, que promueve cuerpos enfermos y disforizados por la cultura de la delgadez.
“Estoy cansada de no poder desconectar, que vaya donde vaya gordofobia ahí estás” y “Estoy cansada de su recomendación, de dietas de mierda que no les pedí yo”, son algunos de los versos que forman una poderosa protesta en contra de las corporalidades.
Ser gorda y feminista es resistencia ante la violencia patriarcal
La violencia estética establece que todos los cuerpos deben ser delgados, altos, blancos y jóvenes; bajo un sistema patriarcal, las mujeres no tiene permitido no cumplir con alguno de estos estándares, de lo contrario se les considera inservibles, no atractivas ni productivas.
Este problema está atravesado por otras asimetrías como la raza, el origen étnico, discapacidades y demás, por lo que vivir libre y auténticamente en un cuerpo fuera del canon de belleza es tanto un acto revolucionario como de resistencia.
El activismo de La Fatshionista ha dejado lecciones importantes para todas las mujeres que deseen ejercer su autonomía corporal como un acto político. Sí lo personal es político, también lo es la mera existencia de los cuerpos gordos.
Ser gorda y feminista implica desafiar el ideal de belleza hegemónica, reivindicar el derecho a existir y ser representadas con dignidad en la vida pública y colectiva, así como reclamar espacios que históricamente han sido negado a personas gordas.