Cuando tenía 24 años Andrea comenzó a trabajar en un medio de comunicación deportivo, estaba muy emocionada porque la empresa prometía innovación e incluso no ser tan formales cuando salieran a cuadro en televisión. Sin embargo, la felicidad comenzó a disminuir cuando notó que se le exigía maquillarse más o cambiar su aspecto para poder realizar su trabajo.

“Para salir a cuadro yo me maquillaba normal, no teníamos maquillista y siempre, de alguna forma, me decían que me pintara los labios de un color más fuerte. En una ocasión que llevaba una playera blanca me sugirieron bajármela un poco”, narra la periodista.

Andrea percibió que estos comentarios no la dejaban sentirse cómoda para salir al aire en los programas del medio deportivo. “En cierta forma nunca parecía ser suficiente como me veía”.

Esto que vivió Andrea se llama violencia estética, es decir “una imposición cotidiana hacia los cuerpos de las personas, particularmente de las mujeres. Esta exigencia nos dice constantemente cómo tiene que ser un cuerpo y cómo tenemos que vernos”, explica Alejandra Collado, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) UNAM, en entrevista con La cadera de Eva.

La violencia estética va más allá de la belleza de una persona, es un tema que se traduce en discriminación y exclusión de las personas que no encajan con los estándares de belleza que han sido impuestos por la sociedad y que pueden acarrear graves consecuencias para la persona que está siendo afectada.

Como Andrea, otras mujeres también han sido víctimas de violencia estética. En México, el 30% de personas se han sentido discriminadas por su forma de vestir o por su arreglo personal, el 29.1% dijo que fue discriminado por su complexión física (peso o estatura), de acuerdo con la  Encuesta Nacional sobre Discriminación, 2017.

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La violencia estética se sostiene por el sexismo, la gerontofobia (miedo a envejecer), el racismo y la gordofobia. Siempre se le exigirá a las mujeres que sean jóvenes, blancas, delgadas y femeninas, explicó la investigadora Esther Pineda a Pie de Página.

“Son formas de excluir a todos esos cuerpos que son las personas reales, porque no encaja con este ideal que se nos ha intentado imponer”. (Alejandra Collado, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) UNAM)

Así es vivir violencia estética en los medios de comunicación

Gloria Piña, periodista de investigación, descubrió que existía la violencia estética en los medios de comunicación cuando trabajó en televisión. Sus compañeros hacían comentarios como “en televisión sólo trabaja gente guapa”, “tienes que verte bien”, “como te ves te tratan”. Piña comentó que “este tipo de comentarios parecieran muy normales, pero por encima traen  una carga de estigma o discriminación que no notamos”.

Y es que la violencia estética se manifiesta en todo aquello que tiene que ver con los productos culturales y publicitarios, además está encaminada a que consumamos ciertos productos para seguir entrando en un canon de delgadez, juventud, fenotipo, incluso de color de piel y facciones, explicó Alejandra Collado.

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Cuando la periodista trabajaba en televisión sentía una presión constante sobre la importancia de su aspecto físico, esto le incomodaba. “Me empecé a vestir y hablar diferente, te preocupas por cuestiones como tu maquillaje, tu peso, tus rasgos, si tienes líneas de expresión, tu cabello, marcas de acné”, narró.

“Nunca pensé que mi desenvolvimiento profesional periodístico estuviera condicionado por mi aspecto. Se tiene que dejar de normalizar porque son estándares, etiquetas y limitaciones que condicionan el desarrollo profesional de las mujeres en el periodismo”. (Gloria Piña, periodista de investigación)

Collado afirmó que la violencia estética también se ve reflejada en que las mujeres tengan que usar zapatillas e incluso ir maquilladas y peinadas siempre para determinados puestos y que con los compañeros de trabajo hombres no haya ese tipo de exigencia.

La investigadora del CIEG comentó que este tipo de violencia también tiene otra cara: la de no ser guapa para ciertos puestos, es decir, se vive violencia laboral por discriminación.

“Eso no quiere decir que las personas bien parecidas no tengan la capacidad para estar en ese trabajo, pero si no tienes esa característica es muy probable que tengas que trabajar el doble o el triple para llegar a ese puesto”. (Alejandra Collado, investigadora del CIEG UNAM)

La familia, el ambiente escolar y el ámbito laboral son algunos de los lugares en donde con mayor frecuencia se promueven acciones discriminatorias en contra de las personas por su condición corporal, explicó la investigadora Tzazil Valencia Oseguera a Gaceta UNAM.

Valencia Oseguera también comentó que los medios de comunicación continúan siendo el espacio principal en el que “a las mujeres se les asigna e imponen estándares de belleza y perfección”.

Gloria Piña comenta que en el periodismo la violencia estética se puede ver en diferentes fuentes de información en donde los reporteros van vestidos de cierta manera, la imagen importa mucho para poder acceder a ciertos eventos o tratar con políticos.

¿Qué podemos hacer contra la violencia estética?

La violencia estética puede llegar a impactar gravemente a las personas, especialmente a las mujeres. Los comentarios externos sobre nuestro cuerpo pueden ocasionar que tengamos baja autoestima o nos sintamos insuficientes e intentemos alcanzar el estándar de belleza a costa de nuestra salud. 

Ejemplo de esto es que en México, cada año se registran cerca de 20 mil casos de anorexia y bulimia, las personas de entre 15 y 19 años de edad son las más afectadas, de acuerdo con la Secretaría de Salud.

La violencia estética que Andrea sufrió en el medio de comunicación deportivo en el que trabajaba, la llevó a autolesionarse en una ocasión en la que su mamá le hizo un comentario sobre su aspecto, esto encendió sus alarmas y comenzó a hablar sobre ello en terapia.

Si este tipo de violencia afecta tanto a las mujeres ¿cómo podemos evitarla? La periodista Gloria Piña comenta que “a nosotras nos toca darnos cuenta que nuestro valor como mujeres y profesionistas no está limitado por nuestro aspecto”, recordó que hay todo un sistema detrás que nos ha interiorizado este problema.

Ni siquiera la inteligencia artificial se ha salvado de seguir estándares de belleza. Así nos lo dejó ver Grupo Fórmula cuando presentó a Nat, la primera presentadora de noticias que fue creada con inteligencia artificial en América Latina. Nat es una mujer delgada, joven, con una voz suave, e incluso, la inteligencia artificial le colocó un escote.

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La investigadora Alejandra Collado explicó que este problema se puede transformar si dejamos de hablar de los cuerpos de las demás personas y es algo que se tiene que aprender en la familia, parejas y amistades. Agregó que debe haber más representación de otros tipos de cuerpos en los medios de comunicación.