Seguramente, en algún momento, alguien te ha hecho comentarios o preguntas no solicitados como: "¿No crees que deberías adelgazar?", "Te verías mejor con unos kilos menos", "Estás muy flaca, deberías comer más", o frases similares que cuestionan nuestra apariencia física y nos hacen sentir incómodas con nuestras cuerpas.

Estos comentarios, que nunca pedimos, pueden afectar profundamente nuestra autoestima y nos hacen sentir como si no estuviéramos a la altura de los estándares de belleza impuestos por la sociedad.

Ya sea por ser consideradas "gordas" o "flacas", por llevar maquillaje o no, por tener cuerpos grandes o no normativos, por tener demasiado músculo o no tener suficiente, por no cumplir con los ideales de feminidad, por tener rasgos marcados o pelo rizado, por ser negras, morenas, bajitas o cualquier otra característica física, el body shaming nos afecta a todas.

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¿Qué es el body shaming?

El body shaming o vergüenza corporal, según los diccionarios de Cambridge y Oxford, se refiere a la crítica o menosprecio hacia alguien por su forma, talla o apariencia física. Esta práctica puede ocurrir en lugares que deberían ser seguros y amorosos, como la familia, pero es especialmente común en las redes sociales, donde se señalan constantemente las "imperfecciones" corporales, sobre todo de las mujeres.

El problema es que este fenómeno puede parecer inofensivo para muchas personas, pero en realidad es peligroso y puede tener consecuencias graves para la salud mental y emocional de las personas que lo sufren.

En México, una encuesta sobre ciberacoso realizada por Bumble en conjunto con Ipsos en 2023, reveló que el 79% de las mujeres perciben que el body shaming es una forma de violencia, mientras que solo el 69% de los hombres están al tanto de esta problemática.

Cánones de belleza

La doctora Maya Ortega Luyando, psicóloga especializada en distorsión corporal, insatisfacción corporal y trastornos alimenticios de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, explicó a TV UNAM que a lo largo de los siglos, las diferentes culturas han valorado distintos tipos de cuerpo, y estos ideales han evolucionado constantemente.

Por ejemplo, en la prehistoria, las mujeres con cuerpos curvos eran celebradas por representar la fertilidad y la supervivencia. En el antiguo Egipto, se valoraban los cuerpos con una altura de 18 puños, mientras que en la Grecia antigua, se hacía hincapié en la simetría y las proporciones geométricas. Durante el Renacimiento, la piel pálida se asociaba con la pureza y la divinidad.

Incluso en la cultura popular, los ideales de belleza han cambiado con el tiempo. Marilyn Monroe, por ejemplo, se convirtió en un icono de la belleza en su época, a pesar de que su forma corporal sería considerada "grande" según los estándares actuales.

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Hoy en día, los cánones de belleza están dominados por la cultura del fitness, que promueve un físico delgado, con poca grasa corporal y una masa muscular considerable. Sin embargo, de acuerdo con la especialista esta tendencia puede llevar a obsesiones malsanas con la apariencia.

Al respecto, la doctora Maya Ortega Luyando señala que estos cánones de belleza fabricados están diseñados para hacer que la gente se sienta insegura sobre su cuerpo e impulsar el consumo.

Cuanto más insatisfecha esté la gente con su apariencia, más rentable será para industrias como la cosmética que tiene un gran poder económico y utiliza a los famosos para promocionar sus productos y establecer nuevas normas de belleza, lo que puede perpetuar la insatisfacción corporal y la obsesión con la apariencia.

Impacto en la salud mental

El body shaming es una forma de discriminación que puede tener graves consecuencias para la salud mental y física de las personas. Puede provocar sentimientos de culpa, depresión, aislamiento, trastornos alimentarios e incluso pensamientos suicidas, según la doctora Maya Ortega Luyando.

La angustia psicológica causada por la vergüenza corporal puede manifestarse en síntomas físicos y mecanismos de afrontamiento poco saludables, deteriorando aún más el bienestar general.

La doctora Maya Ortega Luyando ofrece varios consejos para combatir el body shaming:

  • Desarrollar habilidades de alfabetización mediática para evaluar críticamente los mensajes sobre la belleza e imagen corporal. Debemos cuestionar los motivos que hay detrás de estos mensajes y reconocer que nuestro valor como personas va mucho más allá de nuestra apariencia física.
  • Abstenerse de hacer comentarios sobre el cuerpo de los demás por respeto y empatía. A menudo no conocemos las razones del peso o las características físicas de alguien, y nuestras palabras pueden tener un profundo impacto. La obesidad, por ejemplo, puede ser causada por factores hormonales, metabólicos, psicológicos o socioeconómicos, y no solo por una mala nutrición.
  • Dejar de compartir consejos dietéticos no solicitados, ya que lo que funciona para una persona puede no ser adecuado para otra. Las dietas deben personalizarse en función de factores como la edad, el nivel de actividad, la estatura y el estado general de salud. La obesidad, por ejemplo, puede ser causada por factores hormonales, metabólicos, psicológicos o socioeconómicos, y no solo por una mala nutrición.
  • Aceptar la diversidad corporal y desafiar los ideales de belleza poco realistas perpetuados por la sociedad. Debemos fomentar una cultura de respeto por todos los cuerpos y reconocer que la verdadera belleza reside en nuestra individualidad, talentos y cualidades.

Siguiendo estos consejos, podemos contribuir a crear un mundo donde las personas se sientan seguras y cómodas en su propia piel, independientemente de su tamaño o forma. Es hora de cambiar la forma en que pensamos sobre la belleza y el cuerpo, y de promover una cultura de aceptación y respeto.