En conmemoración del Día Internacional del Cine que se celebra cada segundo sábado del mes de febrero, recordamos que el cine es un espacio en el que las mujeres aún luchan por visibilidad y equidad de oportunidades. Es por ello que revisitamos la historia de Alice Guy-Blaché, considerada la primera mujer en dirigir un largometraje de ficción.
Alice Guy-Blaché nació el 1 de julio de 1873 en Saint-Mandé, París. Fue pionera en el desarrollo de técnicas y elementos del lenguaje cinematográfico popularmente utilizados en la actualidad como los close-ups, los efectos especiales, y el innovador coloreado de película a mano.
A pesar de ser una mujer increíblemente talentosa en el área de la producción audiovisual, su legado sigue sin reconocerse al nivel de sus contrapartes masculinas en la historia del cine.
Guy-Blaché no sólo fue directora de cine, también creó su propia productora cinematográfica bajo el nombre de Solax, espacio en el que produjo películas silentes, especialmente comedias.
Alice Guy-Blaché, pionera en el cine de ficción
Alice Guy-Blaché fue una de las primeras cineastas en explorar el cine narrativo, contrario a los hermanos Lumiere, a quienes se les atribuyen las principales piezas cinematográficas, que más bien tenían una aproximación más científica que artística. El cine de Guy-Blanché contaba historias y no sólo plasmaba imágenes de la vida cotidiana.
La Fée aux Choux (1896), la ópera prima de Guy-Blanché, es considerada la primera película de ficción debido a que se cuenta a través del lenguaje cinematográfico un argumento original y hay un proceso de pre-producción, es decir, se trabajó previamente la premisa, así como los elementos de vestuario, maquillaje, ambientación y escenario.
Aunque aún hay debates sobre quién fue la primera persona en crear el género, es indudable que Guy-Blaché aportó elementos fundamentales para el cine como lo conocemos en la actualidad.
Temáticas en el cine de Guy-Blaché
A pesar de crecer en una época en la que las mujeres estaban destinadas a las tareas del hogar, Guy-Blanché tuvo la oportunidad de estudiar mecanografía y taquigrafía, una carrera también destinada para las mujeres, sin embargo, esto le dio la oportunidad de acercarse al mundo del cine y la escritura.
Sus películas retratan desde la comicidad y ficción las historias de mujeres sublevadas y autónomas, como en The Consequences of Feminism de 1906, en donde imagina una sociedad con roles de género invertidos.