En días recientes se popularizó en redes sociales hacer uso de un filtro de envejecimiento, que no consta más que de la adición de canas y líneas de expresión a la persona que lo utilice. El filtro terminaría por explotar, especialmente, en TikTok donde se volvería una tendencia que sacaría a flote una conversación que une el género, la vejez y la valoración de la mujer en función de su juventud.
Mientras que el filtro fue utilizado por miles de hombres que decidieron compararse con sus padres o bien, volver su rostro avejentado como parte de sketch humorísticos, la reacción de las mujeres fue contraria. Algunas lloraban, otras usuarias se limitaron a señalar de manera despectiva lo horrible de la vejez y que iniciarían con un par de cirugías estéticas para prevenir que su proceso de envejecimiento fuera tan drástico.
“Quería probarme este filtro para verme porque pues, yo he jurado que seré una viejita bien y bonita, pero me veo tan horrible que sólo me dan ganas de llorar. No lo soporto”, compartió una usuaria vía TikTok.
En este sentido, ¿de qué manera influye el género con la vejez y por qué es importante hablar de esta construcción social? Para entenderlo, es necesario desglosar qué carga de significados posee la vejez femenina y masculina y por qué recae con más peso en las mujeres.
La vejez: etapa de la vida y término construido
La vejez, más allá de ser una etapa de la vida, está dotada de una serie de construcciones sociales que responden al estereotipo de una persona adulta mayor; valores, símbolos, representación y edadismo.
El edadismo es una forma de discriminación social en razón de la edad que perpetúan estereotipos y prejuicios que se agudizan cuando se atraviesa el género.
En la obra “Relaciones de género y envejecimiento” escrita por Jay Ginn y Sara Arber se señala que entender el paso del tiempo de manera distintiva entre hombres y mujeres, nos permite entender cómo las personas participan en la distribución del poder, los privilegios que gozan y de qué forma acceden al bienestar en esta etapa de la vida.
En este sentido, entra en juego una de las principales discusiones en torno a esta tendencia: el miedo al envejecimiento, la belleza -única- juvenil y los estándares que acompañan a la mujer en cada etapa de la vida. Sobre esto, la escritora Jia Tolentino reflexiona en su ensayo Trick Mirror: Reflections on self delusion la manera en que la mujer ha sido privada de envejecer.
¿A qué se debe esto? De acuerdo con Jia Tolentino, a la sociedad le pesa mucho deshacerse de los estándares que exaltan la juventud y la delgadez como sinónimos únicos de belleza; “cualidades femeninas” veneradas que le permiten a la sociedad clasificar y valorar a la mujer en función de su físico.
En contraparte, la abogada y escritora Carla Patiño cuestiona lo siguiente: ¿Por qué el sistema nos empuja a las mujeres a lucir siempre jóvenes mientras que a los hombres los exalta por su belleza madura?
Asimismo, cuestiona que ante los ojos patriarcales -y reproductivos- pareciese que las mujeres tuvieran una "fecha de caducidad" entre los 35 y los 40 años, poniendo una gran cantidad de presión en los hombros de las mujeres que realizan importantes esfuerzos para esconder el paso del tiempo en su rostro, cuello, manos y por supuesto, cabello.
Esta lectura no podría estar complementada sin hablar de cómo las personas son clasificadas en la vejez y los atributos que se les adjudican. Este fenómeno quedó por sentado en la tendencia Aged (envejecer) de TikTok, pues mientras las canas y las líneas de expresión eran reconocidas como algo atractivo en algunos usuarios hombres, la reacción en mujeres fue contraria, incómoda y para algunas personas, incluso dolorosa.
“6 de cada diez mujeres se tiñen el cabello, mientras que sólo 1 de cada diez hombres lo hace. En el cine, las mujeres que llevan canas son personajes que viven molestas, son solteras (…). Una bibliotecaria cansada, una profesora aburrida… no hay mujeres con canas que sean soldados ni que interpreten algo de acción, ¿por qué las canas en los medios están cargadas de valores negativos? (Instituto Médico Dermatológico)
El proceso digno de envejecimiento es un derecho humano, que por sí mismo, también posee una connotación de género compleja como la violencia económica, la viudez, el abandono, la falta de servicios de salud, la estigmatización, pobreza, la desprotección y una serie de cuestiones sistémicas que atraviesan a la mujer mayor y la vulneran. (Lee más de este tema aquí). Por ello, se vuelve un discurso indignante encontrarse con el rechazo a la vejez femenina y caer en prácticas edadistas que despojan a la mujer de vivir en plenitud cada etapa de su desarrollo, o en palabras de Carla Patiño:
Es difícil olvidar que también tenemos derecho a envejecer.