Era una noche de perreo en la que, a manera de víbora de la mar, varias personas hacían una fila de baile. Ahí coincidieron por primera vez Sol Arvizu y Salma Semiramis Saenz Lazcano, pero sería Canción de todas, un proyecto de creación de redes comunitarias y autogestivas para prevenir y erradicar la violencia a través del arte, lo que las uniría.

Cuatro años antes, en 2018, Sol Arvizu había compuesto Canción de todas y en 2022 finalmente estaba decidida a que saliera en colaboración con once mujeres. Días después de la “fila del perreo”, un amigo en común le pidió a Sol cantarle Canción de todas a Salma. Hoy, además de socias fundadoras de Saloma, son roomies.

Salma Semiramis Saenz Lazcano y Sol Arvizu
Salma Semiramis Saenz Lazcano y Sol Arvizu

Salma Semiramis Saenz Lazcano

Era 2015 y Salma Semiramis Saenz Lazcano acababa de entrar a la universidad cuando un amigo suyo la invitó a un campamento de jóvenes activistas que se hacía en América Latina. Fue ahí cuando conoció a la fundación Techo, desde donde se diseñan, gestionan y construyen proyectos de vivienda, acceso a servicios básicos e infraestructura comunitaria.

En esa experiencia fue cuando descubrió una sensación que venía del trabajo comunitario y de contribuir a una causa que beneficiaba a muchas personas: “fue cuando dije: yo quiero seguir aquí todo el tiempo, porque sentía que eso era muy importante porque no había forma en la que pudiéramos coincidir tantas personas con historias de vida tan distintas, de contextos tan diferentes”.

Foto: Instagram de Salma Semiramis Saenz Lazcano
Foto: Instagram de Salma Semiramis Saenz Lazcano

Salma Semiramis Saenz Lazcano, o como se presenta “Salma”, es originaria de Toluca, Estado de México. Estudió Ciencia Política y Relaciones Internacionales en el CIDE y una maestría en Hábitat y Pobreza Urbana en América Latina en la Universidad de Buenos Aires. Desde hace más de ocho años ha participado en el activismo, principalmente en Techo

La primera vez que se sintió inspirada a cambiar la realidad fue también la primera vez que, junto con su madre, vivió una injusticia de una manera muy consciente y profunda, según recuerda.

“Mi mamá era supervisora de obra en La Guacamaya, un pueblo afuera de Toluca, en el Estado de México. La habían contratado para un proyecto en el que iban a hacer una lagunita para que los animales pudieran tomar agua de ahí e iban a tener que intervenir una calle para que los carros no se atascaran”.

Salma recuerda un día que acompañó a su mamá y en el camino las detuvieron personas de la misma comunidad. Estaban muy enojadas porque el presidente estaba desviando el nuevo camino hacia su casa, lo cual no formaba parte del proyecto.

La mamá de Salma se enfureció y les aseguró que eso se solucionaría en ese momento. Ella recuerda cómo su mamá arrancó el coche y a toda velocidad se dirigió a la casa del presidente: “Estábamos en su pueblo, en su territorio y pues estábamos las dos morras nada más y entonces mi mamá le dice que no, que eso no podía ni debería de estar pasando, que no se estaba respetando el proyecto”.

Y, en ese momento, delante de toda la población, su mamá logró no sólo que se dejara de desviar el proyecto, sino que todo el material que ya se había ocupado fuera devuelto. Pero así como esta anécdota, tiene otras en las que varios proyectos le fueron negados a su mamá por ser mujer.

Sol Arvizu

Es originaria de Chimalhuacán, Estado de México, y es la menor de tres hermanas. Su madre se desempeñaba como trabajadora doméstica, su padre como comerciante relojero. “Siempre he sido resoñadora, porque crecí en un ambiente muy complicado, como la mayoría de la población en este país, pero mi historia de vida siempre se ha guiado por la música”, se presenta.

El primer contacto que tuvo Sol Arvizu con la música fue en un contexto religioso, ya que su familia es cristiana. “Yo recuerdo que la única razón por la que me gustaba ir a la iglesia era porque escuchaba que las personas cantaban”, menciona, eso le generaba una sensación de comunidad y bienestar.

Foto: Instagram de Sol Arvizu
Foto: Instagram de Sol Arvizu

Años más tarde estudió Psicología en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, de la UNAM. Ahí participó en diversos proyectos de prevención de violencia en comunidades en Ixtapaluca y Chalco, Estado de México, así como gestión de proyectos y empresas sociales. 

En 2018 ganó un par de becas en Estados Unidos e Indonesia, donde pudo conocer más sobre las metodologías en torno al emprendimiento social, economía circular, justicia restaurativa y sobre el movimiento Tax the rich, una iniciativa que busca que quienes más dinero tienen paguen más impuestos. 

Sin embargo, los espacios que conoció a partir de las becas distaron mucho de la ilusión que ella tenía: “Eran encuentros de pura gente blanca muy privilegiada, de las mejores universidades del mundo y se me rompió el corazón. Nunca había visto tanta misoginia y tanta xenofobia en un solo lugar”.

Después de la temporada en Indonesia regresó a México a enfrentar seis meses de desempleo. “A mí me habían dicho que si yo estudiaba una carrera, le echaba un chingo de ganas y tenía un montón de especialidades, pues obvio iba a tener un buen trabajo y oh, sorpresa, ¡eso no sucedió!”.

Finalmente, encontró trabajo en el sector gobierno en el ámbito de educación, pero el entorno en el que se desempeñaba era extremadamente machista. “Yo ya estaba trabajando, tenía el prestigio y lo que siempre me habían dicho que tenía que hacer, pero era profundamente infeliz”.

Así fue como la pandemia también representó para ella un punto de quiebre. Empezó a aprender de producción musical y a grabar las cosas que ella misma había compuesto. En 2021 decidió renunciar a su trabajo y dedicarse a hacer música en conjunto con prácticas de psicología social y trabajo comunitario

“En todo ese camino la música siempre estaba ahí diciéndome: Sol, ya abandona esa idea del éxito prestigioso de la academia, porque no es por ahí”, recuerda.

Todo este recorrido fue la antesala que dio lugar a la creación del proyecto: Canción de todas, un relato de denuncia pero también de unión y encuentro con la comunidad, las amigas, las artes y la revolución social.

Canción de todas: un canto de sanación

Lo contrario a una pesadilla es un sueño. Canción de todas fue una pesadilla que se transformó en sueño. “Me acuerdo que estaba dormida y me desperté chillando, porque en mi sueño a mi hermana Paulina, que es la mediana, la habían secuestrado en mi barrio, en mi colonia, en mi comunidad”, narra Sol Arvizu. La sensación de miedo y angustia de aquella pesadilla se transformó en un viaje en el que podía ver diversas figuras y narrativas en diferentes espacios, entre ellos el musical.

“La figura de La Llorona me llamaba mucho la atención, porque es uno de los signos mexicanos más famosos. Si bien, la canción no te narra la historia ni la leyenda de La Llorona, la imagen de La Llorona en sí misma es una imagen bien patriarcal y bien machista que muestra la revictimización constante”.

Así, Sol Arvizu decidió tomar la pesadilla y la figura de La Llorona y reivindicarlas en Canción de todas. “Fue un proceso bien nutrido y bien amoroso por más mujeres artistas que pusieron sus instrumentos, sus voces, sus letras, sus experiencias en todo el proceso de llevar la canción”.

Canción de todas es un canto de sanación para Sol, quien desde la musicoterapia social la siente como un temazcal que involucra el agua, el aire, la tierra y el fuego. El agua es la tristeza y la soledad de un canto, pero luego viene la tierra que es la fuerza del rap para sacar a la fiera, a la denuncia; posteriormente llega el aire, que primero es de sofoco y luego de aliento para llamar a la manada; y, por último, llega el fuego que hace la revolución.

Daniela Garrido ilustró la portada de Canción de todas.
Daniela Garrido ilustró la portada de Canción de todas.

Un nuevo espacio para innovar

Salma Semiramis Saenz Lazcano renunció a su trabajo antes de que ella y Sol Arvizu decidieran crear un proyecto juntas. La abuela de Salma fue un pilar importante para que ella tomara esa decisión, pues fue quien la alentó a hacer algo por ella misma y a decidir su futuro: 

“Empezamos a hacer toda la gestación del proyecto, que fuera también como un semillero de proyectos y empresas sociales, o sea, que tengan una finalidad social y que fueran enriqueciéndose con más multidisciplinas”.

Ella ya tenía pensada una propuesta de plan de negocios, entonces le dijo a Sol Arvizu: “Yo tengo este proyecto, tú tienes Canción de todas, así que yo ahorita no consigo trabajo y me dedico tiempo completo a este proyecto para que lo saquemos”.

Y así fue como juntaron sus ahorros y entre ambas financiaron Canción de todas, el proyecto piloto e insignia de Saloma, la agencia consultora en innovación social y ambiental que crearon en conjunto. “En todo lo que no hemos estado de acuerdo -en otros trabajos- no lo vamos a utilizar y vamos a generar nuevas ideas para esto”, le dijo Salma a Sol al comenzar a trabajar juntas.

La comuna lencha trans fue el espacio donde se planearon los primeros tres meses de Canción de todas y Saloma, desde una política decolonial y de priorización de los cuidados, lo cual también significó que en lugar de agendar reuniones en restaurantes o bares, las harían en su casa, pues representaba el cuidado y el cariño de recibir a alguien, así como de abrir las puertas a un nuevo paradigma: "Siempre nos han dicho que lo laboral y lo privado no se mezcla y pues queremos romper con esos patrones desde el cuidado”, explica Sol Arvizu.

Brindis durante el lanzamiento de la agencia consultora "Saloma"
Brindis durante el lanzamiento de la agencia consultora "Saloma"

Actualmente, Saloma colabora en diversos proyectos interdisciplinarios que entretejen saberes sobre feminismo comunitario, economía solidaria, justicia restaurativa, desarrollo comunitario, enfoque decolonial, enfoque de cuidados, cooperativismo, musicoterapia y reintegración social.

“Cuando empecé todo esto fue porque yo tenía la necesidad de tener un trabajo en el que pudiera dormir tranquila, en el que dijera ¡a huevo, lo di todo! Y me siento muy contenta con todo lo que está ocurriendo porque va en línea con lo que yo creo y pues que va poco a poquito, que pasito a pasito vamos pegando”, responde Salma Semiramis Saenz Lazcano a la pregunta de qué representa Saloma para ella.

“Yo creo que me renueva la esperanza de enseñar otros mundos diferentes y de tener puentes que permitan a más personas seguir soñando con realidades más amorosas, más justas y más tiernas”, menciona Sol Arvizu sobre la ilusión que le provoca el trabajo que realizan en Saloma

Todas las personas somos artistas, pero no todas podemos ser artistas porque nos han hecho creer que eso es un privilegio, explica Sol Arvizu, “si vivimos en un mundo lleno de pesadillas, hay que combatirlas con sueños que sean más esperanzadores”.

El trabajo de Saloma puede consultarse desde las redes de Canción de todas o en la cuenta de Instagram: Innovación Saloma. Su correo de contacto es saloma@gmail.com.