Al centro de la sala, una canasta con unas manzanas rojísimas, evidentemente apetitosas; quienes estamos presentes en la exposición Pecado Original, del fotógrafo Joel Conesa y la activista Sandra Gonfaus regresamos constantemente la mirada a ellas, a la tentación de tomar alguna y meterle un mordisco que promete ser dulce y jugoso, como los cuerpos que protagonizan las fotos que se exhiben.

Muslos, pechos, carnes que invitan a estirar la mano e intentar tocarlas, perderse en sus pliegues y suavidades. Son los cuerpos de la propia Sandra y Joel, a quienes acompañamos en un recorrido visual de autoperdón, aceptación, goce y deseo; deseo desde y hacia esos cuerpos que nos muestran mirándonos de frente, desafiantes ante la sociedad que les dice que no existen, que no deben existir.

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Sandra Gonfaus, activista antigordofobia y comunicadora, y Joel Conesa platicaron con La Cadera de Eva sobre su activismo, sobre tener cuerpos gordos, sobre deseo, éxito y vulnerabilidad, sobre literalmente, poner el cuerpo y gozarse.

Ellos se conocen desde hace muchos años; detalle importantísimo a la hora de desnudarse uno frente al otro.

“Me sentía un poco vulnerable en ese sentido, quedarte desnuda siendo mujer frente a otra persona” (Sandra Gonfaus)

Joel fue la primera persona en quien pensó Sandra para lograr esta exposición, la cual forma parte de un proyecto más amplio, las Jornadas sobre Gordofobia y Violencia Estética en Cataluña, organizadas por la misma Sandra y la Cooperativa Trama. Si quieres enterarte de lo que sucedió en estas jornadas, no te pierdas la maravillosa videocrónica de Suiry Sobrino

Joel es también una persona gorda, del colectivo LGTBI+ y con una visión del feminismo que comparten. Para él, la exhibición habla también de que las personas gordas puedan tener un lugar en el mundo, “que se sientan guapas, que se sientan deseadas y se acepten tal como son; no hace falta entrar dentro de los cánones para tener un lugar”.

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Pecado original tiene un orden, inicia con el odio, el odio que la sociedad enseña a las personas con corporalidades disidentes y que “nos ha hecho pedir perdón y agachar la cabeza”, explica el fotógrafo. Mientras tomaban estas fotografías, el proceso fue orgánico, asegura Joel; fue “buscar la vulnerabilidad al desnudarse, sentirse a gusto con nuestros cuerpos y descubrir que puede ser sexy, que puede ser bonito, que puede ser deseable y querible”.

Sandra nos explica que esta exhibición, no es sólo arte, es una acción política, es “poner el cuerpo para que todos nos vayamos acostumbrando a educar la mirada”, para ella, la mirada es como el paladar, que hay que educarlo y acostumbrarlo a los sabores, así con la mirada, acostumbrarla a ver cuerpos “diferentes”

“Si tu vas educando tu mirada, vas normalizando los cuerpos diferentes y dejarán de ser diferentes; por tanto, serán deseables”

Para Sandra y Joel, el feminismo aún falla en este tema, ya que parece sólo centrarse en la violencia estética que sufren las mujeres blancas y normativas, e ignora las experiencias de las mujeres gordas, negras, trans, de las “no deseadas” desde lo normativo.

La exposición, que se presentó en La Hormigonera, un espacio de la Cooperativa Trama, en Barcelona, es parte de las actividades en torno a las Jornadas sobre gordofobia y violencia estética que la propia Gonfaus organizó en colaboración con Trama y que contaron con la presencia de activistas, comunicadoras y autoridades.

“Yo quería cerrar un poco mi proceso, no de aceptación, sino de perdonarme y tomar acción, poner mi cuerpo, no solo el discurso; poner mi cuerpo, por fin, como acción política”

La exhibición fotográfica puede verse en La Hormiguera hasta finales de julio de 2023.