En el Estado de México, la sombra del feminicidio de Fátima Quintana se extiende implacable, envolviendo con dolor una década de la vida de su madre, Lorena Gutiérrez. Lo que comenzó como la angustiosa búsqueda de una niña de 12 años que no regresó de la escuela un 5 de febrero de 2015, se transformó en una odisea de diez años marcada por la impunidad, las amenazas y la pérdida.
Fátima, una niña soñadora que amaba los libros distópicos y fantásticos, y cuyo sueño era convertirse en doctora, fue brutalmente asesinada por tres vecinos: José Juan, Misael y Luis Ángel.
La escena que encontró Lorena, con la sudadera de su hija con gotas de sangre cerca de la carretera Naucalpan-Toluca, un cuchillo ensangrentado y sus pertenencias esparcidas, y finalmente, el cuerpo sin vida de Fátima, fue el inicio de una pesadilla incesante.
Foto: Cuartoscuro
La búsqueda de justicia pronto se topó con un laberinto judicial tortuoso. Si bien los agresores fueron identificados rápidamente, el camino hacia una sentencia firme ha estado plagado de obstáculos.
En cada marcha del 8M, la voz de Lorena Gutiérrez resuena con rabia y la impotencia de ver cómo los años pasan sin que la justicia sea plena. Se da cuenta de que "sexenios van, sexeños vienen y la omisión y la indolencia es la misma”, dice en entrevista con La Cadera de Eva.
"Queda claro que no es tiempo de mujeres, que no llegamos todas. Nos faltan ellas, nos falta Fátima y nos faltan más de 40 mil mujeres y niñas asesinadas en este país después de Fátima" (Lorena Gutiérrez)
Cronología de la impunidad en el caso de Fátima Quintana
José Juan Hernández Tecruceño, apodado "El Pelón", fue inicialmente absuelto en 2017 después de haber sido detenido por violación y feminicidio en 2015. Aunque luego, en 2021, se le dictó una sentencia de cárcel vitalicia. Sin embargo, incluso esta condena no trajo la paz, ya que recientemente el 29 de noviembre de 2024 le otorgó un amparo con el cual se ordena reponer la última etapa del proceso para valorar si se queda con su sentencia o se reducen sus años de condena, obligando a la familia a revivir el dolor en nuevas audiencias.
La justicia patriarcal, como la percibe Lorena Gutiérrez, parece favorecer a los agresores. Misael Atayde Reyes, al ser menor de edad en el momento del crimen, recibió una condena de tan solo cinco años y ya se encuentra en libertad.
Luis Ángel Atayde Reyes fue condenado a 73 años y cuatro meses de prisión, pena que luego se ajustó a 78 años en 2022. Sin embargo, la posibilidad de que también busque ampararse mantiene viva la angustia de la familia. Lorena Guitérrez clama por una reforma legislativa que impida que los menores asesinos reciban penas tan indulgentes.
“Que no solamente tengan como pena máxima cinco años sino que se siente un precedente de no repetición. Necesitamos que ellos paguen de acuerdo a la gravedad del delito que cometen" (Lorena Gutiérrez)
La lucha por justicia para Fátima ha tenido un costo inmenso para la familia. Las amenazas constantes por parte de los feminicidas y sus familiares obligaron a Lorena y a su esposo, Jesús, a huir y buscar refugio, incluso siendo desplazados al estado de Nuevo León.
En medio de esta búsqueda incansable, la tragedia golpeó de nuevo. Daniel Emiliano Quintana Gutiérrez, hermano de Fátima, enfermó gravemente debido al estrés y la falta de atención médica adecuada.
A pesar de buscar ayuda en varios hospitales en Monterrey, Nuevo León, se le negó la atención. Diagnosticado superficialmente con ansiedad, la medicación que le fue prescrita le provocó una fisura que finalmente causó su muerte en noviembre de 2020, a la edad de 16 años.
Ahora, la lucha de Lorena Gutiérrez también exige justicia para Daniel, enfrentándose incluso a amenazas de la Universidad Autónoma de Nuevo León por intentar obtener el certificado de preparatoria de su hijo.
Con una mezcla de dolor y frustración, se pregunta "¿Qué puedo hacer yo con una boleta? Con un papel de que mi hijo terminó la prepa. ¿Qué puedo hacer si mi hijo ya no está? No la voy a utilizar. Es solamente de verdad para tenerla ahí de como de un recuerdo hasta que yo ya no esté".
A pesar del cansancio físico y emocional que diez años de lucha implican, Lorena Gutiérrez se mantiene firme. Ella misma reconoce: "año con año ya no somos los mismos, ya estamos cansados y nos vamos dando cuenta como la salud física y emocional nos va cobrando factura, pero no nos vamos a aquí vamos a seguir".
Su fuerza emana del amor incondicional por sus hijos, Fátima y Daniel. Con la certeza de que quiere rencontrarse con ellos "con la frente en alta", su determinación es inquebrantable: "No nos vamos a rendir y vamos a estar aquí hasta que de verdad tengamos acceso a la verdad y a la justicia. Creo que es lo mínimo que se merecen mis hijos".
Un rayo de esperanza
Actualmente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se prepara para emitir un fallo que podría sentar un precedente histórico en el caso de Fátima, buscando rectificar la injusticia de negar a Lorena y Jesús el reconocimiento como víctimas indirectas.
El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) ha hecho un llamado urgente para que se vote a favor de este proyecto, reconociendo que este caso es una oportunidad para fortalecer la lucha contra la impunidad y la violencia feminicida.
Para Lorena Gutiérrez, cada día es "como ir caminando todos los días entre espinas y tener la certeza de que ese camino de espinas no se acaba nunca. Es un infierno constante, constante, constante. Y no ves el final de verdad", dice en entrevista con La Cadera de Eva.
Sin embargo, en esa oscuridad persistente, su amor por Fátima y Daniel se erige como la luz que guía su lucha incansable, una exigencia de justicia que resuena en cada rincón de un país donde la violencia feminicida sigue arrebatando vidas y dejando tras de sí madres que se niegan a rendirse.
"Yo amo a Fátima y a Daniel y los voy a amar hasta el último día de mi vida quiero llegar con ellos con la frente en alta y decirles, 'Tu mamá nunca se rindió hasta que logró acceder a la verdad y a la justicia. Mis hijos merecen mi amor.' Y ellos saben que lo tienen y que voy a luchar hasta mi último aliento por lograr la verdad y la justicia que no me voy a rendir porque los amo" (Lorena Gutiérrez)
En cada paso, Lorena no solo busca justicia para sus hijos, sino que también alza la voz por todas aquellas que ya no están y por las que aún claman por un México seguro.
Foto: Cuartoscuro