El descubrimiento del Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, un presunto centro de exterminio del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), donde el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, localizó hornos crematorios, cientos de fragmentos óseos y ropa abandonada, desató una efímera  y agridulce oleada de atención hacia otros casos de desaparición, entre ellos el de Esmeralda Castillo Rincón, desaparecida en Ciudad Juárez, Chihuahua, en mayo de 2009. 

Recientemente, la difusión de noticias sobre prendas y objetos personales encontrados en el Rancho Izaguirre generó especulaciones sobre una posible coincidencia con la descripción de la mochila que Esmeralda llevaba al momento de su desaparición.

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Sin embargo, José Luis Castillo, padre de Esmeralda, desmintió cualquier vínculo entre el objeto encontrado y su hija. En entrevista con La Cadera de Eva, agradeció la preocupación y la atención de la gente hacia el caso de su hija, pero destacó que estas noticias, aunque inicialmente puedan despertar una chispa de esperanza, terminan siendo dolorosas al confirmar que no se trata de su hija.

José Luis aclaró que la mochila que Esmeralda llevaba tenía figuras de estrellas, pero era de tela negra con estrellas pequeñas, y la estrella más grande medía aproximadamente cuatro centímetros. Esto contrasta con la mochila encontrada en Jalisco, que tenía una estrella grande visible a simple vista y parecía ser relativamente nueva, lo que no coincide con el estado de la mochila que su hija se habría llevado hace 16 años.

¿Qué pasó con el caso de Esmeralda?

Esmeralda Castillo Rincón desapareció el 19 de mayo de 2009 tras salir de su casa en Ciudad Juárez, Chihuahua. Aquel día, la adolescente de apenas 14 años, con la mochila de tela adornada con pequeñas estrellas, se despidió de su padre enfermo, José Luis Castillo, camino a la escuela, sin saber que la esperaba un abismo de ausencia.

"Desde el primer día que desapareció mi niña, automáticamente morimos. Ahora andamos haciendo las cosas de manera automática", cuenta José Luis Castillo

La búsqueda incansable ha llevado a José Luis y a su esposa Martha Alicia a recorrer el país con fichas de búsqueda, pegando el rostro de su hija en postes y paredes, convirtiendo la frase “No me olviden, falto yo", en un grito desesperado por justicia. 

La inacción y el desinterés de las autoridades de Chihuahua pronto se hicieron evidentes. Ante la indolencia oficial, José Luis se vio obligado a imprimir el rostro de Esmeralda en billetes de 200 pesos, una estrategia para mantener viva su imagen y que las personas puedan identificarla y dar pistas sobre su paradero. 

Pero la negligencia se entrelazó con la revictimización. En 2012, mientras seguían una pista que los llevó a la Ciudad de México, José Luis y su hijo fueron encarcelados durante ocho largos meses bajo acusaciones falsas, una táctica denunciada como un acto de intimidación contra los familiares de desaparecidos convertidos en activistas.

Las presiones de las autoridades no cesaron. En un intento por cerrar el caso sin ofrecer respuestas concretas, insistieron en que la familia firmara un documento aceptando la muerte de Esmeralda a cambio de una reparación del daño

"No me den nada, nada más denme causa de muerte", fue la firme respuesta de José Luis ante la evasiva oficial, argumentando una supuesta "obviedad" de la muerte de Esmeralda por el tiempo transcurrido, sin presentar pruebas de su fallecimiento. 

La crueldad burocrática alcanzó un nuevo nivel cuando el nombre de Esmeralda Castillo Rincón fue inexplicablemente excluido del censo oficial de personas desaparecidas presentado por el gobierno federal durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

“A mi hija la quieren desaparecer de la lista de desaparecidos", denunciaba José Luis, evidenciando una de las múltiples irregularidades de la estrategia de búsqueda del gobierno. 

Resiliencia frente al dolor

En medio de este laberinto de dolor e injusticia, la fe en Dios es lo que fortalece a la familia Castillo Rincón. "Somos creyentes en un Dios que todo lo puede y es que nos da la fuerza y la fe para encontrar a nuestra niña", expresa José Luis, aferrándose a la esperanza de un reencuentro, recordando casos de personas encontradas con vida después de muchos años de ausencia.

A pesar del desgaste físico y emocional, José Luis continúa su lucha incansable, extendiéndola a otras familias que ante la impunidad de los casos han tenido que suplir las carencias del sistema. 

La frustración de José Luis ante esta realidad es palpable, se pregunta: "¿Cómo es posible que los padres tengamos que andar haciendo el trabajo que les corresponde hacer a las autoridades? ¿Cómo es posible que nosotros con los pocos ingresos que tenemos tengamos que andar comprando herramientas, andar de un lado para otro para buscar a nuestros seres queridos?"

Estas preguntas, cargadas de indignación, resumen la esencia de su lucha y la de miles de familias en México. La necesidad de que los familiares de personas desaparecidas asuman la búsqueda, compren sus propias herramientas e incluso colaboren con otras familias recién afectadas, expone la omisión de las autoridades. 

Hoy, casi 16 años después de aquella fatídica despedida, Esmeralda sigue ausente, pero no olvidada. Su padre, con la fuerza que emana del amor y la convicción, clama por una sepultura digna para su hija en caso de que la vida no se la devuelva. 

Al finalizar la entrevista al preguntarle si tiene algún mensaje final. Su respuesta es un llamado a valorar los lazos familiares, a dar ese abrazo y decir ese "te quiero" que miles de padres buscadores anhelan desesperadamente.

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Si tienes un familiar desaparecido o conoces a alguien que quisiera revisar la ropa localizada en el lugar, da click en el siguiente enlace para mirar las fotografías de las prendas que registró la Fiscalía de Jalisco: 

https://docs.google.com/spreadsheets/u/0/d/1K5gul4mUWEIWc7yhlIZlheJDkqH7thPv/htmlview#gid=2057625904