El lactivismo es un movimiento que promueve la lactancia materna desde una perspectiva feminista e interseccional. Surgió de la necesidad de reconocer y valorar la lactancia, más allá de su función biológica, abordando también sus dimensiones sociales, emocionales y políticas.
La antropóloga española Ester Massó Guijarro es una de las principales investigadoras que ha estudiado el tema. Ella destaca que este activismo busca descolonizar la lactancia, integrando estudios de diversas disciplinas y promoviendo la lactancia como un derecho.
“El lactivismo hoy busca visibilizar y legitimar en el espacio público, a través de una reivindicación política, otras formas de identidad y deseo, así como de otros modos aceptables de funcionamiento orgánico y corporal: unos modos que admitan la eyección de leche no solamente en el ámbito del hogar; que incorporen al PIB la creación de valor y riqueza que supone el amamantamiento; que provean de dispositivos sociales de apoyo real a las personas que desean amamantar; que admitan como socialmente deseable la interdependencia esencial que sucede entre los cuerpos lactantes”, dice Guijarro.
Históricamente, la lactancia materna ha sido una práctica común, pero con la llegada de la industrialización y la aparición de la fórmula infantil, su prevalencia disminuyó. A mediados del siglo XX, grupos como La Liga de la Leche empezaron a abogar por el retorno a la lactancia materna, destacando sus beneficios para la salud tanto del bebé como de la madre.
¿Cómo ha sido el lactivismo en México?
La investigadora Francesca Sanz Vidal explica que el lactivismo comprende la lactancia humana como una práctica con implicaciones biopsicosociales, como derecho e imperativo ético, y se plantea como movimiento de resistencia ante injusticias hacia las mujeres lactantes.
Además destaca que este movimiento se hace relevante en un país como México donde, “existiendo políticas públicas de apoyo al amamantamiento, estas han sido obstaculizadas por intereseseconómicos de la industria fármaco-alimentaria, así como por los prejuicios y falsos mitosconstruidos en torno a la lactancia materna”, como documenta en su estudio “Lactivismo como movimiento de resistencia: (re)acciones lactivistas en contextos urbanos mexicanos”.
En México encontramos varios ejemplos de estas acciones lactivistas que se dieron como respuesta a situaciones en donde se vulneró el derecho de amamantar. Uno de los casos más representativos fue el de Mara Michelle Rivera, a quien un guardia del Museo Soumaya le prohibió amamantar a su hija mientras recorría el recinto en 2016.
Mara Michelle denunció este hecho en Twitter en aquel entonces. Como respuesta, se convocó a una “Tetada masiva” el 29 de julio de 2016 a las afueras del Museo Soumaya para protestar contra este acto discriminatorio.
“La lactancia materna humana, como tantas otras esferas femeninas, ha sido un pasto abonado para el control patriarcal, y es por ello necesario reconocerla como un espacio simbólico-práctico, todo un imaginario cultural, susceptible de ser descolonizado. La lactancia nunca ha sido un espacio de agencia libre para madres y criaturas sino que ha sido culturalmente confinado según los valores de cada época, que siempre han sido patriarcales”, dice la investigadora Massó Guijarro.
En nuestro país, la lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses aumentó 19.6% entre 2012 y 2022, al pasar de 14% a 33.6%, de acuerdo el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) de la Secretaría de Salud.
El INSP reconoce que a nivel mundial menos de 50% de las y los menores son alimentados de forma exclusiva con leche materna en sus primeros seis meses de edad. Un porcentaje que tendría que aumentar, ya que “este alimento previene enfermedades porque los anticuerpos que se generan protegen a las y los niños hasta por un año y medio”.
¿Cuáles son los principales objetivos del lactivismo?
Educación y apoyo: proveer información precisa y apoyo emocional a las madres sobre la lactancia materna.
Promoción de políticas: abogar por leyes y políticas que apoyen la lactancia materna, como el permiso de maternidad remunerado y los lugares de trabajo amigables para la lactancia.
Normalización de la lactancia en público: combatir el estigma asociado a amamantar en público y promover una percepción positiva de esta práctica.
Acceso a recursos: asegurar que todas las madres, independientemente de su situación socioeconómica, tengan acceso a recursos y apoyo para la lactancia.