El siglo XXI llegó con múltiples cambios políticos y estructurales en México, pero también, con un feminismo que avanzaba paulatinamente y que colocaría en el visor la perspectiva de género, el lesbofeminismo, el aborto, la tipificación del feminicidio y algunas violencias de género que aquejan a nuestra sociedad. De la mano con esto, múltiples mujeres, activistas, abogadas y catedráticas pusieron el cuerpo para transformar las leyes en nuestro país.
“El feminismo se ha diversificado aún más, surgiendo grupos no sólo integrados por activistas y académicas, sino también, por funcionarias, periodistas, empresarias y lideres de opinión que han impulsado cambios dentro y fuera de las estructuras” (Fragmento de ¿Feminista yo?, escrito por Ana Vásquez)
Por ello, aquí nombramos a cinco mujeres que a través de su palabra y armas combativas han arado el camino para la obtención de la justicia, la protección de las infancias, la maternidad deseada y dado las herramientas legislativas e informativas para derribar las opresiones de manera transversal y una a la vez.
Marcela Lagarde
Política, académica, antropóloga e investigadora nacida en la Ciudad de México; su nombre es una de las revoluciones más grandes del feminismo de los últimos años a nivel Latinoamérica, según Mujeres en la Red.
A principios del milenio, Marcela Lagarde fue elegida diputada en el Congreso Federal Mexicano, donde se destacó por su trabajo y luchas legislativas a favor de mujeres e infancias.
Al igual que su contemporánea, Patricia Olamendi, Marcela Lagarde fue piedra angular para reconocer el feminicidio y retomar esta palabra -nueva en ese contexto social- para nombrar la ola de violencia feminicida en Ciudad Juárez. La catedrática lideró una de las investigaciones sobre feminicidios más grandes en nuestro país y determinó que hablar del feminicidio no sólo se trataba de nombrar lo que ocurría en Juárez, sino de poder nombrar a todas las mujeres que vivieron la máxima expresión de la violencia de género; no era homicidio, era feminicidio.
Con este suceso y el poder de la información, Marcela Lagarde promovió que se reconociera el delito de feminicidio en el Código Penal Federal, además, impulsó la Ley General de Acceso para las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley de Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
Su trabajo por reconocer el feminicidio y nombrar la violencia de género la llevaron a juzgar como perito en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, siendo su participación, una de las más importantes al poner sobre la mesa cuestiones como la perspectiva de género, la no revictimización, ni criminalización; conceptos que a principios del 2000 eran ignorados y desconocidos.
Marcela Lagarde es la mujer que categorizó antropológicamente el feminicidio en México y encaró al sistema judicial para que fuera reconocido el delito junto con un grupo reducido de mujeres de otros partidos políticos.
Los estudios de Marcela Lagarde han enriquecido el feminismo latinoamericano, tocando cuestiones de cuidados, la amistad femenina, la maternidad, la violencia, la religión patriarcal, el cautiverio femenino y el libre desarrollo humano.
Hace 33 años se publicaría Los cautiverios de las mujeres: Madresposas, monjas, putas, presas y locas, una obra que aparecería en el mapa para ser un importante timón para identificar y nombrar las violencias. Marcela Lagarde coloca en el mapa la teoría del cautiverio, que sostiene que desde antes del nacimiento, la mujer llega al mundo siendo oprimida y sin autonomía.
“Las mujeres están cautivas porque han sido privadas de autonomía vital, de independencia para vivir, del gobierno sobre sí mismas, de la posibilidad de escoger y de la capacidad de decidir sobre los hechos fundamentales de sus vidas y del mundo (…) El cautiverio caracteriza a las mujeres por su subordinación al poder, su dependencia vital, el gobierno y la ocupación de sus vidas por las instituciones y los particulares (los otros), y por la obligación de cumplir con el deber femenino de su propio grupo de adscripción, concretado en vidas estereotipadas, sin alternativas” (fragmento de Los cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, putas, presas y locas)
Con frases de este corte y postulados revolucionarios que hablarían de la violencia estructural, interseccionalidad y opresión sistémica, Marcela Lagarde es una de las feministas que han revolucionado el pensamiento colectivo a través de nombrar el yugo patriarcal y combatir, no las violencias, sino todos los fenómenos causales, como la brecha salarial, los derechos reproductivos o la feminización de la pobreza.
Patricia Olamendi
Nombrada como el Ángel de la Ciudad de México por el Congreso de la CDMX, Patricia Olamendi Torres es la pionera en la lucha contra toda forma de discriminación y violencia contra la mujer. Doctora en derecho y maestra en derechos humanos, ha legislado las dos convenciones más grandes en nuestro país: Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW)
En estos tratados se recogen decenas de artículos para garantizar que el Estado mexicano salvaguarde y proteja la vida de mujeres e infancias. También, visibilizan los tipos de violencia y demandan la perspectiva de género en todo proceso jurídico.
“La protección a las mujeres contra la discriminación incluye que ellas tengan acceso a tribunales competentes y otras instituciones públicas que puedan determinar sanciones e indemnizaciones. El personal de dichos tribunales y las instituciones públicas debe recibir capacitación adecuada para aplicar los principios de igualdad y no discriminación por motivos de sexo o género” (CEDAW).
Patricia Olamendi es una de las abogadas con mayor incidencia en el cumplimiento de estas convenciones, fue representante de nuestro país y las echó a andar a nivel Latinoamérica abogando, incluso, por las reformas de otros países del sur y centro de nuestro continente.
La abogada también ha sido parteaguas en las reformas de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, redactó el primer tipo penal de feminicidio en la historia de nuestro país y visibilizó la violencia sexual en 1988 cuando se le conocía como “atentado al pudor” y comenzó a trabajar en una de las reformas más difíciles de todo México y América Latina: eliminar el “atentado al pudor” y reconocerlo como violación.
“Quise cambiar el tipo de lenguaje que la ley utilizaba (…) no pasaba el tipo penal como lo habíamos diseñado, llegué a negociación y le pregunté al procurador de la Ciudad de México: Señor, ¿si a usted le meten un pene en la boca se le considera violación o no? El hombre le respondió: Por su puesto (…) Volteé a ver a todos y dije, ¿ya ven?, esto es violación” (Patricia Olamendi en entrevista para Abogacía)
¿Qué motivó a Patricia Olamendi a utilizar el derecho como herramienta para derribar las prácticas patriarcales de este rubro?, en un pasaje de su vida, la doctora en abogacía recuerda que cuando estudiaba su licenciatura recibía comentarios incisivos por parte de sus profesores que le cuestionaban su participación en la facultad: ¿vienes a buscar marido?, preguntaban.
El acoso era latente en una facultad altamente masculinizada, pero no fue hasta que cursó la materia Derecho Penal que se encontró con el “delito de honor” que justificaba el homicidio de la mujer cuando se le descubría siendo infiel o traicionando a su esposo. Este hecho atravesó a Patricia Olamendi que decidió llamar a este delito “la licencia para matar”.
“Le dije al profesor que eso me parecía una forma horrible de tener el Derecho a favor de los agresores… El maestro se empezó a reír.” (Patricia Olamendi en entrevista para la revista Abogacía)
Actualmente, la abogada se dedica a su organización Nosotras Tenemos Otros Datos, que teje una red de mujeres periodistas e investigadoras que, semanalmente, presentan una mesa de trabajo pública que desmiente, cuestiona y denuncia las irregularidades de los datos federales en materia de violencia y feminicidios.
Su trabajo ha transformado a México desde hace más de treinta años y convertido el derecho en una herramienta feminista para dar cobijo a millones de mujeres en nuestro país.
Gabriela Cano
Las mujeres de la diversidad sexual en la historia de nuestro país han sido postergadas, sin embargo, la investigación y ardua divulgación de una mujer ha transformado la historia como la conocemos: Gabriela Cano, la académica que reavivó a las mujeres lesbianas porfirianas, revolucionarias y posrevolucionarias.
Historiadora por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México, se desempeña como investigadora en el Colegio de México y conferencista en universidades a nivel internacional como Harvard, Yale, Duke y la Universidad de Buenos Aires.
A lo largo de su carrera ha publicado estudios sobre el escenario histórico en la revolución mexicana para las mujeres, el feminismo de la época, las aliadas y los opositores a este movimiento que buscaba la emancipación y libertad femenina.
Asimismo, Gabriela Cano se destaca por sus múltiples investigaciones y descubrimientos de identidades trans en la historia de México durante el siglo XX.
“Considero las identidades y estilos de vida como parte central de la historia de la diversidad sexual que merece reconocerse” (Gabriela Cano)
El principal impulso de esta historiadora es conciso: no había información ni documento alguno sobre las personas LGBT+. Durante su preparación académica, encontró que existía un enorme vacío; sin documentos, datos, pasajes históricos ni señal alguna de la existencia de estas mujeres, sabía bien qué era lo que seguía: investigarlo y crearlo.
“No existía una historia entre el homoerotismo entre mujeres, de la amistad, del amor y de todo lo que cabe dentro del lesbianismo. Esta invisibilización es un reto porque, hasta ahora, parece que la sexualidad entre mujeres es algo que no ha existido en nuestro México” (Gabriela Cano en conferencia Observatorio Jurídico de Género)
Las investigaciones en este campo son relativamente nuevas, sin embargo, el trabajo de Gabriela Cano ha sido faro para otras personas de la diversidad sexual y lesbofeministas.
Si las historias fascinantes, la lucha, el amor femenino y la libertad son discursos que te apasionan, es imperdible escuchar la voz de una mujer como Gabriela Cano, fuente inagotable de conocimientos. En este sentido, su conferencia “Las Mujeres en la Primera Guerra Mundial” del Colegio de México abona a la conversación y regala un poco sobre la mirada visionaria de una de las catedráticas más importantes de nuestro país.
Angélica de la Peña
Egresada de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, fundadora de “Mujeres en la lucha por la democracia” y exdiputado federal del Congreso de la Unión, Angélica de la Peña es una de las mujeres que han combatido, hombro a hombro, con Marcela Lagarde por promover iniciativas a favor de las infancias y las mujeres.
El trabajo sororo entre la exdiputada, Marcela Lagarde, Blanca Gámez y otras mujeres de asociaciones civiles dieron pie para impulsar un marco jurídico más justo a través de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Asimismo, Angélica de la Peña fue uno de los pilares más importantes en la promoción de las siguientes leyes:
- Ley de Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes
- Ley Federal para Prevenir y Eliminar la discriminación
- Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas
- Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres
Durante su trabajo como diputada se centró en políticas contra la violencia de género y la protección de infancias contra la explotación sexual comercial.
Yndira Sandoval
Defensora de los derechos humanos, feminista y politóloga, Yndira Sandoval es una de las mujeres que han ondeado la bandera a favor de la lucha feminista, la inclusión y la protección de infancias.
Fue directora del Instituto de las Mujeres, candidata a senadora en 2012 y fundadora de la colectiva Constituyentes MX Feministas, una gran red de feministas especializadas en distintos rubros académicos que han colocado en la agenda pública iniciativas por los derechos humanos.
Entre las iniciativas que lideró e impulsó colectivamente, se encuentra la Ley 3 de 3 que exige que ningún agresor ni deudor alimentario ocupe un cargo como funcionario público. La traba más importante en este postulado fue la Comisión de los Derechos Humanos que derribó la iniciativa bajo el argumento de violar el derecho a la privacidad, algo que fue duramente criticado por la activista que compartió para La Cadera de Eva lo siguiente:
“Las resistencias para generar un registro público no son más que un pacto patriarcal que se traduce en impunidad en la vida de infancias y mujeres, tomando a consideración que el 98% de los delitos cometidos contra mujeres no cuentan con un tratamiento específico de denuncia”.
Tras años de lucha, alianza y el combate de múltiples abogadas feministas, la Ley 3 de 3 fue reconocida como constitucional y pronto, será publicada en el Diario Oficial de la Federación, estableciendo un nuevo marco jurídico de responsabilidades para los servidores públicos a nivel federal.
El trabajo de Yndira Sandoval, las feministas constituyentes y Transparencia Mexicana han roto el techo de cristal y dado origen a una de las leyes más poderosas que rompe con el pacto patriarcal al interior de las instituciones y salvaguarda a las infancias de nuestro país.