A mí me recetaron la PrEP, un doctor me dijo que debía hacerlo, ¿te imaginas?, ¡un doctor!, pero ¿por qué me pedía tomarlo si yo no estoy en riesgo de contagio? Yo tengo mi pareja. Entendí que me lo recetaron porque soy mujer trans y porque asumen cómo es mi vida sexual. No me lo tomé porque mi cuerpo y mi salud es lo más importante que tengo. Conmigo no van a jugar. 

Este es el testimonio que comparte Valentina, mujer trans y trabajadora sexual de la Ciudad de México, quien en entrevista con La Cadera de Eva nos narra cómo se vive la obtención de la profilaxis preexposición (PrEP por sus siglas en inglés), en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

La profilaxis preexposición, consiste en un tratamiento preventivo para el VIH Sida conformado por los medicamentos tenofovir y emtricitabina que, en conjunto, tienen una alta eficacia. La PrEP ha sido implementada en Francia, Noruega, Escocia, Bélgica, Portugal y, desde 2020, en México. Actualmente, se tiene registro de 400 solicitudes de personas que la demandan, pero sólo 258 han recibido el tratamiento. 

El IMSS señala en su página oficial un lapso de 10 días para contactar a una persona que demande la PrEP; posteriormente, es evaluada por personal médico y de infectología y se le brindan cuidados por hasta seis meses. Siendo así “la primera institución en acercar y tratar a estas personas bajo un innovador modelo de prevención y dar cuenta de fomentar prácticas sexuales seguras”. 

Gretel, mujer trans y trabajadora sexual, comparte en entrevista con La Cadera que la PrEP se le ha negado bajo el argumento de que no hay disponibilidad, que las citas están agotadas y que su proceso para recibir el tratamiento está atorado. 

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¿Y qué haces en estos casos, Gretel?: Nada, porque sé que te lo venden, el precio por este medicamento oscila los 2 mil 300 pesos, son los mismos doctores quienes hacen su negocio. Y por fuera también te venden preservativos del IMSS que, en teoría, son gratuitos. 

“¿De qué me sirve que digan que las trans tenemos derechos?, es una vil mentira y yo lo digo públicamente”, denuncia Gretel.

De quejas y recetas

De enero de 2020 a junio 2023 se recetaron 3 millones 864 mil medicamentos para el tratamiento del VIH Sida, mejor conocidos como ARV. Esta cifra representa, según estadísticas del informe Oportunidad en el surtimiento de recetas 2023 (IMSS) que en promedio, el 99.3% de las personas que demandaron la atención recibieron medicamentos de manera oportuna y sólo el 0.7% no recibieron una receta a tiempo

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Asimismo, las entidades con mayor índice de no recibir recetas y medicamentos para el tratamiento y prevención del VIH Sida fueron las siguientes:

  1. Baja California Norte: 1,294 recetas no surtidas 
  2. Ciudad de México Sur: 1,257 recetas no surtidas 
  3. Chihuahua: 1,225 recetas no surtidas 
  4. Guanajuato: 1,005 recetas no surtidas 

A nivel nacional, 26 mil 640 personas no recibieron una receta oportuna, sin embargo, el IMSS señala que el número de quejas que se presentan son mínimas, rozando apenas el 0.2%. Información que se desglosa a continuación:

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Omar Ramos, de la colectiva Calma Consejería, que brinda acompañamiento e información a personas que solicitan pruebas de VIH y PrEP, expone en su columna “El IMSS y el desmadre que tienen con la PrEP” una serie de atropellos cometidos a los interiores del instituto, actos discriminatorios y la falta de capacitación para tratar con el sector poblacional que demanda la atención. 

“No se trata de recetar un medicamento, es un método de prevención integral. Hay profesionales de la salud que saben tratar con respeto a las personas, pero la realidad es que las quejas son muchas y las historias indignantes.”

Uno de los testimonios que recoge Calma Consejería es el de un hombre homosexual que, aunque recibió una respuesta a tiempo para recibir su PrEP, tuvo que realizar su prueba de VIH en otra clínica no perteneciente al IMSS y atravesó discusiones con el personal de farmacia que le discriminó señalando que era una persona con VIH. Cuando él señaló que no era así y que iba por su medicamento preventivo, el personal no tenía idea de qué hablaba. 

Meses después, explica Omar Ramos, este paciente se comunicó de nueva cuenta para exponer que dos de sus tres frascos de PrEP estaban a un mes de caducar, por lo que su medicamento expiraría mucho antes de que él concluyera sus tres meses de tratamiento. 

“Es horrible, de verdad, horrible asistir a una clínica del IMSS” 

El instituto posee el Protocolo de Atención a personas pertenecientes a las poblaciones lésbico, gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual (LGBTTTI), en este documento se señala que el personal médico tiene la indicación de utilizar lenguaje incluyente, evitar el uso de expresiones que señalen género cuando éste se desconoce, utilizar el nombre social y pronombre correspondiente. Incluso, se acota con el siguiente escenario:

Protocolo de Atención a personas pertenecientes a las poblaciones lésbico, gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual (IMSS)
Protocolo de Atención a personas pertenecientes a las poblaciones lésbico, gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual (IMSS)

En mi clínica soy un bicho raro, ¿sabes qué me han hecho? Me hacen sentarme en las últimas bancas. Ahí veo pasar el tiempo y observo, por ejemplo, que mi turno es detrás de una señora y de repente, me saltan. Me pasan de largo, como si yo no existiera y ni hablar de mis pronombres, eso duele mucho, asistir al IMSS es pasar un mal rato. 

Ella es Jocelyn, trabajadora sexual trans que ejerce en la zona centro de la Ciudad de México. Su historia con el instituto se remonta a hace 10 años cuando su hermana, mujer trans, perdió la vida. Este suceso, más allá de la pérdida, atravesó a Jocelyn por la injusticia, la discriminación, exclusión y malos tratos. 

Su hermana fue atada en una cama, excluida en una de las últimas camillas, no recibía atención, ni chequeos constantes, de acuerdo con el testimonio de Jocelyn. 

“Me la hicieron sufrir tanto… y yo no sabía a quién acudir, qué hacer. Son cosas horribles que viví ahí, no tenía apoyo, nunca nos han tratado bien por ser lo que somos. Somos bichos para ellos. A partir de aquí no me acerqué a las clínicas, ni hospitales… ¿habrá algún doctor que nos trate bien?” (Jocelyn).

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Jocelyn, Valentina y Gretel convergen en el mismo testimonio: el IMSS no es un espacio pensado en ellas. 

En este sentido, el documento “La situación de acceso a derechos de las personas trans en México”, expedido por la Embajada Estadounidense en México, señala que cuatro de cada 10 mujeres trans ha sido discriminadas en el sector médico y otras cuatro de cada 10, no han tenido acceso a un servicio de seguridad pública. 

Prueba de ello es que las organizaciones civiles atienden al 40% de las personas con VIH o en riesgo de contagio, de acuerdo con una investigación realizada por Animal Político. Organizaciones como VIHve libre, Fundación México Vivo, Inspira Cambio, Casa de las Muñecas Tiresias o Brigada Callejera, atienden a centenas de personas en el tratamiento de PrEP y acompañan en la detección oportuna del VIH

“Yo sé que aquí -en Brigada Callejera- estoy segura, que me cuidan y que si me acerco a clínicas u hospitales no me atenderán, ni me darán mis medicamentos (...) me dejarán sufrir y esto nadie me lo cuenta, esto yo lo viví”, comenta Jocelyn.

Los tratamientos de PrEP, chequeos y exámenes de VIH no corren a cuenta del estado mexicano, por el contrario, es la fuerza civil quien mueve los engranajes a través de la colectividad. Trabajadoras sexuales y personas de la disidencia encuentran en las organizaciones el techo para cobijarse, acompañar, resistir y quebrar juntas las inconsistencias discriminatorias que se alojan en las instituciones. 

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