Diciembre llegó y con él el evento que convierte a medio internet en analista musical aficionado: el Spotify Wrapped 2025. Si tú, como yo, ya revisaste tu resumen anual, disponible a partir de este 3 de diciembre, seguramente viste que Bad Bunny fue, otra vez, el artista más escuchado a nivel global, dejando atrás a Taylor Swift.

Y mientras compartimos orgullosas nuestras slides color neón, este año el Wrapped no solo llegó con nuevas métricas de escucha… también nos abrió la puerta a una conversación bastante más incómoda sobre ética, guerra y el mundo donde reproducimos nuestras canciones tristes para lavar los trastes.

Pero primero, como suele ser costumbre para dar malas noticias, platiquemos sobre lo divertido, este es el Wrapped más chismoso y personal hasta ahora.

Si no te pierdes ni un track, este año Spotify te mira más de cerca que nunca. Ahora incluso te muestra tu lugar global entre quienes escuchan a tu artista favorito. En pocas palabras, un ranking de qué tanto le sigues.

La función más divertida y más edadista. Compara tu música con la de tu grupo etario según los años de lanzamiento que más escuchas. En mi caso, el algoritmo decidió que “tengo” 40 años y no 27, una lectura que dice más sobre sus criterios que sobre quienes escuchamos.

Más cositas nuevas:

  • Top Artist Sprint, que te muestra cómo tus artistas favoritos escalaron mes a mes.
  • Mejores álbumes, porque por fin Spotify aceptó que las personas también escuchamos discos enteros.
  • Tu videoclip, donde Bad Bunny, Chappell Roan o Sabrina Carpenter te mandan un mensajito como si fueran tus mejores amix.

Y sí: este año me salió que soy del Club de las Almas Sensibles, lo cual confirma mucho sobre mi personalidad y mis elecciones románticas, pero no entraremos en eso…

Todo muy lindo, muy colorido, muy “te hago sentir especial aunque seas una más de mis 600 millones de usuarias”.

Pero mientras andábamos celebrando nuestra personalidad musical… es importante hablar de algo más grande: 

Spotify y una inversión millonaria… en tecnología militar

Lamento ser aguafiestas pero es momento de darte la mala noticia… Daniel Ek, CEO de Spotify, informó que la empresa invirtió en 2025 unos 600 millones de euros en Helsing, una empresa alemana de defensa especializada en tecnología militar con inteligencia artificial, análisis de datos para sistemas de combate y drones eléctricos capaces de operar sin GPS a 100 km de distancia, como documentó The Financial Times.

Ajá: la misma plataforma donde reproducimos canciones para llorar en el transporte ahora está vinculada a tecnología usada en conflictos armados.

Y no es un caso aislado. Ek y otros inversionistas ya habían aportado 100 millones en 2021, de acuerdo con The Financial Times. Para sostener estas inversiones, además, Ek vendió 724 millones de dólares en acciones de Spotify entre 2023 y 2024. Mientras la plataforma reportaba pérdidas, él estaba apostando fuerte por la industria militar y sí nuestras reproducciones contribuyen a su poder económico.

“No queremos que nuestra música mate”

A muchos artistas esto no les dio buena espina —ni buena vibra— y la respuesta fue inmediata:

1. Deerhoof retiró su música y fue directo: “No queremos que nuestra música mate personas”, dijeron en redes sociales.

2. Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacva dijo en un video de Instagram que ese dinero puede usarse contra niñas y niños en Palestina, Sudán, Ucrania e incluso México. Llamó a ponerse “del lado correcto de la historia”.

3. King Gizzard & the Lizard Wizard sacaron casi todo su catálogo. Mensaje: “Fuck Spotify”.

4. Xiu Xiu llamó a la plataforma “portal apocalíptico violento de agujero de basura” y anunció que estaban trabajando para sacar su música de la plataforma.

No es solo un debate de regalías (que ya era intenso). Es un debate sobre si la cultura que consumimos está ayudando, directa o indirectamente, a financiar tecnología para la guerra.

Y como si fuera poco, en octubre de 2025, Spotify también permitió anuncios de reclutamiento del ICE en Estados Unidos. La plataforma aseguró que no violaban sus políticas, pero miles de usuarios, sobre todo migrantes y comunidades racializadas, lo consideraron insensible y peligroso. Entonces el hashtag #BoycottSpotify volvió a aparecer.

Entonces… ¿Qué hacemos con esto?

No se trata de cancelar tu playlist de “Mujeres que inspiran” o dejar de compartir tu Wrapped (todes lo hacemos). Se trata de algo más grande:

  • Entender que lo pop nunca está separado de lo político.
  • Que nuestras plataformas culturales también operan como actores económicos y militares.
  • Que la música, que históricamente ha sido espacio de resistencia, no puede desligarse de cómo se usa el dinero que produce.