La nueva película del famoso superhéroe de DC comics, Superman (2025), que llegará a los cines mexicanos  este fin de semana, ya ha despertado polémica incluso antes de su estreno mundial. En redes sociales,  algunas personas usuarias han calificado la película como propaganda “woke”.

Y aunque  como te contamos en este artículo, ser “woke” no es más que una forma de nombrar a las personas con una postura social contra la discriminación en todas sus formas, el Superman de esta peli dirigida por James Gunn ya ha sido etiquetada así.  Su ímpetu por hacer el “bien” y su defensa a los valores asociados a los derechos humanos, se contrapone a visiones conservadoras o  de derecha, lo que ya ha provocado críticas en ciertos sectores.

¿De qué trata la nueva película de Superman?

En la película de 2025, Superman se involucra en un conflicto bélico internacional, a la vez que tiene un conflicto personal con su identidad como un outsider, un forastero aparentemente sin hogar, que evidencia lo que es innegable y fundamental para la trama: Superman es un inmigrante

“‘Superman’ es la historia de Estados Unidos, dijo este 6 de junio James Gunn en una entrevista con la revista Variety, para describir la esencia del personaje. La reinvención del personaje en el cine pone en la mesa temas coyunturales de la actualidad política a nivel mundial como la migración, invasión, la militarización y el avance de la derecha, una postura necesaria dentro de la cultura popular.

¿Y qué tiene que ver esto con la blanquitud? 

La llegada de Superman a la pantalla grande nos recuerda que, si bien el personaje es una representación pop que combate el mal y en favor de las personas menos favorecidas, su postura, como la de muchos otros de los primeros superhéroes de las historietas, replica una narrativa en la que un personaje, generalmente blanco, es el redentor o salvador de los desfavorecidos. 

Porque sí, en un mundo de crueldad y anestesia, todas las personas merecemos una dosis de esperanza, pero qué pasa cuándo la dosis continúa reforzando estereotipos sobre quién es o no una víctima que debe ser salvada. 

En un contexto donde el conservadurismo avanza, los discursos de odio se normalizan, las generaciones más jóvenes atraviesan una crisis social profunda, los productos culturales y de entretenimiento no son neutrales, son cada vez más influyentes  al momento de moldear ciertas  posturas ideológicas. Al final, todo, incluso lo que consumimos por placer, es político.

El mito del salvador blanco es uno de los tropos narrativos más utilizados dentro del cine y la literatura, y ya sea que es utilizado de una manera más o menos “humana”, desde el feminismo se cuestiona la figura del hombre blanco como máximo exponente de la justicia social

Superhéroes como Capitán América, Batman, o personajes como Jake Sully de Avatar, representan la imagen del salvacionismo masculino y blanco en el cine comercial. Aunque estas franquicias han introducido personajes heroínas mujeres, generalmente son aceptadas de manera negativa, como ocurrió durante la entrega de Los vengadores: Endgame (2019), que fue duramente criticada por una escena en la que las mujeres del mundo de Marvel se reúnen para pelear en equipo. 

La reacción suele ser aún mayor cuando la figura heroíca es una mujer que, además, rompe con los estereotipos impuestos por el canon occidental: una mujer morena, negra, joven, con discapacidad o fuera de los estándares hegemónicos de la belleza.  

Este fue el caso de la miniserie de televisión Miss Marvel (2021), que tenía como protagonista a una mujer joven musulmana, de ascendencia pakistani, y fue recibido con críticas negativas, generalmente misóginas y racistas. 

Lo que nos dicen las historias lideradas por protagonistas masculinos y hegemónicos es que, para el status quo occidental, sólo existe una persona con la capacidad de ayudar y “propagar el bien”, y esa es el hombre blanco, de cualquier otra forma, la narrativa es rechazada. 

¿Qué no vemos de estas representaciones?

A pesar de que estos personajes siempre se presentan ante la audiencia como luchadores sociales, muchas veces se excluye de la crítica elementos como la estigmatización de comunidades marginadas, la negación de agencia de las mujeres y personas no blancas, el impacto negativo que causa el salvacionismo dentro de estas comunidades y el paternalismo blanco

Además, esta narrativa refuerza la idea de que únicamente los hombres blancos tienen la capacidad “innata” de liderar, especialmente cuando se habla de movilizaciones sociales cuando, en repetidas ocasiones, la historia ha demostrado lo opuesto. 

Las mujeres, mujeres trans, personas indígenas, personas de la comunidad sexogénerica, personas adultas mayores e incluso infancias son quienes resisten y construyen su propia red comunitaria de salvación.