El bandage dress, ese icónico vestido ajustado que imita la apariencia de un cuerpo envuelto en vendas y que marcó la silueta femenina a principios de los 2000, está de vuelta en las pasarelas y redes sociales. 

Su regreso no solo nos trae una dosis de nostalgia, sino que también nos hace reflexionar sobre la cultura de la dieta y las presiones estéticas en la era digital.

Orígenes: de las momias egipcias a la pasarela

Aunque muchas veces se le atribuye a Hervé Léger, el vestido vendaje fue inventado por Azzedine Alaïa a principios de los años 80. Alaïa lo concibió como una respuesta a la moda exagerada de la época, inspirándose en las momias egipcias para crear una prenda que, en sus palabras, "celebraba la figura femenina a la vez que la protegía". 

El filósofo francés Michel Tournier incluso señaló que estos vestidos permitían a las mujeres "estar sujetas —con la mayor fuerza posible— sin perder libertad". Su impacto fue tal que Alaïa fue elegido creador del año en 1985.

A principios de los 90, Hervé Léger presentó su propia versión la cual se convirtió en un uniforme para las supermodelos, como Linda Evangelista, Iman y Naomi Campbell, ofreciendo una manera elegante de "mostrar el cuerpo, pero sin ser vulgar" en una época donde el aeróbic estaba en auge y el esfuerzo físico se celebraba, de acuerdo con el artículo “Extremadamente pequeño e increíblemente ajustado: el vestido vendaje regresa con fuerza” de Vanessa Friedman publicado en The New York Times.

El bandage dress en la era de las redes y el Ozempic

En 2007 el bandage dress fue redescubierto por figuras como Kim Kardashian, Rihanna y Beyoncé quienes lo usaron vestidos en alfombras rojas, lo que marcó su resurgimiento en ese período. Y ahora  la Generación Z lo reivindica, con Hailey Bieber y Kaia Gerber luciendo diseños que recuerdan a los originales de los 90. 

Las búsquedas de "bandage dress" alcanzaron su punto más alto en Google Trends el 11 de junio, y marcas como House of CB vendieron 15 mil unidades el primer día de su resurgimiento, y en eBay, el nombre "Hervé Léger" ha sido buscado en promedio más de 23 veces por minuto desde enero, de acuerdo con el artículo Sí, el bandage dress volvió (pero no como lo recuerdas) de Manuela Cosío publicado en el diario español El País.

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Como señala Vanessa Friedman, el regreso de este vestido está "envuelto en el auge, inspirado en Ozempic, de una nueva forma de conciencia corporal y cultura de la dieta". Esto coincide con un preocupante retorno de la ultradelgadez en la moda, que vuelve a dominar las pasarelas y excluye la diversidad corporal.

Como te contamos en esta nota, un informe de Vogue Business para otoño/invierno 2025 reveló que solo el 2% de los diseños presentados eran de talla mediana y 0.3% de talla grande. Incluso, la fundadora de Collina Strada, Hillary Taymour, atribuye este cambio a la popularidad de Ozempic y otros medicamentos para adelgazar, afirmando que la nueva tendencia es que "entre más delgado se esté, es mejor". 

Delgadez extrema y asedio estético

Esta presión no es casualidad. El bandage dress original tiene un código de vestimenta tácito: vientre plano, sujetadores push-up, tacones de quince centímetros y maquillaje completo. Este ideal hiperfemenino se alinea perfectamente con lo que la filósofa Sayak Valencia define como asedio estético. Este concepto describe una forma de violencia oculta que "impone ideales de vida y consumo que muchas personas no pueden alcanzar por falta de dinero o recursos".

La idea de que el vestido sirva para mostrar el "esfuerzo que se invertía en el cuerpo" y diferenciarse de quienes no podían usarlo resuena con la desmovilización interna y política que provoca el asedio estético, al exigir el acceso a lujos que las condiciones materiales no permiten.

En este glosario feminista, Sayak Valencia explica que la "feminidad ha sido el laboratorio de experimentación de este asedio estético", ejerciendo un control innegable sobre las mujeres a través de la dieta, el amor romántico y la constante inseguridad con el físico. Este control no solo impulsa el consumo, sino que también "reproduce ideales biopolíticos de cómo tiene que ser una mujer o cómo se tiene que ver". 

¿Cómo resistir?

Frente al "asedio estético", Sayak Valencia subraya que la resistencia se encuentra en la organización social "offline", en la construcción de "comunidades de sentido más allá de la virtualidad". 

Además, es crucial disputar la narrativa y fortalecer movimientos que luchan por la justicia social. En esta nota, la socióloga Tania Meléndez enfatiza la necesidad de una conciencia reflexiva que "acepte y valore la diversidad de cuerpos, creencias y valores".

El regreso del bandage dress es más que una simple tendencia de moda; es un recordatorio de la continua conversación sobre nuestros cuerpos, la belleza y las presiones sociales. La invitación es a repensar nuestra relación con la moda y a seguir luchando por una representación más diversa y una autoaceptación que trascienda cualquier asedio estético.