En la literatura, la pintura y el cine, el arquetipo de la femme fatale ha sido retratada como una mujer sensual y seductora que manipula a los hombres para obtener lo que quiere. La cantante Mon Laferte se apropia de esta representación y la reimagina a través de su nuevo álbum, Femme Fatale, que se estrenará este 24 de septiembre en plataformas digitales.
En los sencillos, La Tirana, con Nathy Peluso, Esto es Amor y Otra Noche de Llorar, Mon Laferte explora la fantasía, la sensualidad y el placer en el deseo, el dolor y el amor.
En su nueva producción, la cantante chilena mezcla elementos estéticos del glamour hollywoodense, al estilo Marilyn Monroe, con vestidos extravagantes y entallados, pero utiliza el maquillaje como una forma de demostrar tristeza, duelo y desamor al estilo del femme fatale.
En Femme Fatale, Mon Laferte no se limita a encarnar esa figura heredada de la literatura y el cine. A través de su música y estética, convierte a la mujer fatal en un personaje complejo que no teme al deseo ni a la vulnerabilidad, y que desafía la visión patriarcal que por siglos redujo a las mujeres a “musas peligrosas” o a “demonios seductores”.
El femme fatale en la música de Mon Laferte
“A nadie hicimos mal y aún así nos tratan como tiranas”, canta Laferte junto a la rapera argentina Nathy Peluso entre plumas coloridas y joyas. Una frase que resume el arquetipo en el que inspira su nuevo albúm: la femme fatale ha sido utilizada para representar a la mujer seductora y casi etérea, pero que por el contrario, es malvada, pues dicha belleza sólo podría ser utilizada para traer pesar en la vida de los hombres.
“Amiga no hay nadie que se atreva, es nuestra condena. Tengo problemas de amor, pero de peores hemos salido, mujer”. La femme fatale es, en muchos sentidos, una proyección del miedo masculino al poder erótico y social de las mujeres.
Este arquetipo reduce a las mujeres a figuras manipuladoras o peligrosas, mientras refuerza la narrativa de los hombres como víctimas pasivas de su deseo y demoniza la autonomía femenina, asociando la libertad sexual de las mujeres con el caos o la destrucción.
Sin embargo, mediante rimas sensuales y una estética visual poderosa, Mon Laferte subvierte la figura de la mujer fatal como símbolo de independencia y resistencia frente a la sumisión tradicionalmente impuesta a las mujeres.
¿Cómo nació el mito de la femme fatale en la historia occidental?
La representación de la femme fatale o mujer fatal tiene sus orígenes en la Edad Media y Renacimiento, cuando la tradición cristina propició la idea de la “tentación femenina”. Esta idea vinculó a mujeres con conocimientos saberes ancestrales como herbolaria, con la imagen de la bruja, hechicera y mujeres demonizadas.
Esta etapa de frenesí colectivo en occidente, popularmente conocida como “cacería de brujas”, ha sido interpretado desde la genealogía feminista como una estrategia de persecución política por parte de la iglesia católica, que promovió campañas misóginas para, supuestamente combatir un mal demoníaco, como relata Silvia Federici en su libro, Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria.
Desde entonces, la conceptualización de la mujer fatal ya tenía orígenes en el patriarcado, pero no fue hasta la explosión de las vanguardias artísticas del siglo XIX que, con la llegada del movimiento surrealista, artistas, pintores, dibujantes y grabadores hombres comenzaron a plasmar un arquetipo de mujer dentro de sus obras: la mujer seductora, de piel blanca, cabellera larga (durante la época, generalmente de color rojizo), con rasgos perfilados y con la intención de comer, devorar y engullir un alma.
En México, un ejemplo de este arquetipo son los grabados de Julio Ruelas, que comúnmente utiliza el cuerpo femenino para mostrar a un ser atractivo pero también perverso.
A lo largo de la historia, el concepto de femme fatale, se ha construido a través de la mirada patriarcal. En las décadas de 1940 y 1950, el cine estadounidense utilizó este arquetipo en películas como La mujer del cuadro (1944) y Gilda (1946) para representar a las mujeres como seductoras sanguinarias y sin escrúpulos que utilizan su belleza para llevar a los hombres a la perdición.