Aunque sabemos que la temporada spooky ya terminó, con la llegada de la película Nosferatu a los cines mexicanos, aprovechamos para hablar del folklore mesoamericano, de las leyendas sobrenaturales y de historias que se modificaron con la llegada de colonizadores y se borraron con el tiempo pero que forman parte del territorio mexicano.

Las leyendas e historias fantásticas o sobrenaturales de Mesoamérica aún persisten en zonas rurales y en comunidades indígenas. Este folklore es una muestra de la cosmovisión de las personas nativas de la región. 

En una sociedad contemporánea en la que las prácticas esotéricas han ganado popularidad, conocer algunas de las representaciones de las mujeres dentro de los mitos significa reconocimiento de quienes, por cuestiones de política y nuevas reglas socioculturales cambiaron leyendas y prácticas tradicionales.

Es por eso que aquí te contamos sobre algunas figuras de brujas y magas, mujeres que se cree tenían habilidades mágicas y otras que tenían capacidades sanadoras, ancestras predecesoras de la medicina tradicional herbolaria del país. 

Tlahuelpuchis, las mujeres vampiro de Mesoamérica

Tlahuelpuchi o tlahuipuchtli es el nombre que se le da a las “brujas o mujeres vampiro” en Tlaxcala y significa “sahumador luminoso” del náhuatl. Alfredo López Austin, quien fue historiador y profesor de náhuatl, describe en su libro Estudios de cultura náhuatl 7 que se creía que las tlahuelpuchi eran brujas que salían a la media noche y lanzaban fuego por la boca.

En otras versiones, las tlahuelpuchi tenían la habilidad de transformarse en animales, especialmente en aves, lo que las convertía también en nahuales. También se dice que podían transformarse en bolas de fuego, y que salían en la madrugada para devorar humanos, especialmente a los recién nacidos.

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Se cree que la leyenda de las Tlahuelpuchis también tenía como propósito dar sentido a las “muertes de cuna”, es decir, a la muerte infantil súbita de infancias durante el primer año de edad. 

Aunque en los registros del Fray Juan Bautista no se determina un género, por lo que la asociación podría ser producto de la imposición de los roles de género occidentales con la llegada de los españoles en el siglo XIV.

Historias sobre bolas de fuego aún se escuchan en la periferia de la Ciudad de México y en municipios del Estado de México como Amecameca, Chalco e Ixtapaluca.

Otras representaciones sobrenaturales 

En el “mundo náhuatl” como lo describe el historiador Alfredo López, la complejidad de las dinámicas estructurales dio origen a varios personajes que desarrollaban actividades “mágicas” o “sobrenaturales”. 

Mometzcopinqui, que se traduce como “a la que le arrancaron las piernas” o “que se da golpes en las piernas”, era una mujer que tenía la capacidad de retirar sus extremidades para cambiarlas por alas y así poder volar en busca de sangre. 

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Estas mujeres habían nacido en los años ce ehécatl o ce quiahuitl, que representan a Quetzalcóatl y a Tezcatlipocatl, por lo que estaban destinadas a ser mujeres de la noche y la destrucción. 

A diferencia de la clasificación del historiador Alfredo López de Tlahuelpuchi como un brujo varón, Mometzcopinqui era la única mujer dentro de la categoría de trece magos.

De los más de cuarenta brujos y magos, sólo se enlistan a dos figuras mujeres, una siendo Mometzcopinqui y otra “la que adivina con las conchas”, que tenían la habilidad de ver el futuro con ayuda de “conchas sanadoras”. Aunque no se conoce su nombre en náhuatl se cree que la traducción podría ser tlapachtlapouhqui.

¿Mitos mesoamericanos o mitos extranjeros? 

La colonización trajo consigo la erradicación e invisibilización de la cosmovisión de los pueblos indígenas de la región. Es común que en las ciudades más grandes de México las personas conozcan mucho sobre las historias tradicionales de países europeos, como los cuentos fantásticos de la cultura griega o los cuentos nórdicos de países escandinavos, y poco sobre la mitología de las culturas mesoamericanas. 

En parte, esto sucede por el desplazamiento de prácticas culturales durante la Nueva España, y por los pocos registros que se tienen de las mismas, así como del proyecto de unificación nacional que tomó lugar en el siglo XX a cargo de José Vasconcelos, bajo la filosofía  de la denominada “raza cósmica” que borra años de pluralidad cultural en mesoamérica en favor de la homogeneización de la persona mexicana.

Referencias:

López Austin, A. (1967) “Cuarenta clases de magos del mundo Náhuatl” Estudios de cultura náhuatl 7. Universidad Nacional Autónoma de México.