Mientras algunas mujeres pueden refugiarse en hogares con aire acondicionado o ajustar sus hábitos diarios, otras viven tras puertas cerradas en hogares donde las temperaturas de la violencia son incluso más altas que las del sol en el exterior. El cambio climático no es solo un problema ambiental; también es un problema profundamente social, político y desigual. Y las mujeres, especialmente aquellas que sufren violencia, son las más afectadas.

La intersección entre el cambio climático y la violencia de género es un tema que exige nuestra atención urgente y colectiva. ONU Mujeres afirma que el cambio climático exacerba las desigualdades de género y afecta más severamente a quienes ya están en una situación precaria. Las mujeres constituyen el 80% de las personas desplazadas por la crisis climática y tienen menos acceso a recursos, servicios y protección contra desastres ambientales. Pero incluso donde no hay desplazamiento, en áreas urbanas, se ha documentado, en estudios de América Latina y otras regiones, que las olas de calor aumentan la violencia familiar.

El cambio climático impacta de manera desproporcionada a las mujeres en todas las etapas de vida, quienes a menudo son las más afectadas por la escasez de recursos como agua y alimentos. En situaciones de crisis, estas tensiones pueden intensificarse, creando un caldo de cultivo para la violencia machista.

La lucha por la supervivencia en un entorno hostil puede traducirse en un aumento de la violencia familiar y de género, donde las mujeres se convierten en víctimas en sus propios hogares, en lugar de encontrar refugio y seguridad. (Wendy Figueroa)

¿Cuál es la situación en México?

El análisis de la Red Nacional de Refugios (RNR) para 2024 revela un vínculo preocupante entre el cambio climático y el aumento de la violencia de género. En mayo, uno de los meses más calurosos, con una media nacional de 27 °C y temperaturas que alcanzaron hasta 45 °C en algunas regiones, se registró un incremento del 9% en los ingresos de mujeres a los refugios integrantes de la RNR en comparación con el mes anterior.

Asimismo, junio alcanzó una temperatura de 27.6 °C (en la media nacional), marcando el pico más alto del año y que impactó directamente en un aumento del 18% en los ingresos de mujeres a los refugios en comparación con junio del año anterior, así como un incremento del 6% respecto a mayo de 2024.

Los datos muestran una clara correlación entre las altas temperaturas y el aumento de la violencia familiar. Mayo de 2024, el mes más caluroso en México desde 1953, también fue el mes con más reportes de violencia familiar desde 2015, con 27,499 casos registrados. Además, se contabilizaron 31,863 llamadas al 911 por violencia contra las mujeres, lo que subraya la urgencia de abordar esta crisis.

Es vital que esta crisis se gestione con una respuesta feminista que exija presupuestos justos y equitativos. El presupuesto destinado a refugios es un ejemplo claro de cómo las políticas públicas pueden impactar la vida de las mujeres que enfrentan violencia. En este 2025 enfrentamos una disminución de 21.8 millones de pesos en la asignación del PEF2025, lo que representa un retroceso en los derechos de las mujeres y al acceso a la protección que ofrecen los refugios.

Cuando el calor asfixia las mujeres en situación de violencia enfrentan una doble carga: la de sobrevivir al clima hostil y a la violencia cotidiana. Sabemos que, “el hogar”, debería ser un lugar seguro, sin embargo, se convierte en prisión ardiente para quienes no pueden abrir una ventana sin miedo, para quienes la salida sigue siendo un riesgo y no una opción.  La justicia climática es, por tanto, una cuestión de justicia social y de género.

A las mujeres que están enfrentando situaciones de violencia, queremos que sepan que no están solas. En la Red Nacional de Refugios (RNR) estamos para acompañarlas. Eso que sientes, eso que te abruma es real y es importante legitimarlo, aunque el patriarcado quiera hacernos creer lo contrario.

Aquí estamos para brindarte apoyo, protección y un espacio seguro donde puedas reconstruir tu vida.

Puedes contactarnos a través de nuestras redes sociales o líneas telefónicas: 55 56 74 96 95 y desde el interior de la república al 800 822 44 60 Recuerda: tu valentía al buscar ayuda a tu ritmo y a tu tiempo es un paso crucial hacia la libertad y el empoderamiento.