La crisis climática no solo altera el medio ambiente; también está intensificando de manera alarmante la violencia contra las mujeres y las niñas. Por cada grado centígrado que aumenta la temperatura, la violencia de pareja íntima se incrementa en un 4.7%, de acuerdo con el Informe más reciente de la iniciativa Spotlight de la ONU.

El análisis “CRISIS EN CONFLICTO: Cómo la crisis climática alimenta la violencia de género” señala que, aunque no sea la causa directa, el cambio climático actúa como un multiplicador de amenazas para la seguridad y el bienestar de las mujeres y las niñas en todo el mundo.

A pesar de esta conexión, solo el 0.04% de la asistencia para el desarrollo relacionada con el clima tiene la igualdad de género como enfoque principal lo que pone en riesgo no solo a las mujeres y niñas, sino también la capacidad colectiva para luchar eficazmente contra la crisis climática.

Principales hallazgos

Las proyecciones futuras son alarmantes. Se estima que, antes de que termine el siglo XXI, uno de cada 10 casos de violencia de pareja íntima estará relacionado con el cambio climático. Esto podría resultar en miles de millones de casos que podrían evitarse si se frena un mayor calentamiento global.

Para 2090, se proyecta que 40 millones de mujeres y niñas adicionales experimentarán violencia de pareja íntima cada año en un escenario de calentamiento de 2°C, cifra que podría más que duplicarse en un escenario de 3.5°C.

Además de la temperatura, eventos climáticos extremos como sequías, inundaciones y tormentas también contribuyen al aumento de la violencia.

¿Cómo se relaciona el cambio climático con la violencia contra las mujeres?

El informe explica que el cambio climático genera una serie de factores estresantes como la inestabilidad económica, la inseguridad alimentaria, la escasez de agua, el daño a la infraestructura, la ruptura de los lazos sociales y el aumento de conflictos.

Estos factores interactúan con las desigualdades existentes y las normas de género perjudiciales, agravando la violencia contra las mujeres y niñas, por lo que la crisis climática puede llevar a un aumento en la frecuencia y severidad de la violencia para aquellas que ya la experimentan. Se ha documentado un aumento de hasta el 28% en el feminicidio de pareja íntima durante las olas de calor.

La trata de personas, la explotación sexual y el abuso también han aumentado tras desplazamientos causados por desastres y eventos de inicio lento como la desertificación. La violencia sexual se utiliza incluso como estrategia para intimidar y ejercer control en conflictos impulsados por el estrés de los recursos naturales.

Además, las interrupciones causadas por el cambio climático dificultan el acceso a servicios esenciales para las sobrevivientes de violencia, como atención médica, servicios sociales y refugios, al dañar la infraestructura y los sistemas de comunicación.

El informe también menciona que los impactos de la crisis climática y la violencia no se distribuyen de manera uniforme; son mayores para quienes ya enfrentan desigualdades. Las mujeres defensoras ambientales de derechos humanos, especialmente las de comunidades indígenas, corren riesgos específicos de violencia dirigida (acoso, difamación, violencia sexual, ataque físico, femicidio) debido a su labor ambiental.

Las mujeres en las regiones más vulnerables al cambio climático también están en mayor riesgo. En África subsahariana, por ejemplo, se proyecta que un aumento de la temperatura de 4°C podría estar asociado con una triplicación de personas que experimentan violencia de pareja íntima para 2060.

Las mujeres en las regiones más pobres, como las agricultoras de pequeña escala y las residentes urbanas pobres, son especialmente vulnerables debido a la inseguridad económica y las desigualdades existentes, enfrentando barreras para acceder a apoyo y mayores presiones familiares para obtener ingresos.

Quienes enfrentan múltiples formas de discriminación interconectadas basadas en factores sociales (estatus socioeconómico, orientación sexual, edad, geografía, etc.) tienen mayores riesgos, viviendo a menudo bajo condiciones superpuestas de alto riesgo climático, acceso limitado a recursos y mayor exposición a la violencia.

Para la iniciativa Spotlight de la ONU abordar la violencia contra las mujeres y niñas es esencial para combatir eficazmente la crisis climática, pues integrar la prevención y respuesta a la violencia en la acción climática puede ayudar a garantizar que esta última "no cause daño", mejorar la resiliencia de las comunidades y fortalecer la capacidad colectiva para abordar el cambio climático al permitir que las mujeres actúen como agentes de cambio.