¿Cómo se sostiene la vida si te han despojado de todo? Un niño de cinco años fue tomado como garantía de pago, por la deuda que contrajo su madre por mil pesos con unos prestamistas, según información del periódico La Jornada (7 de agosto/2025). La noticia visibiliza el empobrecimiento en el que estamos sumidos y la falta de redes de apoyo. 

El municipio de La Paz, donde se visibilizó este lamentable evento, se ubica en la zona oriente del Estado de México. Una zona considerada prioritaria de acuerdo con el Plan México propuesto por la presidenta Claudia Sheinbaum. Recuerdo que cuando escuché en su toma de posesión que el oriente del Estado de México se encontraba como uno de los prioritarios me alegré, por la enorme desigualdad y pobreza que vivimos los mexiquenses y más los de la periferia.

Supuse que había llegado el momento de que las mujeres de la periferia dejáramos de ser tan vulnerables e invisibilizadas; y aunque las acciones gubernamentales se reflejarán en un par de años, creo que debemos exigir ahora más que nunca que ninguna mujer se vea vulnerada a tal grado de enterrar a sus hijos

Por eso escribir sobre un menor que fue tomado violentamente en garantía para que su madre se viera obligada a pagar una deuda que contrajo me parece no sólo urgente sino obligado. ¿Por qué contrajo la deuda? Es una pregunta sin sentido, porque caeríamos en temas de juicio: falta de educación financiera y no en el evento que importa: voracidad del sistema financiero

Los prestamistas han existido a lo largo de la historia, antiguamente se les diferenciaba de los agiotistas. Mientras a los primeros se le ubicaba como familiares o amigos de la persona que contraía la deuda, los agiotistas eran personas externas que prestaban dinero con un interés de por medio y que solicitaban una garantía de pago, que podían ser las escrituras de una casa, carro o algo similar. 

Mientras los pagos para los agiotistas se daban quincenal, semanal o en algunos casos diariamente, los préstamos que se contraían con familiares o amigos tardaban más en ser cobrados, se podía dialogar con mayor amplitud los tiempos para ser pagados.

Actualmente, pareciera que estas dos figuras se han fusionado y se entienden de la misma manera. Entonces, la madre pidió un préstamo por $1,000 pesos; como no pudo pagar robaron a su hijo como garantía de pago.  ¿Hasta qué grado la informalidad de un instrumento financiero le robó la vida?

Reflexionarlo es sumamente complejo. Quedarnos en la idea de que los prestamos informales son caros, en cuestión de tasas de interés y peligrosos es sólo quedarnos en una parte de la superficie; ya que eso nos haría volcarnos hacia instrumentos financieros formales que incluso han demostrado que sus tasas de interés no son tan amables como se supondría. Pensemos, por ejemplo, en BanCoppel o Banco Azteca; instituciones formales y reguladas por la CONDUSEF pero que se caracterizan por tener sistemas de cobranza aterradores.

Si analizamos primero el acceso al sistema financiero a través de la Encuesta de Inclusión Financiera (ENIF) 2024, nos arroja que un 80.9% de los hombres y un 72.8% de las mujeres en el país cuenta con algún instrumento financiero, esto indica un aumento en la incorporación de individuos ya que en la ENIF 2021 los porcentajes rondaban entre el 74.3% para hombres y 61.9% para mujeres. 

Aunque, esto pueda deberse al aumento de la cobertura de los programas sociales de combate a la pobreza y a la bancarización de los beneficiarios, así como de la creación de nuevos programas. De tal forma que estar bancarizados no significa necesariamente poder acceder a un préstamo en la banca formal.

¿Qué tuvo que pasar para que una madre se viera en la necesidad de pedir un préstamo en condiciones subterráneas? En un inicio podría contestar que la cotidianidad. El encarecimiento de la vida, los bajos salarios, la carga de cuidados que nos obliga a cumplir dobles jornadas con salarios de miseria. La explotación que se le hace a nuestro rol de mujeres, de madres, de cuidadoras.

Esta madre se encontraba en un municipio empobrecido, la pobreza en Los Reyes la Paz asciende a un 62.7% de la población, o sea de cada 100 habitantes, casi 63 están en condiciones de pobreza. Mientras en pobreza extrema, o aquellas personas que ni siquiera cuentan con lo mínimo para alimentarse se encuentran un 13.6%; siendo las mujeres las más pobres con un 50.2%. 

Sin embargo, si lo analizamos por edades, encontramos que la pobreza de las infancias es de un 69.4%, según datos del Observatorio de Cuidados. Convirtiéndose estos últimos en los más vulnerables para ser violentados. En el municipio de La Paz existen 234 establecimientos de cuidados para infancias de los cuales el 73.4% son públicos y un 47.9% de esos centros corresponden a escuelas de preescolar, el grado en el que tenía que estar este menor que fue privado de su vida.

Qué tan alejados estamos como sociedad de los temas de cuidado que las madres que sostienen la vida de los menores no tienen un salario por el trabajo que realizan. Es urgente repensar en el salario para las mujeres que maternan en la primera infancia, es tiempo de que rediseñemos el programa Mujeres con Bienestar que opera en el Estado de México, pero, que aún no garantiza la independencia de las mujeres

Solicitó $1,000 pesos que ni siquiera equivalen a una canasta alimentaria básica, que de acuerdo con las mediciones del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) ronda los $2,379.47 para las zonas urbanas y de $1,797.48 para las zonas rurales. ¿Vale esto la vida de un infante?

Cómo la respuesta es obvia, pensemos ahora si hay más casos similares, pero que aún no se han visibilizado. ¿Cuánto necesita el sistema financiero en su modalidad formal e informal para existir? ¿Cuándo dinero necesita circular a través de estos préstamos ilegales a todas luces para que funcione la “formalidad”?

Esto es economía de la violencia, esa economía que primero nos despoja de nuestros salarios, que después explota nuestros cuerpos con jornadas extensas y no conforme aún toma la vida de nuestros hijes. Lo crudo es que nosotras nos endeudamos por nuestros hijes y trabajamos para saldar las deudas, por ellos y si nos los quitan ¿qué nos queda a nosotras?

Bibliografía

Guízar, Isaí, et. al. (2020), “Participación en el mercado de crédito formal versus el informal en México”, CIENCIA-ergo-sum, Revista Científica Multidisciplinaria de Prospectiva, vol. 27, núm. 2. 

La Jornada (2025) Detienen a tres prestamistas presuntos asesinos de un menor en Edomex, Periódico La Jornada jueves 7 de agosto de 2025.