Al igual que otros trabajos, los cuidados han sido parametrizados mediante la magnitud del tiempo. Gracias a los estudios de la economía feminista, sabemos que el tiempo no es neutro al género, sino que se entrelaza con otras categorizaciones sociales como la clase, el lugar de origen, el nivel educativo, entre otras. Los cuidados son particularmente sensibles a este parámetro, ya que el sistema explota, extrae y despoja intensivamente de tiempo de quienes cuidan.

La cuarta revolución industrial, marcada por el auge de formas de trabajo a través de plataformas digitales (por ejemplo, la uberización), ha transformado radicalmente nuestra comprensión de conceptos clásicos, como los son trabajo, consumo, entretenimiento, amistad, sexualidad, ocio y cuidados. La expansión de las plataformas digitales, especialmente durante la pandemia de COVID-19, ha hiperflexibilizado las condiciones de vida, permitiendo al capital manipular el tiempo de formas inauditas.

De acuerdo con la Constitución de la Ciudad de México, toda persona tiene derecho a tener tiempo para la convivencia, el esparcimiento, el cuidado personal, el descanso, el disfrute del ocio y a una duración razonable de sus jornadas de trabajo. Es crucial que reconozcamos la importancia de este derecho al tiempo, sobre todo en contextos de extractivismo masivo sobre este valioso recurso.  A continuación, presento algunas líneas de análisis a considerar.

La fábrica digital

El trabajo en la era digital crea nuevos espacios de producción en los márgenes de la virtualidad y la espacialidad. En ellos, se fabrican bienes intangibles como conocimiento, imágenes, prestigio, símbolos, información y relaciones sociales, todos fundamentales en la economía contemporánea. Esta nueva espacialidad digital es incluso más eficaz para extraer tiempo que el trabajo fabril tradicional, ya que borra la frontera entre la jornada laboral y el tiempo libre, entre el espacio de trabajo y el espacio personal.

En este contexto, los algoritmos fungen como dispositivos de supervisión laboral que disciplina sistemáticamente los cuerpos, las energías y los tiempos. Todo se estandariza y parametriza: el ritmo e intensidad del trabajo, el sistema de remuneraciones y sanciones, e incluso los tiempos de transporte y los periodos inactivos son contabilizados y penalizados. Esto permite ajustes automáticos y en tiempo real a la tasa de extracción de fuerza de trabajo.

Aunado a ello, la digitalización del trabajo implica otras consecuencias negativas, como:

  1. La externalización de las responsabilidades empresariales hacia las y los trabajadores.
  2. Falta de garantías para el pago del salario mínimo, prestaciones, seguridad social, vacaciones o bajas por enfermedad.
  3. La jornada laboral se ve ampliada a un promedio de doce horas.

Esta tendencia representa un claro retroceso en los derechos laborales, aumentando la eficiencia del capital para apropiarse del tiempo de vida.

Mercantilización del tiempo libre

En paralelo a estas nuevas formas de flexibilización del tiempo de trabajo, debemos considerar que la elección de actividades durante el tiempo libre, los hábitos de consumo y la masificación de las redes sociales conforman otro eje de extractivismo.

La minería de datos, así como otras formas profundamente mercantilistas de experimentar el tiempo libre, como la gamificación del ocio, dejan amplios márgenes de ganancia a costa de nuestra propia autoexplotación.

En ese sentido, Yazmín Pérez Haro plantea que, si bien el tiempo libre es importante para nuestra salud, no necesariamente produce bienestar. El "tiempo libre" no siempre se traduce en un tiempo libertario y autónomo, sino que puede alienarse y sujetarse a múltiples imposiciones materiales y subjetivas, invadiendo nuestro tiempo de descanso y no trabajo. Bajo la lógica de la expansión intensiva del mercado en la vida íntima, el tiempo libre es fetichizado.

A modo de reflexión

El tiempo, como eje de análisis del bienestar y la calidad de vida de las personas, revela el entramado de desigualdades que configuran tanto el trabajo remunerado como el no remunerado. Se ha buscado de muchas y diversas formas entender los cuidados como un trabajo a partir del estudio del tiempo. Sin embargo, también es necesario considerar qué elementos críticos de los estudios sobre los cuidados aportarían al análisis del trabajo remunerado. 

Así, el derecho al tiempo y el derecho al cuidado forman un binomio complementario, capaz de potenciar procesos emancipatorios y multiplicar otras garantías y libertades. El tiempo impacta en nuestra capacidad para proveer y recibir cuidados, en la disponibilidad de cuidados mutuos y autocuidados, así como en formas de bienestar que no se encuentran atravesadas por el mercado. El cuidado sería un eje ético y libertario que promueve nuestro disfrute del tiempo propio.

*Referencias:

Féliz, M. & Bona, L. (2020). Economía de plataformas. Problemas, debates y casos de estudio. Departamento de Sociología. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México (2017). Constitución Política de la Ciudad de México. Disponible en: https://www.infocdmx.org.mx/documentospdf/constitucion_cdmx/Constitucion_%20Politica_CDMX.pdf

Pérez Haro, Y. (2018). En Busca del Tiempo Liberado. Experiencias de autonomía y desigualdad de tiempo en Jefas de Hogar de la Ciudad de México. Tesis de doctorado, UAM-I.

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