El trabajo de cuidados no tiene horario ni jornada, acaparando la experiencia subjetiva de quienes cuidan.

Cuidar es más que una labor física, cuerpo a cuerpo; implica un estado mental de (pre)ocupación constante por otras personas. Es una responsabilidad moral, emocional y psicológica sin límites cronológicos claros: no hay calendario o reloj que alcance a dimensionarla. El trabajo de cuidar excede toda doble o triple jornada, consumiendo intensivamente la autonomía mental de quienes lo ejercen.

Los estudios sobre el uso del tiempo demuestran que el trabajo no remunerado (TNR) en los hogares constituye una subvención a la economía nacional, donde las mujeres aportan 2.6 veces más valor económico que los hombres, según la Cuenta Satélite del Trabajo no Remunerado de los Hogares de México (INEGI, 2022). Dicho aporte del TNR es superior al de las remesas, el turismo o la manufactura en México.

No obstante, la concepción del tiempo en estos estudios sigue una noción cronológica lineal, útil para calcular su costo, pero sin reflejar la dimensión subjetiva ni el impacto mental de este trabajo. Podemos afirmar que el esfuerzo emocional y psicológico de cuidar está subrepresentado en estos datos. Entonces, ¿qué aspectos del trabajo de cuidados estamos dejando fuera en estas mediciones?

Aspectos del cuidado elusivos al tiempo lineal

La literatura especializada ha señalado dificultades para medir la dedicación temporal en tareas que se realizan de manera simultánea. En general, se reconoce el traslape entre actividades remuneradas y no remuneradas con cuidados pasivos, como estar al pendiente de una persona mientras se atiende una llamada de la oficina o se cocina. Debemos considerar el estado mental que implica cuidar en momentos como:

  • Las horas de sueño (vigilia cuidadora)
  • El uso de tecnologías de comunicación (cuidados a distancia)
  • La organización, planificación, priorización, delegación y supervisión de tareas domésticas y de cuidados (gestión mental)
  • Reservar tiempo para atender, de forma inmediata, necesidades impostergables de cuidado (disponibilidad continua)
  • La labor de crear, procurar y mantener redes que faciliten el cuidado colectivo (trabajo de parentesco)

Cuidar implica tener en mente una multiplicidad de tareas pendientes que se ejecutan en paralelo, mientras se planifican y gestionan las siguientes. Este multitasking extremo —altamente funcional para la acumulación capitalista— opera como un mecanismo invisible de explotación al diluir las fronteras entre el tiempo propio y el tiempo de cuidado. Irrumpe el tiempo de ocio, autocuidado y descanso, incrementando la carga mental.

Un enfoque integral sobre la carga mental

La carga mental suele entenderse como un conjunto de exigencias externas e interminables que saturan a las personas cuidadoras. Este concepto, proveniente del ámbito del trabajo remunerado, abarca también factores internos y contextuales. Según Isabel de Arquer, la carga mental refleja la interacción entre:

  • La exigencia de las tareas (externa)
  • Los recursos cognitivos y emocionales disponibles de las personas (internos)
  • Las circunstancias en las que se realizan (contextuales)

El trabajo de cuidados es de una complejidad única y se encuentra atravesado por dinámicas de poder, donde quienes proveen y quienes reciben los cuidados son personas con agencia, deseos, intenciones y contradicciones. En un contexto normativo, económico y social profundamente patriarcal, no cumplir «adecuadamente» con estas tareas puede acarrear consecuencias de orden tanto vital como legal que pesan sobre las personas individualmente, no sobre la desigual e injusta estructura social. (David Garduño)

En conclusión, pensar el tiempo de forma lineal no logra captar íntegramente el deterioro de la salud física y mental, ni la expropiación de la autonomía de quienes cuidan. Es urgente defender el derecho al tiempo propio, al cuidado, a la salud mental y exhortar a la corresponsabilidad social y de género. Requerimos de proyectos emancipatorios que retomen la centralidad de la vida, reconociendo de manera integral el valor de los cuidados.

Referencias

de Arquer, Ma Isabel (1999). NTP 534: Carga mental de trabajo: factores. Madrid. Instituto Nacional de seguridad e Higiene en el Trabajo. Disponible en: https://www.insst.es/documents/94886/191756/NTP+534+Carga+mental+de+trabajo+factores.pdf 

Díaz, Arantza (2023). Preocupaciones y recordatorios mentales: ¿qué son los cuidados pasivos?. La Cadera De Eva. Recuperado el 23 de septiembre de 2024, de https://lacaderadeeva.com/investigaciones/que-son-los-cuidados-pasivos-y-como-afectan-la-salud-mental/8879 

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