¿Cómo son las vidas de las mujeres que se han dedicado a los cuidados de sus seres queridos quienes, a causa de la enfermedad, el envejecimiento o una condición específica necesitan de ese trabajo especializado y poco reconocido?
Los cuidados constituyen un mundo social que está incrustado en nuestra sociedad, pero que, en gran medida, han quedado injustamente confinados en el ámbito de lo privado, como si fueran una cuestión que sólo interpelara a quienes están implicadas directamente en ellos.
En un esfuerzo por abrir este mundo, nos encontramos con el libro La vida invisible de las cuidadoras publicado recientemente por la asociación civil Documentación y Estudios de Mujeres, A.C. (DEMAC). Esta asociación promueve y difunde la escritura autobiográfica de las mujeres para colocar en el debate público las preocupaciones y problemáticas que las afectan, como es el caso de los cuidados.
El libro presenta a los tres textos ganadores de los Premios DEMAC, así como otros seis textos merecedores de mención. Se trata de un concurso que convoca anualmente a las mujeres a escribir sus historias cuya edición del año 2022 estuvo dirigido a las cuidadoras.
La riqueza de los relatos de cuidados
A través de los relatos compilados en este libro, nueve mujeres nos comparten sus testimonios de cómo han vivido su incursión como cuidadoras y nos dan la oportunidad de conocer de primera mano qué sucede en este espacio que es cohabitado de diferentes maneras, con distintas intensidades y con una amplia variedad de retos, aprendizajes y reflexiones.
Cohabitado porque los cuidados involucran a las cuidadoras, pero también a las personas que reciben sus cuidados con quienes establecen relaciones mediadas por el amor, así como por recuerdos, emociones, gratitud y reciprocidad, además de sobrecarga de trabajo y agotamiento. A través de las protagonistas de los relatos, nos acercamos a conocer cómo son sus interacciones con las personas a quienes cuidan, cuáles son sus respuestas, cómo viven sus dependencias, el dolor, la enfermedad o sus irreversibles pérdidas de capacidades físicas y mentales.
Como nos dice Adriana, la autora ganadora del primer lugar, “sólo las personas que habitamos ese lugar [el de los cuidados] sabemos que cada día puede ser finito o infinito, y solemos vivir en el destierro del mundo, donde habita otro gran grupo de personas que no está en contacto con este universo” (Hernández, et al., 2023, p. 28).
En el libro encontramos relatos que conmueven por su honestidad para expresar cómo transcurren las vidas de estas mujeres a partir de que los cuidados se instalan en su cotidianidad, cómo se sienten al desempeñar este rol y cuáles son los arreglos que realizan en sus proyectos personales, familiares y profesionales.
Las autoras muestran con contundencia los claroscuros de los cuidados y nos aproximan a sus matices. Por un lado, nos hablan de lo importante que resulta para ellas cuidar y acompañar a las personas que aman. Su trabajo está basado en el reconocimiento de la vulnerabilidad de la existencia humana y en la convicción de que la vida es valiosa y cada esfuerzo es esencial para preservarla con dignidad. Es un trabajo que se afronta desde una espiritualidad que es vivida de formas diversas y que permite fortalecer la capacidad de enfrentar el día a día.
Por otro lado, sus historias dan cuenta de renuncias, aceptaciones, resistencias y derrotas. Abordan la soledad, el alejamiento, la incomprensión, la falta de empatía y las incompetencias de múltiples actores para participar de forma activa en los cuidados. En ese sentido, destacan las negligencias e insuficiencias de los sistemas médico y educativo, que, a pesar de esfuerzos individuales excepcionales y del notable trabajo de algunas instituciones, en general, no cuentan con una organización adecuada ni con el personal capacitado ni sensibilizado para atender de forma eficaz a quienes requieren de cuidados especiales.
Como parte de las contrariedades que han tenido que enfrentar, comparten cómo han sobrellevado los cuidados con sus trabajos remunerados, los que no hay forma de conciliar porque eso es inalcanzable para un amplio sector de la sociedad.
Y también nos hablan de cómo los cuidados se encarnan y son resentidos por un cuerpo cansado, sobrecargado, obeso, débil, resentido, lesionado, desgastado, enfermo, tema que detona reflexiones sobre la importancia del autocuidado.
Sin duda, esta valiosa publicación contribuye de forma sobresaliente a visibilizar la labor de las cuidadoras y su relevancia. Como señala, Sof, otra de las autoras, “las vivencias de una cuidadora no son para generar lástima, son para favorecer la empatía, acompañarnos y aprender a ser compasivas unas con otras” (Hernández, et al., 2023, p. 56). Y, además, para reconocer que las mujeres dedicadas a los cuidados realizan un trabajo imprescindible, con alto valor social y económico que, hasta ahora, sigue marginado, pero que precisamente por ello, requiere abordarse como un asunto emergente tanto en las agendas académicas como políticas.
Consulta el libro aquí.