Cómo sabemos, en el marco del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se realizan diversos eventos a nivel nacional e internacional, presentaciones de libros, conversatorios, análisis, exposición de datos, y por supuesto, el evento magno de la marcha, el cual este año convocó a más de 180 mil participantes en la capital del país, abrazando el lema mexicano “la justicia por los feminicidios, las desapariciones, y el alto al genocidio contra el pueblo palestino”.
La relevancia de este lema es mirarse no de manera aislada, sino con la conciencia de que habitamos un mismo país, un mismo mundo, y lo que pase a las mujeres de otros países, para bien, o para mal, también nos impacta a las mexicanas y viceversa.
Las diversas actividades tienen el objetivo de visibilizar los rezagos que se tienen en torno a la agenda de las mujeres a nivel global.
Por ejemplo, en México los datos oficiales nos muestran que: el 54% de las mexicanas no participan en el mercado laboral; que las mujeres perciben 35% menos ingresos que los hombres; el 25% de las mujeres no tiene ingresos propios, en comparación con un 6% de los hombres; el 75% de las tareas de los cuidados recaen sobre las mujeres; las mujeres aportan 72% del valor económico del trabajo no remunerado, de acuerdo con la información de Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y e Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Sin embargo, el dato que más conmociona fue que revela el Foro Económico Mundial (FMI), a través de su Informe sobre la Brecha Global de Género 2023, el cual hace un seguimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo (OD), con lo cual concluye que se necesitarán 131 años para cerrar las brechas económicas de género.
Esto debería llevar a los países a replantarse las estrategias fallidas realizadas hasta el momento, así como su falta de compromiso para la agenda de género.
Desde algo más alentador y en el marco del OD5, el pasado 11 de marzo se realizó el conversatorio "Tejiendo lazos de sororidad: construyendo tribu entre mujeres", convocado por Gender & Democracy (G&D) e InnovaUNAM, el cual tuvo como objetivo visibilizar la importancia del empoderamiento de las mujeres, desde diferentes miradas de acción, con el fin de motivar e inspirar a las mujeres que inician, o ya están trabajando en su proceso de transformación.
En este evento, nos compartieron sus visiones: Adela Vivas, presidenta de Voces Vitales de Venezuela, una iniciativa que capacita y fortalece a mujeres líderes emergentes, fortaleciendo su empoderamiento y cuestionando estereotipos y creencias a través del emprendimiento; Yasmín Centeno, comunicadora social y estratega de comunicaciones para redes sociales, que promueve el poder de contar historias para visibilizar los obstáculos sociales que impiden el desarrollo de las mujeres; y a una servidora, Norma Escamilla, como psicoterapeuta psicoanalítica, consultora de género y derechos humanos, visibilizando la importancia de las redes y la organización de las mujeres como contrapeso a las violencias sociales de género desde diferentes sectores sociales.
Al respecto, Heryca Colmenares, directora general de G&D comentó sobre la importancia de apoyar a los feminismos y los movimientos que impulsan el cambio desde la sororidad y las alianzas, reflexionando sobre lo que implica ser mujer en un mundo que le ha dado exclusividad a los hombres desde el patriarcado.
De igual forma, Mariana Medina, directora de comunicación de G&D, compartió sobre la importancia de contribuir en la visibilización de las desigualdades, con la firme idea de sumar esfuerzos para empoderar a niñas, jóvenes y mujeres, “de hecho, hemos creado un Empoderatómetro, como parte de nuestra metodología de acompañamiento”.
Y aun con muchas cosas en el tintero, cerraré mi columna con algo que publicó Alda Facio en Facebook en el marco del 8M: "basta una mujer para quererse, dos para abrazarse, tres para compartir, cuatro para encontrarse, cinco para sostenerse, y muchas para transformar, crear, soñar, liberarse, respetarse, sembrar, empoderarse, y miles para luchar".
Y sí, la lucha de las mujeres no ha sido en vano, sigamos tejiendo redes frente a las políticas públicas que habitan los archivos, frente a la falta de presupuestos etiquetados, frente a los discursos que se quedan en tarjetas, sin la intención de dar el paso a la acción de la equidad sustantiva.