¿Te ha pasado que no te alcanza el tiempo para hacer las diferentes actividades que tienes?, ¿te despiertas cansada/o/e y es complicado salir de casa al empleo? ¿estás en el trabajo y estás pensando en los pendientes de casa? ¿estás en casa y piensas en los pendientes del trabajo?, ¿intentas desayunar, pero no te da tiempo y olvidas comer?.

El tiempo es una categoría que ha sido estudiada y conceptualizada desde diversas disciplinas como la psicología, la antropología, la sociología y la economía. Marcando que hay tiempo de producción, de mercado, pagado y que hay tiempo de reproducción, no pagado como el doméstico y el de cuidados.

Mientras que los hombres están dedicando su tiempo al trabajo pagado, a ser los principales proveedores económicos de las familias, las mujeres se dedican a lo no remunerado, están cumpliendo con hacer con su tiempo “lo que corresponde” de acuerdo con los estereotipos y roles de género asignados. Ninguno de los dos, pone como prioridad su salud física o mental. Así que constantemente, tenemos la sensación de que no tenemos tiempo de nada, y que cumplimos con los mínimos en los diferentes espacios.

El tiempo está pensado en binario, en que se debe aprovechar, por lo que, vale cuando se paga por él, si no hay pago, no tiene el mismo valor, e incluso, no se reconoce. 

Actualmente, cada día es más complicado dedicar espacios a comer, a descansar, a hacer deporte, a estar con la familia, con las amistades, a no hacer nada, sobre todo en ciudades como la de México, en la que los traslados son cada vez más complicados, por el transporte, por las manifestaciones, por los cambios de clima, por lo que, el tiempo se dedica prioritariamente al trabajo pagado y al traslado de los hogares a los empleos. ¿Se puede hacer de forma diferente? ¿podemos tener tiempo de calidad?

Me parece que sí, para ello, es importante reconocer las diversas actividades que hacemos, pero también es relevante que se visibilicen las necesidades de los tiempos de los diferentes grupos de población, para lo que se pueden hacer foros, mesas de reflexión, y encuentros entre la ciudadanía para visibilizar qué se requiere para tener una calidad de vida diferente en la que haya un balance entre el tiempo y el cuidado en y de las familias que esté garantizado por el Estado y el Mercado. 

Para ello, se podrían pensar en diversas opciones como el teletrabajo remunerado por objetivos, la reducción de jornada laboral, la generación de servicios cercanos y de calidad de acuerdo con lo que se requiera en cada contexto, horarios flexibles en las oficinas, en las escuelas para que no todas las personas entren y salgan a la misma hora, generación de empleos en diferentes lugares, ampliar y mejorar el transporte colectivo, crear comedores en las dependencias, en las escuelas; es decir, poner el cuidado de las personas al centro y con ello, la modificación de los horarios, lo que haría redefinir la vivencia y experiencia del tiempo, de los tiempos. 

Lo que probablemente podría impactar en que vivamos con menos estrés, con más tranquilidad y con más cuidados.