A los muertos se les deja ir, pero a los desaparecidos se les busca hasta encontrarles.  Lupita, María Demetria, Gustavo, Teodolinda, Paula, Marcelina y Consuelo, son los nombres de siete personas buscadoras en México, Honduras, Guatemala y El Salvador que fallecieron sin localizar a sus seres queridos.

Para honrar su labor de búsqueda, la Delegación Regional para México y América Central del Comité Internacional de la Cruz Roja inauguró la exposición “Tejer Memoria: el legado de quienes nunca dejaron de buscar”, la cual visibiliza la lucha de las familias de personas desaparecidas y su derecho a saber qué pasó con sus seres queridos. 

A través del bordado, estas siete familias comparten sus historias, emociones y experiencias, manteniendo así viva la memoria de los desaparecidos y de quienes los buscan, pues morir sin encontrar a sus seres queridos es un temor compartido por muchos familiares, quienes, con el paso de los años ven cómo su cuerpo se desgasta o sufre una enfermedad agravada u originada por esta situación. 

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Foto: Sandra Rojas

Mujeres, el rostro de la búsqueda 

Aunque dentro de los procesos de búsqueda también hay hombres involucrados, al hablar de personas desaparecidas, de inmediato pensamos en mujeres que pegan fichas de búsqueda en el espacio público o que con picos y palas escarban la tierra para buscarles.

Esto no es casualidad, en la gran parte de los casos son las mujeres quienes han transformado sus proyectos de vida para hacer de la búsqueda su proyecto principal personal. 

Son ellas quienes hacen lo posible por encontrar a sus seres queridos, pero también para cuidar y hacerse cargo de las hijas y los hijos que hayan dejado, de mantener económicamente al resto de la familia o resolver asuntos que hayan dejado pendientes. 

Estas son dos historias de la exposición “Tejer memoria” que muestran como el trabajo de cuidados trasciende su núcleo familiar y se materializa en el espacio publico mediante la búsqueda de verdad, memoria y justicia de todas las personas desaparecidas.

“Ella documentaba todo”: Lizeth Cardona Martínez

Durante siete años María Demetria Martínez recorrió miles de kilómetros del Estado de México –donde vivía– a Coahuila para buscar a su esposo Gersaín Cardona desaparecido en Piedras Negras el 21 de marzo de 2009, junto a 11 compañeros con quienes recorría el país vendiendo pintura. 

A pesar de lo dolorosa de esta situación, María Demetria les contó a sus hijas Lizeth y Carmen, que tenían 15 y 12 años sobre la desaparición de su padre, nunca les ocultó nada al respecto, al contrario, documentó todo para que ellas pudieran continuar su búsqueda. 

María Demetria falleció el 26 de octubre de 2016. Su búsqueda la asumieron sus hijas. A través de la exposición del CICR, Lizeth muestra la determinación y el esfuerzo de su madre en la búsqueda de padre, contó en entrevista para La Cadera de Eva. 

"Ella documentaba toda su búsqueda y también exigía cosas para nosotras, para estar bien, y eso fue algo que también me impactó mucho, leer sus cartas, sus anotaciones, sus documentos. Estoy orgullosa de haber tenido a mi madre fuerte, empoderada y que nunca se rindió en su búsqueda” (Lizeth Cardona Martínez, buscadora)

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Foto: Sandra Rojas

“Una persona imprescindible”: Juan José Azmitia

En septiembre de 1981 la familia Azmitia Dorantes vivió cuatro días de angustia por la desaparición consecutiva de Mario Federico, de 22 años, el día 19; de su hermana Dora Clemencia, quien tenía 23 años y estaba embarazada, el día 21; y de su padre José Mario, de 51 años, el día 22. Esto ocurrió en Guatemala durante el contexto del conflicto armado interno, que duró más de tres décadas. 

Así, la vida de Irma Consuelo Dorantes, madre y esposa, respectivamente, y de sus hermanos e hijos Graciela y Juan José cambió para siempre, teniendo que huir a México, donde reconstruyeron su vida. 

A pesar de la distancia y la profunda tristeza que le invadía, Irma Consuelo -conocida cariñosamente como doña Cony- continuó con la búsqueda. Lamentablemente en 2003 falleció de un paro cardiaco a los 67 años sin saber el paradero de sus familiares

Hoy el legado de su búsqueda incansable sigue vivo en sus hijos Juan José y Graciela quien regresó a Guatemala y tras un largo proceso llevó su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

En entrevista para La Cadera de Eva, Juan José recuerda a su madre como una persona resiliente e imprescindible que a pesar del dolor y los obstáculos luchó por conocer el paradero de sus seres queridos y por cuidar a sus hijos. 

“A veces no se ve este trabajo que hay detrás: la falta de dormir, todo ese sufrimiento donde mi mamá buscaba no tener esos momentos de vulnerabilidad delante de nosotros, detrás de eso creo que se estaba derrumbando porque era: qué les voy a dar de comer mañana, cómo los voy a cuidar, dónde vamos a dormir” (Juan José Azmitia)

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Foto: Sandra Rojas

Bordar y esperar 

El bordado es una práctica utilizada por las familias de personas desaparecidas para preservar la memoria de sus seres queridos. El hilo y la aguja son sus acompañantes durante procesos de espera en los que se han encontrado con personas que como ellas resisten horas, días, meses y años de ausencia. 

Preservar el sentido familiar y colectivo de esta actividad fue importante para construir la exposición “Tejer Memoria”, fueron los mismos familiares de personas desaparecidas quienes bordaron sus historias, cada una de ellas tiene elementos específicos que reflejan la vida y los momentos compartidos con los desaparecidos.

Para Juan José el bordado fue como una forma de "psicoanálisis" que le permitió reflexionar sobre su experiencia, conectar su pasado con su presente y encontrar paz y resiliencia.

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Foto: CICR

Mientras que, para Lizeth, el bordado se ha convertido en una forma de hacer memoria y dar voz a las personas desaparecidas, pues hilando sus nombres es una forma de mostrar que no son cifras, sino ausencias que viven miles de familias. 

Además de participar en la exposición “Tejer Memoria”, Lizeth tiene un proyecto de bordado llamado “Corazones robados”, el cual consiste en bordar corazones con los nombres de personas desaparecidas y una frase dedicada por sus familiares para ellos. Estos se regalan a las familias como una forma de apoyo y memoria.

"La desaparición es un tema muy fuerte, es un impacto que te genera, te hace recordar todo lo que has vivido con esa persona. No estamos en un estado de conflicto armado, pero hay más de 100 mil personas desaparecidas, es una cifra muy grande” (Lizeth Cardona Martínez, buscadora)

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Foto: CICR

¿Cómo surge esta exposición?

En entrevista para la Cadera de Eva, Marcela Méndez, coordinadora de comunicación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para México y América Central, explica que la exposición surgió de la preocupación por las familias que temen fallecer sin encontrar respuestas sobre el paradero de sus seres queridos.

La exposición busca acercar a la sociedad a la realidad de las familias de personas desaparecidas, por lo que, a través de las historias y los bordados, se busca humanizar a las víctimas y recordar que cada persona desaparecida tiene una historia, una familia y un legado que merece ser reconocido.

“Es una oportunidad para acercarnos a la historia de estas familias, que es la historia de miles de familias en México y América Central. Nadie debería fallecer sin respuestas, sin saber qué pasó con su ser querido" (Marcela Méndez, coordinadora de comunicación del CICR para México y América Central)

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Foto: Sandra Rojas

“Tejer memoria: el legado de quienes nunca dejaron de buscar”, es una exposición itinerante. Antes de presentarse en México se exhibió en Honduras y busca llegar a diferentes lugares para compartir las historias de las familias y su lucha por saber qué pasó con sus seres queridos. 

Su próxima parada será en El Salvador y Guatemala. Estará en México hasta el 10 de septiembre en la Casa Rafael Galván de la Universidad Autónoma Metropolitana ubicada en Zacatecas 94, colonia Roma Norte, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México. Está abierta al público en un horario de lunes a viernes de 10:00 a 18:00 horas.

Además, contempla una programación de eventos especiales: la participación en la Noche de Museos del miércoles 28 de agosto con una sesión colectiva de bordado de 17:00 a 20:00 horas; el conversatorio “El legado de quienes no dejaron de buscar: arropar la búsqueda y mantener viva la memoria” el 4 de septiembre de 15:00 a 17:00 horas. 

Si conoces a alguien que nunca dejó de buscar a sus seres queridos, tu testimonio es esencial para mantener su legado vivo, puedes ingresar al siguiente enlace para contar tu historia para que forme parte de este tejido de memorias.