Los conflictos bélicos tienen una estrecha relación con la injusticia y la violencia de género, siendo la baja participación de mujeres y la inequidad los dos espectros principales que fungen como tierra de cultivo para el estallido de guerras civiles o conflictos externos con otras naciones, pero ¿por qué sucede esto y en qué punto se encuentran estos fenómenos?
En una investigación realizada por la Organización de las Naciones Unidas y el Banco Mundial titulada “Pathways for peace” se cruzan estos elementos y advierte sobre el impacto de la violencia de género, la exclusión de ciertos grupos en la toma de decisiones, la falta de oportunidades para las juventudes y la inequidad como una bomba de tiempo que urge ser atendida de manera prioritaria por los gobiernos.
Percepción de injusticia
Uno de los principales hallazgos apuntalan a que, cuando el Estado propicia la injusticia y la exclusión, existe una alta posibilidad de que las personas inicien una movilización -con tendencia a la violencia-, fruto de los sentimientos, de las humillaciones, de la impunidad y de las frustraciones.
De manera concreta, podemos entenderlo a través de la frase hecha: la violencia produce más violencia. Es así que la ONU acota que aquellos gobiernos que incurran en la violación a los derechos humanos, tortura, desapariciones forzadas, encarcelamiento político y homicidios, tienen mayor incidencia de actuar de manera violenta y reaccionaria ante otros conflictos.
En un escenario más cercano, este hallazgo resulta alarmante tomando en consideración que, en México, de cada 100 delitos cometidos, sólo 1 se denuncia. De este universo tan pequeño, sólo 1.3% se resuelve y los otros 9 quedan en impunidad, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2019.
Violencia de género; mayor probabilidad de guerras
En esta misma línea, la investigación Pathways for Peace advierte que aquellos países con mayor número de violencia de género y feminicidios, tienen mayor probabilidad de que se desate una guerra civil o interestatal.
Las principales señales de alerta son:
- Sentimiento de vulnerabilidad entre la población femenina
- Altos índices de violencia doméstica
- Baja asistencia escolar de niñas / adolescentes
Estas tres advertencias resultan preocupantes cuando se encuadran con los altos números de violencia en razón de género que acontecen en nuestro país. Acá un mayor desglose:
El 78% de las mexicanas se sienten inseguras en todos los espacios públicos, desde las calles que transitan, los cajeros, estacionamientos y mercados, por mencionar algunos. Asimismo, el 20% de las mujeres mayores de 18 años señala sentir miedo e inseguridad de quedarse en casa, de acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE)
En 2021, 7 de cada 10 mujeres de 15 años o más experimentó una situación de violencia, siendo la psicológica y la sexual, las principales formas de agresiones que viven las mexicanas, informa la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021.
El 44% de las mujeres mayores de 15 años abandonan sus estudios en nuestro país a causa de las siguientes razones: no contar con recursos económicos, necesidad de empleo, sufrir violencia (tanto al interior de la familia como en el exterior), una decisión personal o social y embarazos no deseados, de acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres y PROIGUALDAD 2018.
Participación de mujeres: prevención de conflictos
La ONU acota que la prevención de los conflictos violentos y bélicos sólo será una realidad si los Estados comienzan a centrarse en las experiencias de las mujeres, reconoce la individualidad de las experiencias y se garantiza su participación en la vida política, económica y social.
Cuando las mujeres asumen funciones de liderazgo y pueden participar significativamente en las negociaciones de la paz, los acuerdos resultantes duran más tiempo y existe una respuesta más positiva entre la población, menos quejas, impunidad y frustración, señala el informe.
Una aclaración importante es rescatar que estos resultados se produjeron a raíz de una investigación comparativa entre distintas regiones del mundo, es decir, que estos hallazgos son netamente estadísticos y no tienen por causa última perpetuar estereotipos relacionados a la pasividad de las mujeres. En nuestra investigación "La relación entre la resolución de conflictos de guerra y el feminismo", conversamos con la maestra en resolución de conflictos y paz, Alejandra Robles Ríos quien señala que esta respuesta tan positiva en la prevención de conflictos no se debe a la supuesta "naturaleza pacifista" de las mujeres, sino más bien, se debe a un enriquecimiento en las mesas de discusión donde se coloca a discusión otras experiencias y saberes, con ello, se atienden otras necesidades que las esferas de poder androcráticas difícilmente logran percibir.
Y si esto no te resulta lo suficientemente intrigante, te dejamos aquí el link para que consultes esta entrevista donde abordamos el papel de las mujeres combativas, la importancia de reconocerlas y la manera en que la ayuda humanitaria también debe ser feminista, antidecolonial y antipatriarcal.