El rock latinoamericano de los años 90s vivía una revolución importante; Colombia, Argentina, Chile y México generaban proyectos ambiciosos y bien consolidados en la escena, desde los chilangos Café Tacvba, Illya Kuryaki & The Valderramas hasta el sur con Soda Stereo. Las voces masculinas dominaban la industria hasta que una colombiana disruptiva y feminista aparecería en el mapa: Andrea Echeverri.
En 1992 “Aterciopelados” llegarían a la escena colombiana liderados por la compositora, multinstrumentista y cantante Andrea Echeverri. Su talento e irreverencia le valdría abrirse en la industria de la música y convertirse en una de las bandas latinoamericanas más reconocidas en la región; cuatro años después, acompañaría a Soda Stereo en los MTV Unplugged del 96, eso sí, hay que recordar la siguiente estrofa de su canción “Yo”.
“No quiero ser Soda y no me importa que esté de moda, no quiero ser nada que no sea yo” (Andrea Echeverri)
Andrea Echeverri ha sido galardonada con múltiples premios MTV y Latin Grammy desde hace 20 años, sin embargo, si hay algo que va más allá de sus reconocimientos es su increíble capacidad de convertir su música en protesta, siendo esto, siempre la causa última de su trabajo.
En una entrevista para El País la cantautora señaló que en sus planes nunca estuvo convertirse en una figura al puro estilo de Madonna, por el contrario, para ella su responsabilidad con la música era más un acto de rebeldía donde las letras antibélicas, a favor de los derechos de las mujeres, la maternidad y la denuncia serían los pilares más importantes que la impulsarían a componer.
¿Y entonces cómo se define?, Andrea Echeverri se identifica con un adjetivo: La rockera sudamericana antidiva.
Ahora bien, los Aterciopelados dieron la sorpresa señalando que se presentarán el próximo 22 de octubre en la Sala Nezahualcóyotl durante el Festival Cultura UNAM, esto para celebrar sus años de trayectoria. Y si aún no te sientes segura de ver a la icónica Andrea Echeverri, te damos a continuación una serie de razones muy buenas por las cuales amar a la rockera sudamericana.
¿Ingrata?, ¡no, ingrato!
“Ingrata no me digas que me quieres… por eso, ahora tendré que obsequiarte un par de balazos pa´que te duela y aunque esté triste por ya no tenerte, voy a estar contigo en tu funeral”, cantaba Café Tacvba en una de las canciones más controversiales de su discografía. La agrupación decidió no volver a cantar en vivo, sin embargo, propusieron regalarla a la única mujer capaz de transformar esa letra en algo poderoso.
Andrea Echeverri tomó la letra de “Ingrata” y la convirtió en “Ingrato”, una canción que muestra las dos caras de esta conversación -eliminando la violencia simbólica sobre el feminicidio- y concluyendo de la siguiente manera:
“No me importa si me quieres, me vale madre si me dejas, yo aquí vengo a romper tu espada y a mandarte a la chingada porque soy independiente, porque no te necesito y porque no soy tu media costilla”
En una entrevista con la BBC, Andrea Echeverri señaló que las palabras son el inicio para normalizar la violencia, esto sin importar si se trata de algo humorístico o figurado, además, acotó que las palabras tienen un inmenso poder, por ello, debes cuidar los mensajes que envías pues son un reflejo de quién eres y qué representas, de esto deviene que, sin importar quién seas, nunca es tarde para revisar tus conductas.
De maternidad
Hace 15 años el álbum de solista de Andrea Echeverri titulado “Dos” saldría a la venta, este proyecto es uno de los más increíbles de la cantautora colombiana pues fue autogestionado, grabado en su totalidad en su hogar y hecho de principio a fin por ella con un objetivo único: Hacer una oda a la maternidad y las infancias.
Aborda temas como la paciencia en la crianza, la conexión con la madre naturaleza, la protección de las infancias y el amor.
“Para los niños amor, arrullos, besos y juguetes. Que el sexo y la violencia no toquen tu inocencia precioso angelito, que no te toquen ni un pelito. Hermosa madre y mujer, que no se atrevan a ensuciar nuestra piel” (Que me parta un rayo, Andrea Echeverri)
El disco completo mezcla sonidos de la naturaleza, risas de su hija Milagros y Jacinto, incluye letras para antes de dormir y envía constantes mensajes amorosos en contra de los temores nocturnos y sentimientos negativos en las infancias.
Andrea Echeverri, la precursora del feminismo musical
Si hay algo con lo que Andrea Echeverri es reconocida es por su férreo posicionamiento contra la violencia y la cosificación de las mujeres, por ello, una de sus acciones más poderosas fue dedicar todo un álbum para generar contrapeso al machismo latinoamericano.
Con canciones como “Ruiseñora” donde habla del trabajo no remunerada del hogar e invita a las mujeres a volverse tercer y rebeldes, o bien, “ Métetelo” donde envía un mensaje contra la violencia estética y la hipersexualización con frases como: “No quiero ponerme tetas, no quiero que en mí te metas, mi cuerpo es mío, no está a la venta”.
En su canción “Florence” Andrea Echeverri le canta al amor romántico, a los roles de género y a dejar de considerar al hombre como el centro único de la vida de las mujeres señalando que los hombres nunca nos mostrarán la luz, no son príncipes y tampoco son el propósito de la existencia. Su mensaje es concreto: “Hay que dejar de vivir, vestir, pensar y actuar para los hombres gustar, ¡busca tu misión entre mujeres, hagamos conexión!, construye un mundo propio y sé independiente”, esta canción retoma su nombre de la feminista francesa Florence Thomas.
¿Sabías que también tiene una canción con Vivir Quintana?, titulada “Ovarios”, juntas se posicionan contra el abuso sexual y la maternidad no deseada.
Su trabajo como escultora
Su trabajo no sólo va en el plano de lo musical, sino que en Colombia, Andrea Echeverri también trabaja como activista. Escultora y artista de profesión, la cantautora también dedica su tiempo a producir piezas de cerámica que denuncian injusticias y abusos en tierras colombianas.
Por ejemplo, realizó una exposición de vulvas para denunciar el abuso sexual a niñas de comunidades indígenas, la violación equiparada de militares que vivió la periodista Jineth Bedoya y el feminicidio de Yuliana Samboní y Rosa Elvira.
Junto a sus esculturas siempre se acompañan leyendas importantes que nombran a las mujeres víctimas de abuso sexual o feminicidio, en entrevista para el País señala que su trabajo es una oda a todas las mujeres que vivieron el horror; un horror que, a quien presencie su exposición, le debería doler y con ello, producir una revolución.
Hablar de Andrea Echeverri es hablar de una mujer sensible, comprometida y rebelde que, desde hace 30 años, ha gestado discursos poderosos y feministas, se abrió camino en la industria musical y su voz se ha convertido en un indistinguible; Aterciopelados más que un grupo de rock latino, son el estandarte de resistencia y lucha contra la violencia.