Cuando la injusticia se convierte en la normalidad, el cuerpo de las mujeres se transforma en el campo de disputa más crudo.

Este es el caso de Belén (nombre utilizado para porteger su identidad), una mujer originaria de Tucumán, Argentina, que fue acusada de homicidio tras sufrir un aborto espontáneo en 2016. 

Este 14 de noviembre, su historia, que se convirtió en un símbolo de la lucha por el acceso al aborto libre de estigmas, seguro y autónomo, y en un ejemplo de cómo los sistemas judiciales y sanitarios reproducen violencias institucionales basadas en el género y la clase, llega a México a través de la plataforma de Amazon Prime

Belén ha sido seleccionada por Argentina para ser considerada como la película nominada a los Premios Goya y Premiso Oscar en la categoría de Mejor Película  Internacional. 

Un retrato de la criminalización

Dirigida por la directora, guionista y actriz argentina, Dolores Fonzi, Belén (2025), se basa en hechos reales y en el libro Somos Belén, de Ana Correa.

Dolores Fonzi, quién además interpreta a Soledad Deza, abogada de Belén en la película, utiliza el cine como una herramienta de activismo, en donde la lucha contra la injusticia y la discriminación del Estado hacia las mujeres se convierte en la protagonista de una historia completamente coyuntural y relevante en la actualidad.

La película, coescrita por  Fonzi junto a Laura Paredes, explora la vida de Belén desde una mirada feminista, pues, en sus palabras en entrevista con Amnistía Internacional:Belén habla de una injusticia que sigue ocurriendo: mujeres criminalizadas por ser pobres y por ser mujeres. Por eso no hay una Belén, hay miles”.

En la misma entrevista, Fonzi reflexiona: 

“Es una película que, más allá de la militancia, más allá del feminismo, más allá del aborto, es una película que habla de la injusticia. Lo que más me enorgullece es que se valora como cine. No es un documental, sino una película con fuerza narrativa, con épica, con personajes que te agarran y no te sueltan. Quienes la ven se conmueven, agradecen que se haya contado esta historia y recuerdan que hubo un momento en que Argentina logró algo enorme”.

Esto en medio de una crisis nacional, en la que las crisis políticas en Argentina van en subida, en las que el feminismo resiste a los ataque directos del presidente libertario, Javier Milei, quien se ha manifestado en contra del aborto y la interrupción del embarazo y programas de educación sexual. 

La historia real de Belén, un símbolo de la lucha feminista

La historia de Belén se convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos en Argentina porque trascendió su origen provincial para encapsular las fallas sistémicas, la discriminación estatal y la potencia del activismo colectivo.

En 2016, Belén, una joven de 25 años, acudió al hospital por una emergencia obstétrica. Se trataba de un aborto espontáneo, pero terminó detenida y esposada por el personal médico y la policía.

La violencia institucional y la criminalización que sufrió por ser una mujer sin los recursos para evitar el proceso hicieron que Belén fuera condenada a ocho años de prisión. Su proceso estuvo repleto de pruebas irregulares,  prejuicios de género y violaciones a los derechos humanos. 

El caso Belén se expuso públicamente en un momento crucial para la lucha feminista, coincidiendo con el nacimiento del movimiento “Ni Una Menos” en Argentina, tras la alza de feminicidios en 2015. 

Este movimiento, que marcó un antes y un después en el país, puso sobre la mesa la problemática de las emergencias obstétricas y los limbos legales que llevaban a mujeres pobres a la cárcel por prejuicios religiosos, ideológicos y de clase.

Así, el caso de Belén se transformó en un símbolo de lucha y resistencia contra un sistema patriarcal que criminaliza a las mujeres y limita su capacidad de decisión sobre sus propios cuerpos.