Desde la colonia Agrícola Oriental de la alcaldía Iztacalco, Ciudad de México, la abogada Katherinne Huerta de 24 años ha aparecido en la escena musical popular y reivindicado la posición de las mujeres en uno de los géneros más heteropatriarcales: el reggeaton. Entre gatitos, champagne, brillos, rosa fucsia y cristales, se dio origen a Bellakath, la mujer que llegó perreando para incomodar.
Hace unos meses, los barrios chilangos bailaron "Una gatita que le gusta el mambo...", la voz de Bellakath se volvió inconfundible, siendo esto, apenas el principio de su carrera que terminaría por despegar tras pronunciar cuatro palabras: "Qué bonitos ojos tienes".
La frase levantó el revuelo y la lluvia de persignaciones de los sectores conservadores no tardó en aparecer; el horror y el pánico de escuchar a Bellakath hablar de una felación se convirtió en un chiste que transgredió las barreras hispanas y dio la vuelta al mundo.
Pero, ¿por qué se volvió un discurso tan doloso para algunas personas reconocer a Bellakath como una de las exponentes del reggaeton mexicano? Las respuestas son muchas y para acercarnos aún más a este fenómeno bellako, entrevistamos a la doctora Brenda Macías, jefa de difusión del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM y especialista en crítica cultural y estudios de género.
Para empezar...
Con orígenes en los ritmos de la diáspora africana, el reggeaton se instauró en latinoamérica con un objetivo identitario que reflejara el vivir de ciertas comunidades; las calles, la pasión, los obstáculos y la familia, fueron los ejes rectores de este género que, en esencia, posee una característica revolucionaria: No hay censura.
Desde la perspectiva de la especialista, la base musical de este género es el movimiento, pues oscila entre un pulso ideal de 85 y 110 palpitaciones, algo que, irremediablemente, produce una armonía que genera el movimiento corporal.
Remontándonos a los inicios del reggaeton, encontramos que la mujer participaba de manera secundaria en el género; fue la musa de los compositores. De unos años para acá, las mujeres comenzaron a ganar terreno en la producción y creación de reggeaton, un acierto que, por menos, debe ser celebración independientemente de ser fan o no del género.
El escenario de una mujer cantándole a la sensualidad, al disfrute sexual, al placer y convirtiéndose en una de las principales banderas del reggaeton mexicano sí es producto de una lucha por ocupar espacios en los que, hasta hace unos años resultaban impensables. En un ejercicio introspectivo debemos cuestionar: ¿por qué una mujer como Bellakath resulta tan terrible para la sociedad y bajo qué argumentos?
Entre clasismo, género y otros sistemas de dominación
Para un primer acercamiento, recordamos a la escritora feminista y activista Kate Millett quien aborda en su obra que el sistema patriarcal se alimenta de otras estructuras de poder, por ejemplo, el clasismo o el colonialismo.
El sistema heteropatriarcal siempre tiene para ofrecer una dicotomía, en este caso, "el buen gusto" y "el mal gusto", Bellakath resulta una mujer al sistema porque se considera, está alejada de toda idea del buen gusto que, por orden natural, las mujeres deben seguir -casi- religiosamente.
"La sociedad no soporta el disfrute de las mujeres ni de las personas feminizadas. Que una mujer como Bellakath se atreva a usar un ritmo que se cree es puramente viril y que lo utilice como medio de producción, es lo que les encabrona y molesto, para algunos, el tema del reggeaton puede ser infumable, pero para otras personas resulta extraordinario y reafirma otras maneras de vivir", explica Brenda Macías.
Uno de los discursos más frecuentes en contra del género y particularmente en Bellakath, se sostiene en el clasismo eurocentrista; todo aquello que nos recuerda a nuestro heritage colonial, africano y barrial, es incómodo, de ahí que la creencia de que existe un "gusto superior" cuando se consume contenido creado y producido en Europa. En esta conversación la especialista manda un mensaje concreto: El buen gusto no existe y es momento de parar con el discurso "pseudo - intelectual", pues recordemos que la música disruptiva ha intentado ser censurada a lo largo de la historia, como el rock and roll y en México, los corridos.
"Pero la música urbana habla de sexo, es misogina, habla de las mujeres... permítanme decirles: La música de reggaeton es urbana y si se cree que censurando estas manifestaciones populares terminaremos con la violencia estructural que hay en nuestros países (latinoamericanos), tengo una noticia, la violencia estructural es tan grande que no lograremos abatirla con esa acción", ataja la doctora Brenda Macías.
Desde su perspectiva, la música urbana como el reggaeton pone en primer lugar el sentir y después la ideología, pero ojo: el reggaeton también es político.
Prueba de esto, lo encontramos en un reggeaton de protesta transfeminista y separatista que ha producido corrientes muy poderosas, como por ejemplo: "La desculonización".
En este movimiento, confluyen una serie de cuestiones por la liberación de las cuerpas y nace como una contraposición a la danza blanca, delgada y hegemónica; no hay academia que diga qué hacer, todo es un sentir constante y un punto de reunión para todxs donde no existe más que el movimiento libre.
La otra cara del reggeaton ondea la bandera de la irreverencia y es aquí, donde Bellakath acapara terreno; una gatita que le gusta salir a vacilar, disfrutar, salir por la noche, mover el cuerpo, gozar del sexo y bailar. Escucharla cantar de estas experiencias que, actualmente representan a millones de mujeres adolescentes, evoca a la libertad y a la revolución del pensamiento.
"Ella está cantándole a todo esto y por supuesto que la atacarán de todos lados bajo el argumento de no hacer música intelectual, pero si fuera así, Bellakath tiene todas las de ganar, es una mujer preparada y tiene toda la credencial para defenderse de cualquier escenario donde intentan agredirla. Sin importar qué pase, advierto que seguiremos escuchándola porque suena en todos los espacios y no importa cuántos señalamientos le carguen por haber dicho "pene", eso continúa siendo una hipocresía total", explica la doctora.
De género y violencia
La existencia de una figura de Bellakath no sólo está poniendo en aprietos a los sectores conservadores, sino que también, la ha convertido en objeto de ataques constantes contra su corporalidad, sus orígenes y sus cirugías estéticas,
Bellakath ha compartido en entrevistas cómo sus cirugías estéticas pusieron en riesgo su vida y se ha visto atravesada por múltiples complicaciones -incluso emocionales-, sin embargo, nadie cuestiona la responsabilidad del sector salud y la violencia estética, pero sí se cuestiona su cuerpo y se le revictimiza. En esta conversación Brenda Macías señala que se trata de un discurso que define de la siguiente manera:
"Las cirugías estéticas no se le perdonan a ella, ni a cualquier mujer, pero ¿por qué nadie habla de la negligencia médica? Las personas siempre van a lo fácil hablando de ella y a la vez, se quejan de la música sencilla"
Existe una relación íntima entre el concepto del "buen hacer" y el rol de género de la mujer; un manual social que ha pactado un constante deber ser. El buen gusto para vestir, peinar el cabello, utilizar maquillaje, comportarse en la mesa, comer, caminar, responder, tratar a otros y vivir la sexualidad, en esta idea colectiva, Bellakath despedaza esa idea y construye una figura contraria a estos roles; colores fuertes, brillos, uñas largas, marcas de lujo en grande, estampados, maquillaje cargado, transparencias y lenguaje explícito en su música; una reina de la contracultura del kitsch que critica los márgenes blancos establecidos del "buen gusto", ¿y quién podrá detenerla? ¡Nadie!
Estos manuales de comportamiento los hemos aprendido muy bien y siguen vigentes hasta nuestros días, explica la especialista, y lo podemos encontrar, por ejemplo, cuando las personas se meten con las corporalidades de la gente como en el caso de Bellakath, ¿y sabes por qué pasa esto?, pregunta Brenda Macías. Porque para el mundo heteropatriarcal las mujeres sólo nos dividimos en dos: La madre y la puta. "Si no cabes en ninguna de las dos, entonces, eres un ser aparte, te conviertes en lo más indeseable para la sociedad, tal como Bellakath."
Mientras avanzamos en esta lucha por ocupar espacios haciendo sonar a las mujeres reggaetoneras, veremos cómo este cambio de paradigma va a cimbrar la sociedad en un futuro cercano y cómo va a operar el sistema que se cuartea y pierde poder de manera paulatina, pero mientras ese día llega, hay que seguir en la resistencia y qué mejor que acompañadas de un buen reggeaton y champagne.
"Esta música está desafiando lo políticamente correcto y si la letra no me representa, no hay que dejar de consumirla, dejemos de lado nuestro pánico moral y démosle rienda suelta al goce. El reggeaton es un ritual de consumo cotidiano, no intenta ser de la academia y no podemos vivir estigmatizando a las mujeres por estar dentro de una industria. Es una música que todos podemos consumir y diseña un performance emocional de lo que estamos viviendo, este es el sonido de las juventudes, nos permite reconocernos y también, reconocerles" (Brenda Macías, jefa de difusión del CIEG)