La autora Clyo Mendoza anunció su embarazo el año pasado a través de redes sociales, publicó diversas fotografías y una carta en donde explicó los pensamientos que tenía sobre la maternidad y su deseo de concebir. Hace unos días reveló que su parto fue asistido por Zoila Ríos Coca del colectivo de parteras Diosas de la Oxitocina. 

El pasado 20 de junio, expuso la negligencia y violencia obstétrica cometida por la partera, pues se presentó en estado de ebriedad el día del parto. Advirtió a sus seguidores que Zola Ríos es un peligro para la salud pública, las mujeres y para los bebés. 

“Decidí parir en casa, acompañada de mi familia y por la partera y médico, Zoila Ríos Coca, quien dijo que era capaz de intervenir con técnicas tradicionales, oxitocina u otros procedimientos médicos debido a que ella es también médico cirujano de formación. Sin embargo, esta mujer abusó de nuestra confianza presentándose alcoholizada al parto”, compartió la autora de “Furia” en su cuenta de Instagram. 

Clyo Mendoza explicó que durante todo su embarazo, fue revisada por médicos materno fetales y ginecólogos, no tenía ninguna complicación y por eso decidió dar a luz en su hogar. Cuando comenzaron las contracciones, Zoila sugirió que todos fueran a comer para relajarse, ahí, pidió bebidas alcohólicas y aseguró que el parto sería dos días después

“Tenemos testigos que saben que ella siguió bebiendo y fumando marihuana en el lugar y posteriormente en su casa. Esa madrugada, cuando se presentó al parto, puso a Cristina, su ayudante, a bañarme mientras ella dormía. Cristina, nerviosa, fue incapaz incluso de medirme la dilatación. Zoila Ríos Coca despertaba de vez en cuando para decirme que lo hiciera yo misma”, relata la autora.

Al dar inicio el parto, Clyo presentó graves dolores y le pedía a la partera que se levantara pero ella estaba dormida profundamente. Su mamá y el padre de su hija comenzaron a estresarse, la escritora gritó toda la madrugada hasta que al fin despertó la partera cuando la situación ya era muy complicada. 

“Despertó cuando el parto estaba complicándose únicamente para decirme que si no hacía mi mejor esfuerzo mi bebé se me iba a morir. A lo largo de esa noche mi mamá ya le había pedido que me ayudara, o que tomara una decisión, ir a un hospital, ponerme la oxitocina, un té, un masaje”, recuerda Clyo Mendoza.

Pasaron diez horas de parto y Zoila aún no daba respuesta ni indicaciones de qué podían hacer para que Clyo dejara de sentir tanto dolor, tampoco tenía el equipo adecuado para sostener el suero con oxitocina. Cuando finalmente nació la bebé, se percataron de que tenía un hematoma y la partera minimizó la situación. 

“Tampoco dijo nada cuando decidió despertar y se mostró preocupada por el pulso de mi bebé a través de mi vientre. Yo le preguntaba a gritos si mi hija estaba bien y ella no me contestaba. Cuando por fin logré traer a mi bebé, tenía un hematoma en su cabecita, Zoila Ríos Coca dijo que era normal y que se pasaría con los días. No era verdad”, contó.

En los días siguientes, la familia de Clyo la llevó al hospital y los médicos diagnosticaron el hematoma como una hemorragia grave que había alcanzado el cerebro de su hija. Al igual que sufrimiento fetal y asfixia perinatal; Clyo también tuvo un desgarro y una hemorragia que suturó casi 36 horas después. 

La hemorragia de nuestra hija iba más allá de su cráneo, tenía una hemorragia cerebral y una infección en el ombligo por falta de higiene en el corte, ambas que provocaron en ella una sepsis, fallas renales y cardiológicas que casi le cuestan la vida. Ese fue el diagnóstico cuando la hospitalizaron: una esperanza lejana de que sobreviviera”, explicó la escritora. 

Hasta la fecha, dice Clyo, su bebé sigue en rehabilitación y estricto seguimiento médico y neurológico bajo el diagnóstico de parálisis cerebral. Durante todo este proceso, la autora fue revictimizada por Zoila Ríos y minimizaba los síntomas que presentaban su hija y ella.

“Si ella no me hubiera culpado y revictimizado diciendo que todo era por ‘mi caos interior’, algo de duda habría para ella. Si ella no le hubiera dicho a mi madre la noche del parto, en un momento tan crucial, que algunos bebés se le habían muerto ‘porque sus madres ofrendaban sus almas’, algo de duda habría para ella”, escribe la autora.

Tras exponer todo el dolor que ha atravesado su familia, lamentó que “por culpa de personas como ella, la partería ha sido satanizada en todo el mundo, por culpa de personas como ella peligran las decisiones sobre nuestros propios partos y nuestros propios cuerpos y peligran tantas cosas”.

Por último, advirtió a todas las personas en no confiar en el trabajo de Zoila Ríos Coca, pues su testimonio es prueba de los actos violentos de la mujer hacia otras mujeres. Además, expresó que las falsas profesionales de la salud atentan contra la vida de los hijos recién llegados, por lo que alentó a sus seguidores a investigar bien a las parteras y médicos que contratan. 

Zoila Ríos Coca, además, se ha apropiado y aprovechado de los conocimientos de las verdaderas parteras tradicionales pero es una doctora ejerciendo su oficio de manera violenta y patriarcal. El error no está en el lugar en el que elegí parir, sino en la mala praxis de la persona que me acompañó: una partera con formación como médico cirujano (con cédula profesional 1955993)”, expuso en otra publicación. 

De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), la violencia obstétrica es un tipo de agresión que se genera en los servicios de salud pública o privada y que consiste en cualquier acción u omisión, por parte del personal de salud, que cause daño físico o psicológico a la mujer durante el embarazo, parto y posparto.

En los últimos cinco años en México, una de cada tres mujeres fue víctima de algún tipo violencia obstétrica durante su último parto de acuerdo con la  Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH).