¿Alguna vez has pensado en usar tampones pero te da miedo el dolor que puedan causar en tu cuerpo? ¿Has escuchado que su uso te hace “perder la virginidad” o has sentido miedo de contraer una enfermedad por el uso de tampones?
Aunque existen muchos mitos en torno a ellos lo cierto es que son el segundo método de gestión menstrual más utilizado a nivel nacional, con una cifra del 8%, detrás de las toallas sanitarias, que por mucho sostienen el primer lugar con el 80% de uso, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Gestión Menstrual a adolescentes, mujeres adultas y personas menstruantes realizada por Unicef en colaboración con Menstruación Digna.
Esta diferencia abismal puede deberse a muchos factores: económicos, sociales o a los mitos y tabúes alrededor de los métodos de gestión, y es que el resto de métodos sólo tiene un uso de entre el 2% y 7%, según los datos recopilados en esa encuesta.
Conversamos con Anahí Rodríguez, fundadora de Menstruación Digna, una organización que se dedica a la incidencia, política pública y legislación en torno a la menstruación, para platicar sobre los mitos alrededor del uso y la colocación de tampones, así como de sus efectos en la salud.
¿Usar tampón quita la virginidad?
Este es el mito más común alrededor del uso de tampones, y es que se cree que la introducción de este método de gestión menstrual en la vulva puede arrebatar la “virginidad” al romper el himen. Un término que históricamente ha servido en las sociedades patriarcales para controlar los cuerpos de las mujeres.
Anahí Rodríguez explica que es imposible saber a partir de la presencia o ausencia del himen, si una persona ha tenido relaciones penetrativas, término que se asocia con la virginidad y con las relaciones sexuales heterosexuales.
“A mí, personalmente, mi mamá no me dejaba usar tampones porque me decía que iba a perder mi virginidad y que cómo me iba a meter algo ahí”.
Este mito es un miedo infundado que provoca que muchas veces niñas y adolescentes asocien el uso del tampón con la virginidad o las relaciones sexuales.
Además, el uso del tampón, junto con la copa menstrual, provoca miedos y precauciones en torno a la exploración de los cuerpos y de las partes genitales. “Hay una barrera para probar otros métodos más allá de la toalla sanitaria”.
¿El tampón se queda atorado en la vagina para siempre?
Otro mito alrededor de los tampones es que se quedan atorados en la cavidad vaginal de por vida, o que se pierden y es imposible encontrarlos. Rodríguez explica que esto es falso y recomienda estar pendiente del uso máximo de cada método de gestión menstrual.
En el caso de los tampones, el uso máximo es de seis horas, y la recomendación de Menstruación Digna es de entre cuatro y cinco horas.
Este mito está vinculado a la creencia de que introducir un tampón en la vagina es un proceso doloroso y causa molestias a lo largo del día. “Un producto de gestión de la menstruación no debe lastimar”, explica Anahí, y añade que sentir dolor por el uso del tampón puede deberse a la colocación errónea del método o a movimientos bruscos.
¿El uso de tampones puede provocar síndrome de shock tóxico?
El síndrome de shock tóxico es una enfermedad que se produce a través de la infección por bacterias que producen toxinas y provocan síntomas como fiebre, diarrea, náusea, vómito, escalofrío y dolor muscular, y está comúnmente asociado con el uso erróneo de tampones.
Anahí Rodríguez explica que la probabilidad de contraer esta enfermedad es rara y muy baja, y para evitar que suceda se debe acatar el tiempo de uso recomendado, de lo contrario, esta enfermedad puede tener consecuencias graves en la salud incluyendo la muerte, por lo que es recomendable tener condiciones propicias de higiene al momento de utilizar tampones.
Otra creencia asociada con el uso de tampones es que al ser altamente contaminantes se produce el síndrome de shock tóxico, por lo que se buscan alternativas más amigables con el medio ambiente que no tengan repercusiones negativas en la salud.
Pensar en la sustentabilidad del método de gestión menstrual es importante, alternativas como la copa menstrual y las toallas de tela tienen menos efectos ecológicos negativos, pero también suelen tener un costo más elevado, por lo que es necesario determinar las condiciones económicas y sociales que atraviesan a las mujeres de diferentes contextos.
Anahí Rodríguez explica que se debe impulsar la investigación de métodos de gestión menstrual para que los productos todos sean más amigables con el medio ambiente, independientemente si son desechables o no, y que estén a un precio accesible, de lo contrario, se corre el riesgo de repetir la falacia de que la responsabilidad de salvar el medio ambiente las mujeres.
Algunas recomendaciones para el uso de tampones
“No tengan miedo a hacerlo porque al final es un proceso que van a vivir durante cuatro décadas de su vida y que entre más hagas amistad con tu menstruación, creo que la van a vivir de una mejor manera”.
Entender y gestionar una mejor relación con la sangre y con el cuerpo es fundamental para entablar una relación sana con la menstruación, es por eso que Anahí hace las siguientes recomendaciones para el uso de tampones y la correcta elección del método de gestión menstrual:
Pensar si el uso del tampón es compatible con el día a día y el ritmo de vida.
Inicialmente, utilizar aplicadores de plástico para que sea más sencillo colocarlos. Con la práctica se puede cambiar a la versión sin aplicador.
Entender que el uso de los tampones no tiene consecuencias en el cuerpo si se coloca de manera correcta.
Desasociar la “virginidad” con el uso de tampones.
Reflexionar sobre el método de gestión menstrual más conveniente para el día a día, considerando las limitaciones económicas y el estilo de vida