El año nuevo llega con más restricciones para las mujeres afganas. Los talibanes ordenaron que todas las organizaciones no gubernamentales (ONG) que empleen a mujeres, tanto nacionales como extranjeras, dejen de hacerlo. Quienes no cumplan esta medida perderán su licencia para operar en el país.

Según el Ministerio de Economía, las trabajadoras no están cumpliendo con las normas sobre el uso del hiyab y otras reglas impuestas por el gobierno. Esta nueva orden se suma a una larga lista de restricciones desde que los talibanes retomaron el poder en 2021. La medida también afecta directamente a la labor de organizaciones humanitarias que dependen de trabajadoras para acceder a comunidades vulnerables.

El ministro de Educación Superior, Neda Mohammad Nadeem, declaró que las estudiantes universitarias también habían desobedecido las instrucciones sobre el hiyab y viajaban sin un acompañante masculino, algo considerado obligatorio según sus normas, según informó la agencia AFP.

Aunque algunas trabajadoras de los sectores de salud, educación y aquellas que laboran de manera remota podrán seguir trabajando, el impacto de esta decisión es profundo. Las mujeres afganas continúan perdiendo espacios y derechos.

¿Qué otras restricciones enfrentan las mujeres en Afganistán?

Desde 2021, los talibanes han impuesto medidas extremas para controlar la vida de las mujeres. En 2024, una ley prohibió que las mujeres hablen, recen o emitan sonidos en público, incluyendo el uso de micrófonos. También se les prohibió estudiar en instituciones médicas privadas, eliminando una de las pocas opciones educativas disponibles. Estas decisiones han forzado a muchas a abandonar sus sueños y proyectos de vida.

Ahora, incluso las nuevas construcciones deben cumplir con reglas que exigen bloquear las ventanas que den hacia zonas utilizadas por mujeres. Esto podría llevar a que muchas afganas, ya confinadas en sus casas, vivan sin luz natural ni ventilación adecuada. La medida, según el gobierno, busca proteger la "modestia" de las mujeres, pero ha sido duramente criticada por sus posibles consecuencias en la salud física y mental, según documentó la agencia EFE.

Llamados de ayuda internacional

La ONU y otras organizaciones han condenado estas medidas, calificándolas como "apartheid de género". Volker Turk, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, pidió a los talibanes que reviertan estas decisiones, señalando que dañan no solo a las mujeres, sino al futuro de todo el país.

"Estas restricciones son profundamente discriminatorias y devastadoras para la sociedad afgana", afirmó Turk. Además, muchas ONGs han advertido que no podrán continuar con sus actividades en Afganistán sin la participación de trabajadoras mujeres, lo que podría empeorar la ya grave crisis humanitaria.

La comunidad internacional teme que la exclusión de las mujeres siga agravando las desigualdades y limitando el desarrollo del país. Mientras tanto, las mujeres afganas enfrentan un inicio de 2025 con menos libertades y un futuro cada vez más incierto.