La reciente muerte del Papa Francisco ha abierto un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica, y con ello, la recurrente pregunta sobre la posibilidad de que una mujer sea elegida para ocupar el máximo cargo. Si bien la tradición y la estructura actual de la Iglesia parecen alejar esta posibilidad en el corto plazo, los cambios impulsados por el pontífice argentino y la creciente discusión sobre el papel de la mujer en la institución han reavivado el debate.

En entrevista para La Cadera de Eva, Marilú Rojas Salazar, teóloga feminista, explica que históricamente, las mujeres han estado excluidas de los puestos de poder en la Iglesia Católica, incluyendo el sacerdocio y, por ende, el papado. Esta exclusión se relaciona con la concepción de Dios como varón en las religiones monoteístas, lo que ha llevado a que los hombres sean vistos como los máximos representantes de lo sagrado. 

El Papa Juan Pablo II reafirmó hace 30 años que el papado solo puede ser ejercido por hombres, basándose en la imposibilidad de ordenar mujeres como sacerdotisas, requisito para ser cardenal y, por lo tanto, elegible para el papado.

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Sin embargo, el papado de Francisco se caracterizó por un intento de aumentar la presencia femenina en la administración del Vaticano. Reconociendo que "las mujeres saben gestionar mejor que nosotros", Francisco impulsó el nombramiento de mujeres en cargos de responsabilidad. 

Recientemente, incluso nombró a una monja, Raffaella Petrini, como la primera presidenta de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano y de la Gobernación, encargada de la administración de la infraestructura del Estado y los Museos Vaticanos. 

Otros nombramientos significativos incluyen a Sor Simona Brambilla como prefecta del Dicasterio para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, Alessandra Smirelli como secretaria interina del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, y Bárbara Jatta como directora de los Museos Vaticanos.

En cuanto a las acciones del Papa Francisco de incluir mujeres en la administración del Vaticano, Marilú Rojas Salazar ofrece dos lecturas. Una positiva, viendo esto como un reconocimiento del avance social en el papel de las mujeres. Sin embargo, a nivel eclesial, considera que Francisco no rompió con la tradición patriarcal en cuanto a los ministerios ordenados para las mujeres si no que cerró el diálogo. 

¿Cómo se elige al Papa?

Tras el fallecimiento de Papa se siguen los protocolos habituales: funerales solemnes organizados por el camarlengo, el cierre de sus aposentos privados y la destrucción del anillo del pescador. El propio Papa Francisco modificó las costumbres litúrgicas, solicitando un ataúd sencillo para su sepelio en Santa María la Mayor, en lugar de la tradicional ubicación en la cripta de los Papas en San Pedro.

Posteriormente, se convoca al cónclave, una reunión exclusiva del Colegio Cardenalicio, compuesto exclusivamente por hombres que han sido ordenados sacerdotes u obispos. Dado que las mujeres no pueden ser ordenadas en la Iglesia católica, no pueden ser cardenales y, por lo tanto, no pueden participar en el cónclave ni ser elegidas como Papa. Esto hace que, según la estructura actual de la Iglesia, la posibilidad de que una mujer sea elegida Papa sea prácticamente nula.

Marilú Rojas Salazar destaca que la posibilidad de ver a una mujer como Papa no es inminente y podría tardar incluso más de un siglo, pues para que esto suceda, se necesitaría un cambio fundamental en la teología sacramental de la iglesia, permitiendo la ordenación de mujeres al diaconado, presbiterado y episcopado.

Sin embargo, plantea una pregunta crítica sobre si las mujeres realmente quieren integrarse a la estructura patriarcal actual o si se necesita un cambio más profundo en el modelo de organización de la Iglesia.

"Mi pregunta es si las mujeres queremos ser parte de esa jerarquía patriarcal, que tampoco es sumarnos un poco como en el ámbito político, que aunque tenemos gobernantas, presidentas, el sistema patriarcal republicano sigue siendo el mismo. Lo mismo pasa en la iglesia, no se trata de que las mujeres nos sumemos al modelo como está porque terminaríamos haciendo lo mismo. Entonces, tendríamos que cambiar la estructura jerárquica vertical de cómo ha sido organizada la iglesia" (Marilú Rojas Salazar, teóloga feminista)

Marilú Rojas Salazar sugiere que se necesitarían varios papas que continuaran con una línea de apertura como la de Francisco para lograr una reforma seria en este sentido, aunque reconoce la dificultad de romper con un patriarcado milenario pues hay sectores conservadores dentro de la iglesia que podrían optar por un liderazgo más tradicional.

La teológa feminista menciona que la iglesia institución y la iglesia pueblo de Dios necesitan cambiar su mentalidad patriarcal para que los ministerios de las mujeres sean plenamente reconocidos pues son ella quienes encabezan el servicio en las comunidades y parroquias. 

Mientras el Colegio Cardenalicio se prepara para el cónclave que elegirá al sucesor de Francisco, la pregunta sobre el futuro del liderazgo en la Iglesia Católica sigue abierta. 

Si bien la elección de una mujer como Papa parece lejana bajo las normas actuales, la apertura generada por Francisco y la creciente conciencia sobre la necesidad de una mayor inclusión femenina podrían sentar las bases para futuros cambios. 

La conversación sobre el papel de la mujer en la Iglesia, tanto en la administración como en el liderazgo espiritual, seguramente continuará siendo un tema central en los debates eclesiales.