Paramore canceló sus próximos conciertos en Latinoamérica y aunque es una noticia desalentadora la verdad es que a nosotras nos parece una decisión valiente ya que tiene que ver con los derechos de su trabajo y composiciones. Este suceso nos remonta a un repaso por casos similares que han vivido otras artistas. Nos parece relevante traerlos a la conversación porque han existido procesos que no solo han conllevado relaciones abusivas de poder por parte de los sellos discográficos, sino que también han conllevado abuso sexual derivado de chantajes por parte de productores musicales a mujeres artistas.

Para las mujeres de por sí ya es difícil abrirse camino en diversos ámbitos, aunque nosotras mismas nos hemos encargado de derribar todo esos obstáculos que se nos han impuesto, en el mundo musical se han creado, por ejemplo, iniciativas de ley de paridad de género en los escenarios y festivales de música masivos. En este momento, Hayley Williams y sus compañeros de banda están emprendiendo una acción para enfrentar políticas y contratos abusivos y, tomando en cuenta todo lo anterior, nos parece importante apoyarles en esta decisión que abona a generar un ámbito más justo para músicas y músicos

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Paramore y su contrato con Fueled by Ramen 

Oficialmente la banda de indie rock Paramore se formó en 2004 fue fundada por Hayley Williams (vocalista), Josh Farro (guitarrista), Zac Farro (baterista) y Jeremy Davis (bajista). Un año antes de formalizar el proyecto musical, Hayley Williams, había firmado con Atlantic Records como artista solista, el plan de la compañía era lanzarla como cantante pop, sin embargo, ella prefirió y decidió formar una carrera musical junto a su banda. Al ser una banda de rock, y en pleno auge de la música alternativa, se decidió que lo mejor era que la banda continuara su producción a través del sello Fueled by Ramen, el cual podía pasar como más “cool”, pero al final de cuentas formaba parte, junto con Atlantic, de Warner Music Group, una de las discográficas más grandes a nivel mundial.

En ese momento Hayley y sus compañeros, de entre 16 y 19, años firmaron un contrato por veintes años con Warner Music Group a través de Fueled by Ramen, la parte, que años después mostraría su impacto, es que el convenio cedía gran parte de las regalías de la banda por discos, conciertos, giras, y mercancía. Este factor es lo que nos trae a este momento, donde el grupo está buscando liberarse de este contrato y evitar generar más ganancias a quienes generaron estas cláusulas ventajosas. 

Por ahora, toca esperar a ver cómo avanzan sus planes, nosotras esperamos que encuentren estrategias que sean más equitativas y justas para la banda. Lamentablemente, los lanzamientos y éxitos generados en estas dos décadas de carrera, le pertenecen exclusivamente a Warner Music, pero corre el rumor de que una amiga pudo haber aconsejado a Hayley para regrabar toda su música, ¿adivinan el nombre de la amiga? Sí, Taylor Swift, quien también pasó una mala jugada con su disquera. 

Taylor Swift recuperando el control y desafiando la Big Machine

La decisión audaz de Taylor Swift de regrabar sus álbumes ha sacudido la industria musical, el desencadenante de esta iniciativa única se remonta a la adquisición de los derechos de sus primeros seis álbumes por parte del empresario Scooter Braun, esto sucedió cuando Braun compró la disquera Big Machine en 2019. 

Scooter me ha despojado del trabajo de toda mi vida, que no se me dio la oportunidad de poder comprar”, comentó Taylor en aquel momento. “Música que escribí en el piso de mi habitación, así como videos que soñé y pagué con el dinero que gané tocando en bares, luego clubes, luego arenas y luego estadios”.

En respuesta a esta situación, Swift optó por una táctica estratégica y empoderadora: regrabar sus álbumes originales. Esta medida no solo le permite recuperar el control de sus canciones, sino que también establece un precedente importante en la lucha por los derechos de las y los artistas en la industria musical

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Kesha reclamando justicia 

La cantante Kesha se vio atrapada en una pesadilla de abuso y control al ser víctima de violencia sexual por parte de su productor, Dr. Luke (Lukasz Gottwald). En 2014, Kesha presentó una demanda contra el productor, acusándolo de abuso sexual, físico y emocional a lo largo de su relación profesional. La artista afirmó que Dr. Luke ejerció un control tiránico sobre su carrera, manipulándola y sometiéndola a situaciones degradantes.

La batalla legal que se desató entre Kesha y Dr. Luke ha sido una muestra del desequilibrio de poder en la industria musical y de la vulnerabilidad de las artistas frente a figuras poderosas de este ámbito. Kesha luchó por la libertad de crear música sin estar vinculada a su abusador, la situación destacó la necesidad de abordar la violencia sexual en la industria del entretenimiento y arrojó luz sobre el coraje de Kesha al hablar sobre su experiencia, convirtiéndola en una defensora de la lucha contra el abuso en el ámbito musical.

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