Para Ana Cecilia Orozco, representante en Jalisco de la Red de Madres Lesbianas en México (RMLM), el reconocimiento como madre lesbiana no ha sido fácil. En 2016 se convirtió en mamá junto a su pareja, pero al llegar al Registro Civil número 12 de Tlaquepaque, solo registraron a la pequeña con el apellido de la madre gestante. 

Tras la separación de esta pareja, Cecilia ha luchado para que sus derechos como madre sean reconocidos. Pues su propia hija no lleva su apellido por las autoridades de esta ciudad decidieron que solo era un “testigo” a la hora de registrar a la menor.

Tras cinco años de lucha y varios amparos, logró que finalmente el Juzgado Segundo de lo Familiar reconociera su co maternidad a principios de este año y le ordenara al Registro Civil, expedir un acta de nacimiento con las dos madres. Sin embargo, Cecilia ha tenido que enfrentarse a la discriminación por parte de las autoridades por ser madre lesbiana.

“Cuando yo voy y entrego el oficio a la Dirección del Registro Civil, me dicen que se lo vamos a rechazar. ¿Y yo dije ah caray, por qué me lo vas a rechazar? Y me dijeron 'es que no queremos tener un caso como este. Y la verdad, yo creo que la juez se equivocó y aquí no es'”, dice en entrevista con La Cadera de Eva.

Cecilia reconoce que ha tenido que sortear toda esta violencia institucional debido a su identidad. “Si yo fuera hombre, ¿me habría tardado cinco años en que se me reconociera como mamá? Me dieron una sentencia, sí, pero haz de cuenta que me dieron un cheque en blanco, un cheque en blanco que no lo puedo cambiar, entonces realmente es que no me dieron nada”, lamenta.

"A los hombres no les piden que comprueben que los niños o niñas son de ellos y a las mujeres lesbianas sí nos piden esta prueba de ADN, claramente se está violando los derechos a la identidad de mi menor y los derechos a mi como madre”.

Ana Cecilia Cisneros. Foto: Cortesía
Ana Cecilia Cisneros. Foto: Cortesía

Además de la falta de reconocimiento de este derecho, Cecilia ha tenido problemas para lograr la convivencia con su hija “por la violencia gesto normativa que ejerce su otra madre, la madre gestante, de prohibirme ver a mi hija, porque según ella no es mi hija porque yo no la gesté".

“Me están obstaculizando jurídicamente y no solo eso también sufro la violencia de la mamá de mi niña y pues aparte sufro la ignorancia de los servidores públicos en todos mis procesos”, dice Cecilia. 

La falta de reconocimiento

A pesar de que el matrimonio igualitario está garantizado en los 32 estados de México, el reconocimiento y la adopción para las parejas de la comunidad LGBTIQ+, aún no es posible en todas las entidades federativas, explicó Ana de Alejandro fundadora de la RMLM, en entrevista con La Cadera de Eva.

Sobre el caso de Cecilia, apuntó que hubo momentos en que ella estaba sola en este proceso. “La jueza dictaminó a su favor, no una sino dos veces, fue el primer dictamen en que ella oficialmente tiene derecho a la maternidad de su hija. Es una resolución preciosa porque se habla justo de la comaternidad, se habla del bien superior de niños y niñas y adolescentes, se habla del reconocimiento de las familias lesbianas y homosexuales”.

“Finalmente se lo dieron, ya fue, lo llevó y en el registro civil dijeron que no saben qué es eso ni cómo se hace. Las trabas son en el registro civil. Todo el mundo le dice a Ana que ya lo deje pasar, pero ¿cómo le dices eso a una mamá?”, agregó la activista feminista.

Los obstáculos para el reconocimiento de la lesbomaternidad en México

Ana de Alejandro explicó que las madres lesbianas se preocupan y atienden a sus hijos e hijas de la misma manera que una madre heterosexual. Se preocupan porque hagan sus tareas, se cepillen los dientes, coman bien y tengan todo lo necesario para su bienestar.

“A diferencia de las mamás heterosexuales, lo único que nos hace diferentes es el tema de que nosotras tenemos que realizar mil y un trámites que a lo mejor las mamás heterosexuales no necesitan”, dijo.

El marco cis heteronormativo

Ana de Alejandro explicó que existe una normatividad donde se considera que todas las personas van a ser heterosexuales y cisgénero. Lo que se conoce como cis heteronormatividad. Por lo que la sociedad y el sistema piensan que las mujeres deben de ser heterosexuales y por lo tanto van a estar casadas con maridos, pero no es así.

“Hay mujeres que nos identificamos ya sea como lesbianas, como bisexualas, pansexualas, etc. Y tenemos relaciones con otras mujeres, ya sean relaciones lésbicas o sáficas. Si socialmente no se ve a otras orientaciones sexuales y a otras identidades de género, bueno, entonces es muy difícil ese reconocimiento”, agregó.

No existen legislaciones para garantizar el derecho de las lesbomaternidades

“Únicamente en siete  estados del país se puede realizar una adopción homoparental o lesbomaternal. En cinco estados se puede realizar un registro y el reconocimiento nada más se puede en tres estados”, expresó.

Aunque ya está aprobado el matrimonio igualitario, dijo, no están garantizados los derechos derivados, pues en pocos estados del país, como la Ciudad de México y Coahuila, hay legislaciones claras e instituciones que no discriminan las lesbomaternidades.

“Y todavía tenemos que estar convenciendo a las personas de que nuestros matrimonios no son matrimonios de feria. Son matrimonios igual de importantes que cualquier otro matrimonio, por eso es igualitario, porque es igual que cualquier otro”, sentenció.

Discriminación

Al decir que hay discriminación en muchísimos espacios fomentada por los mandatos de género que generan estereotipos y que generan roles de género que se supone que tienen que cumplir, agregó que a eso se le suman estigmas.

“Nos viene toda esta idea de que si no haces las cosas de cierta manera: “eres una mala persona” o en nuestro caso “una mala mujer”. Y entonces ya nos va dejando como socialmente marginadas, excluidas”, contó.

Falta de visibilidad:

Al enunciar que el cuarto obstáculo es creado por los puntos anteriores, dijo que socialmente, las madres lesbianas están invisibilizadas. Pues la gente aún tiene estigmas y discriminan a las parejas en diferentes espacios.

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“Nos falta visibilidad, nos falta que la gente pueda darse cuenta que ahí estamos. Y es la pregunta constante, ¿es que no nos vemos o es que no nos quieres ver? O sea, porque aquí estamos, yo le estoy dando la mano a mi pareja, a mi compañera, a mi esposa, y tú sigues preguntando si es mi prima o es mi amiga. Entonces, es que en tu marco de pensamiento no entra y tú no nos quieres ver”, expresó.

Pensar que ser lesbiana es algo malo

La sociedad insiste en no nombrar las diferentes lenchitudes que hay, explicó Ana la falta de nombrarnos de manera pública, es una gran traba social, porque es esta idea de mantenerlo en lo oscurito. Lo ejemplificó con las frases: “De eso no se habla, esas cosas no se dicen, eso no se platica”.

“Aquello que no se nombra no existe. O sea, se sigue considerando que lesbiana es una mala palabra cuando no lo es. Lesbiana es únicamente una manera en que describimos a las relaciones entre mujeres”, dijo la especialista.

Ser lesbiana tiene muchos sinónimos, como sáfica que describe a mujeres que tienen relaciones sí con otras mujeres, independientemente de si son lesbianas o no. También pueden ser bisexualas, pansexualas, pueden ser asexualas, ser mujeres trans, personas no binarias, etcétera”, dijo.

Por último, agregó que a pesar de que algunas leyes contemplen a las lesbomaternidades, de la difusión de estos temas en medios de comunicación; la discriminación e invisilización dificultan el acceso a los derechos de madres lesbianas.