En América Latina y el Caribe, tener acceso a una menstruación digna sigue siendo un desafío para la región, a pesar de los avances que se han realizado para concientizar la salud y la higiene menstrual. Las barreras que enfrentan las personas menstruantes van desde el acceso a los productos de higiene, hasta la falta de agua.
El informe llamado “Menstruación en América Latina: Avances desde una perspectiva del desarrollo sostenible”, lanzado por Naciones Unidas en septiembre de 2023 y liderado por ocho investigadoras:, Melissa Hernández, Nohelia Rivas, Naomi Flores, Vanessa Preciado, Victoria Rodríguez, Sofía Vergara, María Grazia, Sofia Antonia Larraguibel, refleja los desafíos y avances de la menstruación en Latinoamérica.
Aquí te vamos a explicar los puntos clave de esta investigación.
¿Cómo es menstruar en América Latina y el Caribe?
Mientras que la ONU México, a través de sus redes sociales, reconoce que un kit de higiene menstrual contiene, tampones, copas menstruales, jabones de baño más soporte de plástico, compresas desechables, ropa interior femenina y pinzas para la ropa, la realidad es que la desigualdad en el acceso a productos menstruales sigue siendo persistiendo, lo que provoca situaciones de pobreza menstrual, lo que afecta negativamente a la salud y dignidad de quienes menstrúan.
Otra de las barreras, que visibiliza el informe, es la educación menstrual. A pesar de que existen campañas de concientización, aún se necesita eliminar la estigmatización de la menstruación. Además de disminuir la brecha de acceso a la información entre internet/redes sociales y la escuela. De acuerdo con el UReport de UNICEF Argentina, el 57% de las personas encuestadas se informa sobre la gestión menstrual a través de internet o redes sociales, mientras que solo el 10% lo hace en la escuela.
Las brechas económicas que enfrenta la región dificultan el acceso a la gestión menstrual. Estas desigualdades no permiten comprar productos menstruales de calidad, por otro lado, los productos menstruales siguen sujetos a impuestos que aumentan el costo de estos.
También existen limitaciones geográficas al momento de comprar productos menstruales por la falta de acceso de tiendas cercanas. En zonas rurales, las personas menstruantes tienen que viajar largas distancias para obtener estos productos y servicios.
Soluciones y buenas prácticas para el acceso a la gestión menstrual
En Chile se está realizando un proyecto de ley de la Cámara de Diputados y Diputadas del país “para reconocer por primera vez en una normativa los derechos de las personas por una gestión menstrual digna, considerando aspectos sociales, educativos, sanitarios y tributarios”.
En Perú se promovió la “Ley que Promueve y Garantiza el Manejo de la Higiene Menstrual de Niñas, Adolescentes y Mujeres Vulnerables”, en la que se indica que los Ministerios de Salud y Educación establecerán directrices para abordar asuntos de la gestión menstrual, con proyectos de sensibilización y actividades sobre su naturalización.
En México, la organización MenstruaciónDigna impulsó la “Ley de Menstruación Digna / Menstruación sin IVA” para quitar el impuesto al valor agregado (IVA) a los productos de gestión menstrual.
Por otro lado, en Colombia la Organización El Conserje Marketing Editorial S.A.S. promovió la “Licencia menstrual” para todas sus trabajadoras.
Si bien en México también se impulsó esta iniciativa para otorgar licencias menstruales en el país, actualmente solo en tres entidades del país se otorgan: Colima, Hidalgo y Nuevo León.
Entre otras acciones que movimientos y colectivos feministas impulsan para que la menstruación digna sea una realidad para todas las personas menstruantes.
El aspecto ambiental en el acceso a una menstruación digna
El acceso limitado al agua y el factor ambiental afecta de manera desproporcionada a las niñas y mujeres de América Latina. De acuerdo al informe de “Progresos en agua potable, saneamiento e higiene en América Latina y el Caribe 2000-2020”, cerca de 17 millones de personas aún no tienen los servicios básicos de agua para consumo y 72 millones sin acceso a un baño digno en sus casas.
Por otro lado, la falta de infraestructura adecuada para su tratamiento como para el depósito de los productos menstruales, dificulta la gestión menstrual porque muchos de los productos menstruales están hechos con material sintético y no biodegradable que contribuyen a la contaminación de cuerpos de agua, a generar residuos sólidos y emisiones de gases de efecto invernadero según el informe de Impacto ambiental y Económico del Uso de Productos de Higiene íntima Femenina. (2021, LACCEI).
De acuerdo con el Programa integral de gestión menstrual de Argentina, se estima que cada persona menstruante en su vida produce alrededor de 6 mil 500 kilogramos de desechos en productos menstruales, además, los tampones y las toallitas desechables tardan entre 500 y 800 años en degradarse.
Ante estos datos, algunas de las opciones sostenibles que propone el informe para minimizar el impacto ambiental es la copa menstrual, que tiene una vida útil de hasta 10 años, que además es fabricada con silicona hipoalergénica, que es un material no contaminante. Por otro lado, están las toallitas de tela y las bombachas menstruales, que son lavables, reutilizables y fabricadas con materiales ecológicos.
Aunque el panorama es complejo, la menstruación sostenible promueve las prácticas y productos menstruales que se centran en el cuidado del medio ambiente, en la salud de las personas menstruantes, minimizando los impactos ambientales y reduciendo las barreras para garantizar la menstruación digna.